Serpientes y escaleras - Construir mayorías

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Construir mayorías

El congreso se gana en las urnas o haciendo política.

 

Construir mayorías

Distintos actores políticos están haciendo proyecciones pensando cómo les irá en la siguiente elección; algunos levantan encuestas y otros recurren al tanteómetro, pero al final cada uno hace un pronóstico que, en casi todos los casos, los coloca asimismos como ganadores. El enfoque de los partidos y el del gobierno no puede ser el mismo: para los primeros ganar implica llevarse el mayor número de posiciones; para el gobernador el triunfo está en poder establecer una relación cordial con quien llegue, para construir una mayoría en el congreso. En ambos casos el triunfo se trabaja desde ahora.

En las últimas semanas he tenido la oportunidad de escuchar a distintas figuras de la vida pública, algunas observan el proceso desde la tribuna mientras que otros se preparan para ir a campaña; todos  tienen su punto de vista, exponen sus análisis y hacen sus predicciones; siempre hay una constante: la elección del próximo mes de junio será diferente no solo por el covid y el gran número de contendientes, lo será porque la gente está enfadada con toda la clase política y no hay un liderazgo que sobresalga; la mayoría quiere un cambio, pero no es claro a través de quien van a impulsarlo.

Las encuestas refieren un escenario favorable para la 4T, los números son buenos, aunque no tanto como en el 2018; a pesar de ello, charlando con algunos encuestadores, existe la duda de que la gente se este guardando su verdadera intención; voto oculto, le llaman.

Los estudios que se han levantado en el estado durante varios meses tienen diferencias entre sí, pero coinciden en un aspecto: hay un enorme número de ciudadanos indecisos. Los expertos aclaran este punto: el voto de los indecisos normalmente no se define por el partido oficial, en este caso por Morena; quienes están convencidos de la 4T tienen claro desde ahora por quién van a votar y no dudan en decirlo, son electores convencidos que solo esperan el momento de que se instalen las urnas para refrendar su apoyo al partido que les convence. La duda está en los indecisos, estos normalmente no están del lado oficial y su voto es disruptivo; la duda es ¿Por quién se definirán?

Hasta ahora todas las encuestas favorecen a Morena, pero por un margen menor al que veíamos en el 2018: “Todavía hay mucha gente indecisa, personas que no saben o no quieren decir por quien votarán, quizá porque hasta ahora ninguna propuesta o persona los ha convencido; las semanas de siguientes, antes y durante la campaña serán determinantes para ello: la clave es que el candidato se conecte con la gente”, me dice un profesional en el tema.

La perspectiva de lo que sucederá en las elecciones del próximo mes de junio cambia dependiendo con quien se hable: todos tienen sus hipótesis y defienden con argumentos su posición, están confiados que hacen lo correcto e imaginan los resultados posibles. Si se cumpliera el vaticinio de cada partido, es decir, si todos ganaran las diputaciones que consideran seguras, el próximo congreso de Morelos debería tener al menos cincuenta curules.

Pero el punto para reflexionar no es la visión de cada actor político o partido respecto al resultado electoral, sino lo que puede venir a partir del cruce de todas las variables que intervienen; para los partidos, insisto, un buen escenario es ganar el mayor número de posiciones, pero para el gobierno la meta debe ser tener una buena relación con quienes ocupen las próximas curules y la titularidad de los ayuntamientos.

Digámoslo como es: los partidos oficiales (Morena, PES y Nueva Alianza) no tienen posibilidad de controlar la próxima legislatura morelense ni sumando todos sus votos; peor: en algunos casos de Morena y en Nueva Alianza quienes pueden llegar a la cámara local de diputados son enemigos jurados del gobernador.

Las metas de los partidos y las de un gobierno no son las mismas; los primeros quieren ganar elecciones y al segundo lo que le interesa es gobernar. Numéricamente no hay forma de que los partidos obradoristas controlen la próxima legislatura morelense, entonces el camino que debe seguir el jefe del ejecutivo es construir una mayoría a partir de acuerdos políticos que le permitan transitar bien los próximos tres años, los más complejos de su administración.

Evitar que el congreso local se radicalice es una prioridad en la agenda política del gobernador Cuauhtémoc Blanco; inicialmente la meta debió ser controlar el parlamento obteniendo el mayor número de triunfos en las urnas, pero en vista de que no se hizo lo conducente para lograrlo, lo que procede ahora es trabajar en acuerdos políticos que den estabilidad en la segunda mitad del sexenio.

Se entiende que en el discurso el partido oficial insista en la posibilidad de obtener el triunfo en al menos seis distritos locales, pero en términos reales el PES solo tiene oportunidad de triunfo en un distrito y eso es porque compiten en alianza con Morena. Insisto: es válido insistir en el triunfo, pero en aras de que las cosas no se les compliquen sería importante que desde ahora comiencen a trabajar el otro escenario.

Pongámoslo de esta forma: a pesar de que el Movimiento de Regeneración Nacional tiene mayor preferencia electoral, su ventaja no le alcanzará para conseguir más de cuatro diputaciones; después de Morena vienen todos los demás, lo que dará como resultado un congreso pulverizado con al menos una docena de fuerzas políticas representadas.

