Escala de Grises - Guerra arancelaria
En opinión de Arendy Ávalos

Donald Trump tomó la decisión de hacer realidad una guerra arancelaria en contra de Canadá, México y China. Desde la primera hora de este martes, Estados Unidos decidió atacar con un 25% de impuesto a todos los productos provenientes de los países aliados y un 20% para el país asiático.
A pesar de un tratado en el que Donald Trump estuvo involucrado, las relaciones comerciales entre los miembros del T-MEC parecen enredarse cada vez más. Bajo el pretexto de que la crisis ocasionada por el fentanilo debe detenerse, el presidente estadounidense decidió (arbitrariamente) que América del Norte ya no sería un territorio amistoso para el comercio, ni siquiera un terreno cordial.
La incertidumbre no sólo se ha apoderado del mercado, sino también de los gobiernos involucrados. Mientras el dólar canadiense y el peso cotizan a la baja, Trump se empeña en hacer historia (sin importarle las consecuencias). Las consecuencias, por supuesto, no se limitan a las relaciones entre presidencias.
Este tipo de decisiones tienen un impacto directo en la inflación, en el incremento de precios, lo que representa cambios en el consumo; en la reducción de opciones de compra e, incluso, en el ámbito laboral. Si a esto le sumamos las consecuencias de la política migratoria, también impuesta por Donald Trump, el panorama se dibuja aún más complejo de lo predicho.
Según la narrativa ultranacionalista del presidente estadounidense, el objetivo principal es que las personas tengan cada vez menos oportunidades de “aprovecharse de su país”, como si se tratara de una especie de castigo que ha terminado por establecer una de las tasas más altas de aranceles en la historia.
Terminar con los acuerdos comerciales previamente establecidos (por él mismo) es una incongruencia más de Donald Trump para demostrar que no le importan las consecuencias, siempre y cuando el objetivo sea demostrar que él es el hombre con más poder de América del Norte.
Respecto al tema, Claudia Sheinbaum aseguró que su gobierno responderá con medidas “arancelarias y no arancelarias” ante su homólogo estadounidense. Y es que, según ella, no hay justificación para las acciones de Trump, dado que se han cumplido sus solicitudes en materia de seguridad.
Ejemplo de ello es el eficiente (y repentino) traslado de 29 líderes de grupos criminales, una operación lo suficientemente conveniente y convincente para mantener la armonía entre naciones. Sin embargo, no fue suficiente.
“Nadie gana con esta decisión”, aseguró la presidenta de México, pero eso a Trump lo tiene sin cuidado, porque está obteniendo lo que busca. Tal como ocurre con un berrinche infantil, la exigencia es más. No importan los medios, siempre y cuando el fin sea obtener “más”. Más poder, más respeto, más miedo, más controversia, más visibilidad, más de lo que sea es bueno para el presidente de Estados Unidos.
La Casa Blanca asegura que las organizaciones de narcotráfico en México operan sin obstáculos gracias a la relación que tienen con el gobierno y Claudia Sheinbaum solicita que EUA también se haga responsable de lo que le corresponde en la crisis de consumo de opioides. Sin embargo, parece poco plausible que el gobierno de Trump se haga responsable de algo más que no sea señalar, con o sin fundamentos.
Mientras en Estados Unidos se toman decisiones que afectan a naciones enteras, la presidenta de México, para no perder la costumbre, decidió que la mejor manera de enfrentar una situación tan tensa era convocar un mitin en el Zócalo capitalino, con el objetivo de dar a conocer las medidas que se tomarán para abordar el tema.
La medida resulta no sólo desconcertante, sino también poco aterrizada. Si el objetivo de Sheinbaum Pardo es demostrar que el pueblo de México la apoya y está “empoderándose”, de muy poco servirá un mitin en el Zócalo. En una situación como la que atraviesan los tres países de América del Norte, lo más importante es mantener comunicación con otros países, hacer alianzas, generar acuerdos y no pretender que se tiene poder político, porque ya vimos que ese no está sirviendo de mucho.
¿Ordenamos nuestras prioridades?
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