La Granja
En opinión de César Daniel Nájera Collado
Hace muchos años, existió un granjero que tenía la granja más abundante jamás vista. En ella vivía con sus 2 hijos y una gran cantidad de animales. Contaba con una pequeña laguna llena del agua más cristalina, y árboles con hojas de todo tipo de colores. Sin embargo, en la casa principal había una pared enorme de color gris que al granjero le disgustaba. Había intentado pintarla, pero siempre acababa absorbiendo o deteriorando la pintura.
Un día, el granjero tuvo una idea que acabaría con la miseria de ver la pared gris. Cortó hojas de los árboles y las pegó hasta llenar la pared de colores. Cada vez que una se caía, el granjero la reemplazaba inmediatamente. Se sintió feliz por unos días, hasta que creyó que le faltaba algo más. Se le ocurrió crear un sistema que llevara el agua de la laguna hasta el techo de la casa, para que cuando el agua cayera, creara un efecto de cascada sobre la pared. Al lograrlo, sintió que ahora sí la miseria había terminado. Empleó todos sus esfuerzos en que la pared estuviera llena de colores y que el agua jamás dejara de caer.
Después de un tiempo, la laguna se empezó a secar, y al ser esta la fuente de agua de toda la granja, las plantaciones dejaron de producir, creando una hambruna. Los hijos del granjero lloraban por comida, y este rezaba todas las noches desesperado al pie de la cascada. Aún así, las plantaciones seguían sin ser fértiles, por lo que el granjero comenzó a creer que su dios lo había abandonado.
El tiempo transcurrió, y a pesar de las plegarias, uno a uno, todos los seres vivos en la granja desfallecieron. Ahora ya no hay nada más que una pared de colores muy tenues y un chorro de agua que cae por el techo.
¡Qué bueno que todo esto es mera ficción! ¡Qué bien que no hay “granjeros” así en la realidad! ¡Qué bueno que no se pierden vidas por la incapacidad de actuar!