Por muchas razones la siguiente legislatura no va a ser igual a la actual, el primer aspecto que pesará en el ánimo de los diputados es que su periodo concluirá a la par del gobernador y su gestión tendrá como eje político central la sucesión; si no hay una operación política previa del gobierno, los miembros de la próxima legislatura van a tratar de utilizar a Cuauhtémoc Blanco como bandera política. Si eso sucede, si logran armar un bloque mayoritario antiCuau, el apoyo político del presidente no será suficiente para sacar al mandatario morelense de la crisis legal y política que se avecina.

Los tiempos para ganar la elección ya pasaron; quienes trabajaron en una estrategia de campaña que incluyera buenos candidatos, acuerdos políticos, un buen manejo de comunicación y estructura territorial, tienen posibilidades de triunfo; quienes dejaron ir los meses sin hacer nada y hasta el último momento se pusieron a armar planillas solo con el objetivo de cumplir un requisito están muy lejos de tener rendir buenas cuentas.

En el caso del gobierno el planteamiento es otro: al gobernador le corresponde construir una alianza legislativa más allá de los partidos, necesita un congreso que le ayude a sacar adelante al estado y aliados de todos los colores.

Aún es momento de hacer política con ese objetivo. Los operadores oficiales tienen que ver a la siguiente legislatura como un complemento de la autoridad estatal, como un aliado, no como un enemigo con el cual pelear.

                                            

 

  • posdata

Sea cual sea el resultado de las próximas elecciones, el Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos debe pensar en su futuro. Lo que estamos viendo hoy es el resultado de muchas cosas, empezando por la mala conducción que ha tenido ese partido.

Entendamos algo: Morena se formó en torno a Andrés Manuel López Obrador y triunfó gracias a la imagen del hoy presidente de México. Todo lo que se hizo durante muchos años en el Movimiento de Regeneración Nacional fue pensando en ganar la presidencia de la república con AMLO; una vez logrado ese objetivo el partido se quedó sin rumbo y las tribus perdieron el orden que tenían.

El reto que tiene Morena ahora es ganar sin López Obrador y para ello son necesarias dos cosas: impulsar nuevos liderazgos y fijarle un rumbo al partido.

La crisis que vive el Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos no es distinta a la de otras entidades del país, con la salvedad de que aquí tenemos un gobernador que no milita en ese partido, pero goza del apoyo total del presidente.

El rostro de Morena en Morelos es malo y sobran razones para ello: la dirigencia no existe, aparece solo para generar problemas y la única persona que estaba intentando darle rumbo a la institución a partir de una estrategia electoral, Radamés Salazar, perdió la vida a causa del covid.

Los pleitos en el Movimiento de Regeneración Nacional no son nuevos, las acusaciones por venta de candidaturas o las designaciones por amiguismos y compadrazgos son cosa común en todos lados, sobre todo cuando se trata de la institución con más posibilidades de ganar la elección. El problema de fondo es la falta de rumbo en el partido.

Pasada la contienda de junio Morena debe iniciar un proceso de recomposición que inevitablemente pasa por un cambio de dirigencia. Gerardo Albarrán es un soldado fiel al partido, pero carece de capacidad para conducir la institución. En el resto del consejo estatal morenista no hay una figura que sobresalga, alguien que pueda tomar el mando, encauzar el trabajo partidista y darle sentido a la Cuarta Transformación.

Sin figuras a la vista lo que le queda al partido es recurrir a quienes conocen la institución desde sus cimientos, entienden al estado y forman parte del proyecto político del Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos, como Miguel Lucia.

Polémico, el hoy funcionario de la Secretaría de Gobernación es una figura totalmente identificada con el proyecto de Cuarta Transformación y podría ayudar a la recomposición del partido desde fuera. Lucia Espejo conoce a Morena en lo local y en lo nacional, ubica a los liderazgos regionales y tiene dialogo con actores de primera línea del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Por supuesto hay quienes no coinciden con su forma de hacer política o lo rechazan por ser parte del equipo del subsecretario Rabin Salazar; algunos otros lo ven como enemigo político porque tiene más carrera y formación. De cualquier forma Miguel Lucia Espejo es uno de los activos del Movimiento de Regeneración Nacional, alguien que aún sin participar directamente en el comité estatal, a la distancia, podría darle rumbo al morenismo de Morelos.

Con Miguel o con cualquiera, pero Morena en Morelos necesita rumbo y estrategia para el 2024.

  • nota

Día cuatro de campaña de los aspirantes a una curul federal. Los candidatos andan en las calles y lanzan mensajes a través de sus redes sociales, donde, por cierto, solo los ven sus contactos.

Hasta ahora no hay una propuesta o un candidato que destaque.

  • post it

El titular del poder judicial de Morelos informa que a final de mes se conocerá el resultado de la investigación/auditoría que se realiza a la administración pasada; sospechan que varios bienes muebles del TSJ se habrían perdido.

Si fuera el caso, ¿Será capaz Rubén Jasso de proceder legalmente contra su amiga Carmen Cuevas?

Según algunos personajes cercanos a la exmagistrada, la dama siempre fue muy limpia y todos los días se bañaba… “¡Y cuando se bañaba salpicaba!”

  • redes sociales

En Cuernavaca todos los candidatos a la alcaldía apuestan alto, pero uno, el presidente municipal en funciones se juega el todo por el todo. Hasta su libertad.

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