El Tercer Ojo - ¿Leer o no leer? ¡That is the question!

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Tercer Ojo - ¿Leer o no leer? ¡That is the question!

Estimados lectores que siguen regularmente El tercer ojo; distanciado de la vorágine mediática poselectoral y sus vicisitudes que llaman la atención general en esta hora nacional, me propongo atraer su atención, aunque sea de manera breve, sobre la interpretación que pueda realizarse de lo que también en la “redes sociales” se expresa cotidianamente como invitaciones –más allá de la trascendencia o no del “triunfo electoral” apabullante de las candidatas a la presidencia de la república y el gobierno del Estado de Morelos—, a quienes leen tales mensajes, para hacer o dejar de hacer algunas actividades que, según ellos, son irrelevantes, intrascendentes o superfluas, en tratándose de la lectura de algunos libros o autores dentro de las actividades académicas universitarias porque ellos juzgan que no vale la pena leerlos.

Mas acá, tal invitación ha sido considerada por algunos de quienes leemos los mensajes de dicho personaje como “un comentario delicado sugerir a alguien que no lea a cierto autor –ello, agrega—, le parece un exceso”. Ahora yo, considero que ha sido sumamente generoso y sutil al criticar la “sugerencia de no leer a cierto autor”, al margen de los considerandos que arguya quien hace la “recomendación”.

No puedo obviar aquí que a lo largo de la historia de la humanidad la “Santa inquisición”, las “monarquías absolutas”, los nazis, el fascismo italiano, el falangismo franquista, las “dictaduras militares” en Centro y Sudamérica, los integrismo ultra religiosos o el Sionismo y el Apartheid han sido los conductores de la censura de textos, autores, ideologías, pensamiento, expresión o creencias so pretextos diversos; por ello me parece sumamente generoso el comentario de que sea excesiva la sugerencia. A mí me parece inadmisible y reprobable, insisto y reitero, más allá de las argucias que sustenten la censura, la “sugerencia” o “comentario”.

Por otro lado, ironizar las críticas que se le hacen a la encomienda de “no leer”, mediante títulos sarcásticos de libros inexistentes, me sugiere que quien hizo la “recomendación” no ha leído la obra completa del autor censurado ni, mucho menos, el análisis de las premisas y conclusiones que el mismo propone sobre las temáticas que aborda; ya no considero el análisis histórico de la evolución del pensamiento del escritor que se “prohíbe” o censura.

Debo agregar que el personaje criticado y censurado escribió más de una veintena de libros relacionados con el psicoanálisis, la realidad social que se vivía –y que aún parece mantener su presencia—, así como la estructura del comportamiento humano y su comprensión y, hasta donde sea ello posible, su explicación; mientras que, quien le critica y lo censura –bajo la argucia de falta de evidencia científica alguna—, que yo sepa, y lo reitero, que yo sepa, no ha aportado absolutamente nada a la psicología como disciplina del conocimiento científico ni ha escrito y publicado libro alguno al respecto.

Como se sabe, conoce y reconoce, Erich Fromm fue un psicólogo y psicoanalista que, en la primer etapa de su producción intelectual se vinculó con la Escuela de Frankfurt; empero, posteriormente se deslindó de ella por manifestar sendas diferencias con respecto a la interpretación de la teoría freudiana. Fromm concentró su estudio y reflexiones, así como sus propuestas, en el “análisis crítico” de las sociedades occidentales que le correspondió vivir, nunca se propuso “hacer ciencia basada en evidencias”. Claro está que tampoco, quien le censura y condena, ha realizado lo que él piensa y cree que debe hacerse dentro de la psicología.

Por lo demás, considero que la “crítica” bajo tal supuesto peca de “presentismo”; es decir, con los criterios teórico-metodológicos del presente para actividades centradas dentro de ciertos ámbitos del quehacer humano se “descalifican” alegremente aportes de un momento histórico-cultural distinto al del presente. Ello es inválido lógica y metodológicamente.

Finalmente, bajo cualquier ángulo de análisis y reflexión ética, ideológica, política y científica es inadmisible “recomendar, sugerir, encargar o pedir no leer a un autor o una teoría, una reflexión o ensayo” por las argucias que se expongan.

Jóvenes: “¡Lean y lean todo cuanto deseen conocer, interpretar, analizar o criticar!”