Juego de Manos - Sustos que no dan gusto
En opinión de Diego Pacheco
Poco a poco, vamos retomando lo mucho que nos arrebató la pandemia. A pesar de que el virus sigue presente, los avances para combatirlo han sido importantes y, también, muchas de las medidas de sanidad ya se han asentado dentro de nuestro estilo de vida. El cuidado, como el virus, han llegado para quedarse.
Cómo paréntesis, a pesar de lo anterior, hay que tener bien presente que la pandemia no ha concluido y, a pesar de la vacunación, no somos inmunes a las afectaciones del virus. Ejemplo de ello lo podemos ver en Estados Unidos, Europa y China, donde la emergencia por coronavirus a en aumento. La ventaja que hemos adquirido en México es que las medidas básicas de cuidado, como el uso del cubrebocas y el lavado de manos, se han ido aplicando cada vez en mayor medida. Una cuarta oleada, aunque posible, no parece acercarse a la gravedad que tuvieron sus predecesoras; no obstante, si abandonamos estas medidas, estaremos en riesgo de una recaída.
Regresando al tema de las festividades del cierre de año. A diferencia de lo que ocurrió en 2020, las principales notas de las fiestas de Independencia, Día de Muertos y Halloween no fueron los brotes de contagios o los hospitales saturados; sino sobre hechos que ocurrieron dentro o alrededor de estas.
Durante Halloween pudimos ver disfraces y escenografías que retrataron los contenidos culturales más famosos del momento (sí, como el Juego del Calamar). Este es un fenómeno que se replica año con año (te veo, Peaky Blinders, La Purga, etc.) y, aunque las caracterizaciones suelen reducirse a fenómenos y productos culturales, existen excepciones.
Lamentablemente, este año no todo fueron calaveras y diablitos. También alcanzaron la agenda nacional dos hechos en los que personas decidieron representar la otra pandemia que azota a nuestro país desde mucho antes que la covid-19: la violencia de género y el crimen organizado.
En Sinaloa, diversas personas fueron detenidas por portar armas de juguete —previamente, las autoridades señalaron que las indumentarias y el uso de armas de juguete estaba prohibido, ya que hacen apología del delito— y, también, hubo quienes disfrazaron a sus vehículos con sangre y cuerpos humanos falsos, simulando escenas del crimen. En el mismo estado, se llevó a cabo una fiesta con una temática que hacía alusión a los feminicidios, con mensajes que simulaban aquellos de quienes cometen este crimen y, e igual manera, recrearon falsas escenas del crimen con cuerpos falsos en bolsas.
En redes, estos casos alzaron críticas que condenaron las acciones que hacen apología a la elevada ola de violencia que existe en todo el país. Es innegable que este es un síntoma del momento crítico que vivimos, donde la violencia se ha asentado en el plano físico y ha trascendido a los productos culturales. A veces, la realidad es más terrorífica que la ficción.
Celulares fake
Parece chiste, pero es anécdota. En las calles de la Ciudad de México han comenzado a vender celulares falsos que oscilan entre los 50 y los 200 pesos. Quienes venden estos teléfonos o, mejor dicho, cascarones de teléfono; aseguran que están hechos para simular, inclusive, el peso de un teléfono real, para que se sientan igual en las manos de la persona que intente robarlo. Aunque no tengan capacidad de navegar en internet (o de hacer cualquier otra cosa) estos “teléfonos fake” aseguran salvar a quienes utilizan el transporte público del despojo de sus pertenencias.
Si bien este fenómeno puede verse como una manera de lucrar con la tragedia ajena, la realidad es que esto es un síntoma de un grave problema de asaltos en transporte público que se vive en la capital del país y el Estado de México.
Este no es el primer fenómeno que se deriva de la problemática. Es muy común observar en redes sociales y medios de comunicación las grabaciones de las cámaras de seguridad en el transporte, donde se observa como despojan de sus pertenencias a las y los usuarios de este servicio público. Algunos, también, demuestran el nivel de hartazgo que existe en la población, recordemos el video que muestra un asalto en el transporte público del Estado de México donde, posterior a frustrar el robo, quienes iban a bordo de la combi golpean hasta el cansancio a uno de los asaltantes que fue incapaz de escapar de la unidad. En julio de este año, un caso similar ocurrió en Jiutepec, donde se frustró un asalto en la ruta 19.
En este sentido, el problema de inseguridad —que no se limita a zona metropolitana, sino que se extiende alrededor del país— es raíz de patologías sociales que serán difíciles de revertir, como la desconfianza en las autoridades y los linchamientos a presuntas personas criminales. Se requiere un trabajo estratégico que no solo actúe para combatir o castigar los delitos existentes, sino realizar trabajos de prevención de futuros delitos y, a su vez, reparar la confianza de la ciudadanía en las autoridades encargadas de su seguridad. La solución debe ser completa para tener resultados verdaderamente efectivos.
Por cierto
El pasado domingo 31, se llevó a cabo el desfile de Día de Muertos en la Ciudad de México. Este magno espectáculo data del año 2015, cuando el agente del servicio de inteligencia británico Bond (James Bond) lo inauguró. A partir de esa fecha, la capital del país fue sede de desfiles que celebran la vida y la muerte, una de las grandes tradiciones de nuestro país
Y sí, aunque el desfile anual de Día de Muertos no sea oriundo de nuestro país, este ha sido adoptado y desarrollado como parte de las celebraciones de este importante momento para nuestra cultura. Desde este espacio, recuerdo que esta no es la primera celebración que adoptamos del exterior —como el Halloween, del que ya hablamos anteriormente—. Por ello, recuerdo que a los mexicanos nos encanta la fiesta y, por ello, damos la bienvenida a las festividades, tradicionales y de nueva creación, que abonan a un buen común.
¿De qué te disfrazaste?: