La terapia - La Rueda de La Fortuna

Ana Victoria en Cultura

La terapia - La Rueda de La Fortuna

El sismo del diecinueve de septiembre del dos mil diecisiete definitivamente nos tomó a todos por sorpresa. Aun cuando por la mañana realizamos el simulacro obligatorio,a las 13:14 horas nadie estaba preparado para esa fuerte sacudida en nuestro Estado. 

En un edificio antiguo como en el que me encontraba ese día, el movimiento fue espantoso, pero nada tan impresionante como al salir del mismo y mirar alrededor: los gritos, las lágrimas de la gente con ataques de pánico ycorriendo, parte de la iglesia en el piso, el polvo.

De inmediato intente comunicarme con mi familia, insistir e insistir, hasta que mi llamada entro, mi Padre,con la voz entrecortada diciendo que su casa estaba a punto de caerse me hizo manejar como loca hasta llegar a verlo, su casa se encuentra en la zona sur, una de las cuales resulto más afectada.

En la entrada del Municipio había personas que salieron de un hospital convalecientes y permanecían en la explanada en camillas. Un puente dañado me impidió seguir con el carro, por lo que camine de prisalo que sentí que fue como una eternidad hasta llegar a casa de mi Padre, mucho polvo, paredes partidas, vidrios rotos, vehículos con escombro encima, gente en las banquetas llorando, parecía parte de una película, increíble que algo así hubiera ocurrido. 

Nunca estuvimos solos, en los días siguientes llegó gente de muchos lugares con ayuda: agua, comida, cobijas, medicinas, manos ayudando a levantar escombro, apoyo para todoslos afectados.

Un par de semanas después, acudí de paseo a Yecapixtla, Municipio famoso por su comida, el lugar estaba con escombro aun, sin turismo, prácticamente vacío. Vi caminando a un hombre de avanzada edadque apenas se sostenía usando una rama como bastón, le obsequie un paquete de pan que recién había comprado, la cual acepto inmediatamente, después siguió caminando y mire como se acercaba a un hombre que vendía fruta en unos pequeños montones en el piso, le ofrecí pagarla y me pidió mejor comer “algo”en el mercadito, dijo que tenía mucha hambre. El vendedor de fruta nos alcanzó y le regalo parte de su mercancía, me dijo que todos éramos hermanos y teníamos que ayudarnos entre nosotros, tomo mi mano fuertemente yregreso a seguir vendiendo.

Senté al hombre mayor en un pequeño restaurante que se encontraba a unos metros, le pedí comida y algo de tomar, cuando intente pagar la cuenta,el propietario del lugar se negó, dijo que había visto a lo lejos lo que “había hecho”, y que el invitaría la comida al señor, insistí, pero me rechazaron el pago. Me despedí del hombre mayor y me regalo una de las sonrisas más hermosas que he visto en mi vida. Cabe decir que llore bastante rato después de eso, la rueda de la fortuna había girado, la vida me había dado una lección enorme ese día.

Es por eso que quiero compartirles queridos lectores algunas reflexiones de esa experiencia:

La vida te da unos giros inesperados,lo material es remplazable, pero las cosas que realmente son valiosas no vienen con títulos de propiedad. Hay que disfrutar el camino con todo lo que viene, dicen por ahí: los días buenos te dan felicidad, los días malos te dan sabiduría.

No sabes cuándo puedes necesitar ayuda, todos necesitamos de los demás en algún punto de nuestra vida, se humilde, se agradecido.

Si puedes ayudar, ayuda, si no puedes o no quieres, no critiques, no juzgues.

No toda ayuda significa dinero, una frase amable, una sonrisa, puede cambiar el día de alguien.

Por ultimo solo quiero reconocer a todas las personas que apoyaron en ese momento tan difícila muchas familias como la mía, creo que,su ayuda nos hizo estar en pie ante esa situación que desgraciadamente dejo pérdidas no solo materiales sinolamentablemente también humanas, su ayuda nos hizo conservar la fe.Un eterno gracias a todos esos héroes anónimos.

 

ana.victoria.lula@gmail.com