El sesgo del nivel de vida
En opinión de Hertino Aviles Albavera
Hablar de nivel de vida y calidad de vida como si fueran lo mismo se ha vuelto un hábito institucional, sin embargo, el nivel de vida es un registro material en dónde podemos observar cuánto gana una persona, si tiene un empleo formal, si cuenta con servicios básicos, escolaridad. Es un conjunto de indicadores que permiten describir, con cierta objetividad, las condiciones en las que se encuentra una persona.
En cambio, la calidad de vida, es más compleja, pues no solo implica el salario que se percibe, sino cuánto alcanza; no solo si se tiene empleo, la calidad de vida tiene que ver con el bienestar cotidiano como el acceso a cuidados, la seguridad en el trayecto al trabajo, la posibilidad de descansar, la estabilidad emocional. Mientras el nivel de vida mide lo que se tiene, la calidad de vida mide cómo se vive.
El problema surge cuando se suele leer la realidad únicamente desde una perspectiva y aquí aparece un fenómeno silencioso, pero profundamente determinante: el sesgo estadístico. Cuando intentamos medir la calidad de vida con herramientas diseñadas para capturar solo el nivel de vida, reducimos una realidad compleja.
El sesgo estadístico no es un error técnico: es una forma de ver el mundo, las cifras oficiales tienden a registrar lo que resulta más fácil contar, no lo que realmente define la experiencia de vivir. Así, se presume que la calidad de vida mejora porque el ingreso promedio aumentó, o porque más personas tienen afiliación médica, o porque se registran más empleos formales. Pero estas métricas, útiles para evaluar estructuras económicas, son insuficientes para explicar la vida diaria de quienes siguen enfrentando precariedad, inseguridad, malestar emocional o falta de cuidados.
El problema de fondo es que el sesgo estadístico termina moldeando la acción pública. Si las cifras muestran progreso, las políticas se diseñan para reforzar ese mismo tipo de progreso. Elegir qué contar y qué dejar fuera es, inevitablemente, una decisión política.
Hertino Avilés Albavera

