Serpientes y escaleras - De la seguridad me encargo yo

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - De la seguridad me encargo yo

No es sencillo, pero sí es posible que la candidata de oposición gane la elección en Morelos.

 

De la seguridad me encargo yo

Aprovechando los altos índices de inseguridad y el incremento de la violencia en este arranque de año, el frente opositor en Morelos está marcando la agenda de la campaña; la candidata del FAM insiste en la grave situación que afecta a todos los mexicanos y la coloca como el eje de su propuesta de gobierno. No hay manera de defender la estrategia de seguridad de abrazos y no balazos implementada por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y replicada en Morelos por Cuauhtémoc Blanco. Si controla la narrativa, Lucía Meza sí puede ganar la elección.

Pongamos las cosas en perspectiva: Morelos es una entidad que ha votado por Andrés Manuel López Obrador en todas las ocasiones que ha competido; el voto duro de la 4T es muy fuerte en la clase baja (económicamente hablando), pero quien hizo ganar al tabasqueño en el 2019 fue la clase media. La simpatía ciudadana por el Presidente de México es evidente, aunque ha disminuido desde que ejerce el gobierno federal; un aspecto importante es que López Obrador no estará en la boleta electoral del 2024 y Claudia Sheinbaum está muy lejos de tener el arrastre electoral de AMLO.

Localmente Lucía Meza Guzmán tiene mayor grado de conocimiento social que Margarita González Saravia, aunque sus negativos también son mucho más altos; la senadora entiende su circunstancia y las características del proceso electoral, sabe que para reducir sus negativos es imperativo poner temas que llamen la atención y la hagan lucir bien; sabe que la inseguridad es el tema. Exactamente como en el 2012 lo hizo Graco Ramírez.

Del lado de Morena existe una confianza excesiva en la ventaja que les conceden las encuestas y en el manejo de sus estructuras; “En la intercampaña la guerra es de percepción” me comenta uno de los generales del equipo. Pero solo ellos están haciendo intercampaña y paradójicamente solo ellos creen que las intercampañas existen.

Lo que vemos desde hace meses son campañas disfrazadas de proceso interno; lo único que distingue uno proceso del otro es una diminuta leyenda que establece que se trata de “publicidad dirigida a militantes y simpatizantes”, como si eso evitara que el resto de la población la observara.

El equipo de Margarita González Saravia está cometiendo un grave error en este punto, está siendo más papista que el Papa y con ello ha permitido que su adversaria gane la agenda del estado y marque la narrativa de la campaña. Lucía Meza sabe de contiendas electorales, sus mensajes van dirigidos a todos los ciudadanos por igual y aborda los temas que le interesa a la gente, cuidando la frontera de lo legal para no ser observada legalmente. Del lado opuesto los morenistas siguen a pie juntillas la regla y de esa manera van quedando rezagados ¿Acaso en Morena piensan que a sus militantes y simpatizantes no les importa lo que pasa en su entorno?

El lema de seguridad que presenta la candidata del FAM es muy bueno y su manejo de medios es infinitamente mejor que el de la 4T; puede ser que Margarita González reúna a más personas en sus mítines, que tenga más conexión con quienes platica, pero eso solo lo sabe ella y quienes la acompañan, para los demás quien está en constante movimiento y tocando los temas que interesan a la ciudadanía es Lucía Meza.

El control de las estructuras es importante, pero no suficiente para ganar la elección ¿Cuántas personas tienen en su estructura los líderes de Morena en Morelos, incluyendo a la candidata a gobernadora y a los alcaldes más sobresalientes? ¿50 mil? ¿100 mil? ¿200 mil? Con ese voto no ganan; el sufragio que hace la diferencia proviene del ciudadano apartidista, de la clase media que hoy está enojada con el gobierno estatal y el federal, y a esos se les llega por aire, es decir, con percepción a través de los medios de comunicación. ¿Por qué creen que para el presidente Andrés Manuel López Obrador y para Claudia Sheinbaum el manejo de medios es prioritario?

Las encuestas levantadas hasta el momento conceden una ventaja de entre 15 y 17 puntos a Morena sobre el FAM en Morelos, se trata de una distancia importante, suficiente para ganar si se hacen las cosas de manera correctas, pero frágil si se descuidan aspectos claves, como la comunicación, y se peca de exceso de confianza, como está ocurriendo ahora en el equipo de Margarita González Saravia.

Aún es tiempo para que la 4T corrija lo que está haciendo mal. Si pierden la elección será por confiados y por no escuchar.

·         posdata

La tensión al interior del gobierno de Cuernavaca es evidente: por un lado están los reclamos del bloque morenista que exige resultados a la secretaria de seguridad ante su evidente incompetencia y por otro la separación del regidor panista Fernando Carrillo de su partido, resaltando los abuso y las ambiciones de los hermanos Martínez Terrazas.

La descomposición del ambiente en la administración capitalina ocurre en el peor momento para el alcalde José Luis Urióstegui, quien visiblemente nervioso ha dicho que si los partidos no lo respaldan, se quedará como jefe del ayuntamiento hasta que concluya su periodo.

