Juego de Manos - Arma blanca

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - Arma blanca

El racismo es un problema sistemático y de raíces centenarias que está presente en la mayor parte del mundo. Este mal social ha cobrado millares de víctimas en el pasado y, a partir del asesinato de George Floyd, en Minnesota, se abrió nuevamente la conversación al respecto a nivel internacional, convirtiéndolo en una de las principales temáticas en las agendas del mundo.

Dentro de este contexto, el Consejo Nacional para Evitar la Discriminación (Conapred), se posicionó dentro del ojo del huracán al anunciar el foro: “¿Racismo y clasismo en México?” para el cual se extendió la invitación al youtuber y comediante mexicano, Chumel Torres, a la actriz Maya Zapata y al actor Tenoch Huerta para participar en el debate.

La historia a partir de este desafortunado anuncio ya la conocemos. Las redes sociales se dividieron entre quienes exigieron que se retirara la invitación a Chumel y quienes lo apoyaron. La discusión culminó con una denuncia de Beatriz Gutiérrez Müller hacia el youtuber motivo por el cual, dicen las malas lenguas, el organismo canceló el conversatorio.

Luego de que se le cayera el evento, Chumel se enojó y acusó al Conapred (“Conaprep” para el presidente) de discriminación y a AMLO de censura. “Se acabó la libertad de expresión”, aseguró. Finalmente, la titular del organismo, Mónica Maccise, presentó su renuncia, que fue aceptada por el presidente, quien consideró que ella no estaba comprometida con la 4T.

Aquí hay mucho por señalar. En primer lugar, el Conapred cometió un error grave a la hora de seleccionar a una personalidad controversial y ajena al tema como lo es Chumel Torres, puesto que no es su espacio ni tiene la preparación suficiente para abordar temas tan complejos, delicados e invisibilizados como lo son el racismo y el clasismo en México.  

Por otro lado, el comediante que, siempre se han distanciado del término “periodista” y que ha hecho múltiples llamados a no tomar en serio sus mensajes, se equivoca al intentar posicionarse como un mártir de la libertad de expresión. En el tiempo que lleva esta administración han sido asesinados 16 periodistas en México, cuyos casos han quedado en la impunidad. Asimismo, México ocupa el lugar 143 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2020, realizada por Reporteros sin Fronteras. Sobra decir que el 180 es el sitio en el que más se violenta este derecho y es ocupado por Corea del Norte. La lucha por la libertad de expresión no es un juego ni una bandera que se acomode al gusto.

Siguiendo con esta línea, el papel de Chumel dentro de un conversatorio sobre la discriminación en México hubiera dejado mucho que desear. Más allá de su cuestionada “comedia incorrecta” (que se abordará más adelante en esta columna) es innegable la percepción sesgada que él tiene acerca de la discriminación que sí existe en el país. Aún dando una lectura profunda y completa del problema —que más tarde demostró que no fue el caso— su experiencia de la problemática es únicamente como espectador desde una posición privilegiada.

En este episodio no hay inocentes, las equivocaciones se dieron desde todos los flancos, al igual que los intentos fallidos de salir de pie de esta coyuntura. Que si el racismo inverso y que si con los niños no, todas y todos los involucrados intentaron sacar jugo de esta problemática que nos dejó un mal sabor de boca a quienes lo atestiguamos.  Y mientras tanto, el racismo y clasismo en México, bien, gracias.

 

La comedia

No obstante lo anterior, el coloquio fue retomado por el canal de Youtube Racismo MX bajo un nuevo nombre: “El racismo no es un chiste”, que contó con la participación de Maya Zapata, Jumko Ogata, Mariana Ríos, Federico Navarrete, Tenoch Huerta y Chumel Torres. Este conversatorio es una visita recomendada por el autor de esta columna, pues se abordan temas como las industrias culturales en México, la creación de contenidos, el racismo y clasismo en México (así, en positivo), la censura, la libertad de expresión y otros.

Ahora bien, a pesar de la multitud de temáticas, en este espacio se abordará particularmente una bandera de muchos para excusar acciones violentas mientras se disfrazan discursos de odio: la comedia. De acuerdo con Chumel Torres (y una serie de comediantes y consumidores de comedia local y extranjera) el humor es una herramienta para hacer más llevaderas las problemáticas mientras se desafían las limitantes sociales. Dicen —quienes dicen saber— que es una herramienta de cambio social y de sobrellevar las crisis.

Esta es una verdad tergiversada. La comedia sí tiene la capacidad de formar discursos subversivos, accesibles y de fácil adopción para el público que simpatice con sus ideas; no obstante, el humor “políticamente incorrecto” —por el que en este caso particular se aboga— es, en su naturaleza, el más políticamente correcto, pues reproduce y normaliza el discurso dominante. Me explico.

La comedia es una herramienta mediante la cual se pueden digerir algunas de las problemáticas más complejas para volverlas accesibles a un público y, a partir de ello, se convierte en un buen vehículo de mensajes de cambio. Empero, usar el color de piel como herramienta de burla o relacionar a los indígenas con trabajos de casa no es transgredir las normas sociales vigentes, sino fortalecerlas.

No, lo “políticamente incorrecto” no es un acto de protesta, sino un mecanismo para transmitir discursos de odio banalizando la violencia contra grupos en situación de vulnerabilidad. Es un arma blanca (ojo en la metáfora) para perpetuar la violencia que ha existido desde tiempos inmemorables.

 

Por cierto

Si en verdad se busca construir nuevos discursos subversivos, en la comedia o en cualquier otro espacio, la preparación es fundamental. Cuando se quieren combatir las problemáticas sociales es imperativo hacer un estudio previo del fenómeno que se quiere abarcar, para poder comprender origen, causas, consecuencias y puntos intermedios. No basta con prepararse días antes de un foro, se necesita hacer un mayor esfuerzo.

La lectura y el análisis sonvitales para observar los niveles de complejidad de un fenómeno; mientras que la empatía nos permite entender que no todos lo temas giran alrededor de nosotros y, por ende, la comprensión de las problemáticas que involucran a sectores determinados parte de escuchar a las personas involucradas. Estas son 3 herramientas que se pueden aprovechar para conocer la naturaleza de las preocupaciones presentes y, de esa manera, hallar la forma de darles solución.

El estudio de las problemáticas es importante; no obstante, nuestra visión estará siempre incompleta si no se atienden los testimonios de las personas afectadas. En ocasiones, vale más nuestro silencio frente a voces más informadas y con conocimiento empírico. Los todólogos no existen.

 

Escuchemos a quienes saben más que nosotros: 

  

diegopachecowil@gmail.com