Escala de Grises - Harumi Montalvo

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Harumi Montalvo

El pasado 28 de julio se reportó la desaparición de Harumi Clerett Montalvo Bernal, una joven de 18 años originaria de Acapulco. De acuerdo con el testimonio de una vecina, alrededor de las tres de la mañana, hombres armados entraron por la fuerza a su casa y se la llevaron.

 

Minerva Montalvo, madre de Harumi, acudió a la Fiscalía General del Estado para presentar la denuncia correspondiente. A partir de ese momento, las autoridades emitieron los boletines y alertas de búsqueda, mismos que se difundieron a través de plataformas digitales.

 

La fiscalía prometió hacer búsquedas en campo y mantener a la familia de Harumi al tanto de los avances que pudiera tener la investigación, pero nada de eso ocurrió. La señora Montalvo aseguró que jamás recibió una sola actualización. El silencio fue tan ensordecedor que, tres días después de la desaparición, personas cercanas a la joven se manifestaron para exigir que las autoridades cumplieran con su trabajo.

 

Desde la madrugada del lunes no hubo noticias de Harumi… hasta el último día de agosto. El 31 de julio se dio a conocer el hallazgo de un cuerpo en la carretera México-Acapulco. Según lo retomado por el medio “Amapola, periodismo transgresor”, se supo que los restos correspondían a Harumi gracias a un grupo de difusión que tenía como objetivo principal movilizar la búsqueda de la estudiante.

 

El feminicidio de Harumi se suma a la cifra de 70 mujeres asesinadas en Guerrero durante lo que va del 2023 (cifra calculada por la Asociación Guerrerense contra la Violencia hacia las Mujeres), lo que es una muestra clara de la gravedad de esta situación en el estado y en el país mismo.

 

Como usted sabrá (porque siempre se lo repito), la violencia no puede reducirse a un territorio. Si hablamos de violencia de género, específicamente, no hay espacios ni esferas que no se vean afectadas por prácticas que ponen en riesgo la integridad y el pleno desarrollo de las mujeres.

 

Sin embargo, las cifras de presuntos feminicidios en Guerrero, un estado con altos índices de turismo nacional e internacional, resulta sintomático y alarmante. Si esos son los datos del estado en que se encuentra “La Perla del Pacífico” y algunas de las playas más visitadas del país, ¿qué hay de las otras entidades?

 

Durante décadas, Guerrero se ha convertido en un territorio asociado a una violencia incontenible, múltiples delitos, los brazos cruzados por parte de las autoridades locales que prefieren mantener nexos con grupos criminales que hacer su trabajo y los ojos cerrados por parte del gobierno federal que ha ignorado lo que ocurre.

 

Por otro lado, los índices de violencia en contra de las mujeres continúan en aumento sin que esto represente una alerta para las instituciones o cualquiera de los tres niveles de gobierno. En México, más de la mitad de la población está en riesgo constante y, aún así, no hay estrategias efectivas que prevengan o resuelvan la situación.

 

En promedio, once mujeres son asesinadas cada día en territorio nacional por el simple hecho de ser mujeres. Sin embargo, la violencia de género no se mide únicamente con los feminicidios. Tal como vimos durante la pandemia, como comprueba el caso de Harumi y de miles de víctimas más, hay mujeres que no están a salvo ni siquiera en sus propias casas.

 

A pesar de las recomendaciones emitidas por la misma Organización de las Naciones Unidas, asociaciones de la sociedad civil, diversas organizaciones e instituciones, colectivas y activistas feministas, no se han implementado acciones concretas para reducir los índices de violencia de género.

 

¿Qué se necesita, entonces? ¿Qué cifra sería lo suficientemente alarmante como para impulsar acciones que atiendan los casos de violencia de género? ¿Cuáles son las alternativas para las familias de las víctimas? ¿Cómo se borra la impunidad de los expedientes?

 

Cada día resulta más urgente formular protocolos con perspectiva de género que, además de ser ejecutados por personal especializado, sean eficientes. Sin embargo, uno de los obstáculos principales para combatir la violencia en contra de las mujeres, además de la visibilización del problema, es la falta de recursos y apoyos por parte de un Estado que no entiende la gravedad del problema.

 

Justicia para Harumi:

arendy.avalos@gmail.com

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