La parte crítica de esta historia, la que verdaderamente hace ruido al edil, es la división dentro del PAN luego de que uno de sus regidores denunciara públicamente a los hermanos Martínez Terrazas de privilegiar sus ambiciones personales por encima de la militancia, de controlar maliciosamente el partido y utilizar los espacios de representación que tienen y han tenido para enriquecerse.

Claro, quien hoy acusa era hasta hace unos días incondicional de los Martínez Terrazas, un personaje oscuro, sin liderazgo social ni rentabilidad electoral que ahora ataca a sus protectores porque no le permitirán continuar enchufado al presupuesto. Lo mismo hizo antes con quienes desde el PAN lo cobijaron.

Fernando Carrillo atacó directamente a los hermanos Terrazas, pero reiteró su lealtad a José Luis Urióstegui; esta muestra de afecto no necesariamente ayuda al alcalde, quien gracias a este regidor fue señalado por intervenir a su favor en la muerte de su pareja sentimental, hecho en el que para muchos el panista está directamente relacionado.

Lo que es innegable es que los hermanos Adrián, Daniel y Juan Carlos Martínez Terrazas son un lastre para el panismo y una carga excesiva para sus candidatos; pongámoslo en perspectiva: si postulan a Urióstegui como candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca, José Luis Urióstegui deberá buscar el apoyo al panismo simpatizante que, en su mayoría, desprecia a estos personajes; eso sin descontar que deberá explicar porqué los hermanos intervienen en las decisiones municipales y hacen negocio con los contratos y obras del ayuntamiento. Y eso no es todo, quien sea abanderado a la presidencia de la capital deberá cargar también con la pesada lápida que representa el tristemente célebre Sergio Estrada Cajigal en el primer distrito federal y la de la malograda diputada local Andrea Gordillo.

A los tres hermanos Terrazas no les interesan las críticas ni el desprestigio público, se saben protegidos por la dirigencia nacional, tienen el control absoluto del consejo estatal y gozan de la obediencia ciega de la presidente estatal del partido. Quienes los conocen refieren que su estrategia es simple y se repite: ganar en la derrota; a lo largo de los años les ha resultado muy lucrativo obtener posiciones seguras y negociar con el poder a cambio de sacrificar a sus candidatos. Pregúntenle a Víctor Caballero.

Las acusaciones del regidor son escandalosas, pero carecen de valor por tratarse de él; Fernando Carrillo no tiene calidad moral para acusar, es parte del problema y se benefició de los Terrazas mientras pudo, ahora que le cierran el paso y lo mandan a la banca alza la voz y expone lo que antes “institucionalmente” calló. Por supuesto que la triada Martínez Terrazas representa lo peor del panismo en Morelos, pero él concejal es parte de lo mismo y no es la primera vez en sus “26 años de militancia” está envuelto en escándalos y ataca a quienes lo ayudaron.

El único que sale realmente perdiendo en esta historia es el alcalde José Luis Urióstegui, porque le añaden dificultad a su reelección.

·         nota

El debate por la inseguridad y la falta de resultados escaló esta semana cuando los representantes de los partidos de oposición exigieron que las sesiones de la mesa de seguridad fueran públicas, con la presencia de los medios de comunicación; reunidos en la sede del PRI, que sin ser el partido más fuerte en Morelos lleva las riendas de la alianza opositora, acusaron que Morena ha protegido y defendido las omisiones del gobierno frente a la violencia. El discurso fue duro, con argumentos válidos, pero enmarcado en la contienda electoral y con voceros que no tienen calidad moral para reclamar.

Al día siguiente la mesa de seguridad respondió a los opositores y reiteró su invitación a que participaran, aclarando que las sesiones no pueden ser abiertas a la ciudadanía ni con reporteros presentes, porque en ellas se abordan estrategias de combate al delito, temas delicados que afectan a la ciudadanía en general y la ley prohíbe tajantemente que este tipo de reuniones se expongan.

“Si no tienen nada que esconder que la mesa de seguridad sea pública” rebatió la senadora Lucía Meza a sabiendas que eso no es posible, porque representaría un delito. Obvio: tanto el discurso de los dirigentes de oposición como la candidata del FAM lo que buscan es sacar raja política del tema, no resolver la grave situación que lastima a los mexicanos y a los morelenses. Lo mismo que ocurre con el lema “De la seguridad me encargo yo”, la exigencia de hacer pública la mesa de seguridad es demagogia electoral.

Desde hace varias semanas la oposición en Morelos le entró de lleno al tema porque sabe que es ahí de donde puede sacar votos.

Por cierto, es la primera vez desde que el tema se volvió discurso de campaña que las autoridades respondieron.

Ya era hora.

·         post it

Las vueltas de la vida: en la elección del 2021, cuando Sergio Estrada Cajigal compitió bajo las siglas de Fuerza por México, declaró públicamente en varias ocasiones que como gobernador “corrió” a José Luis Urióstegui porque como procurador brindaba protección al narcotráfico y estaba directamente relacionado con grupos de la delincuencia organizada. corrupto y criminal, fueron algunos de los adjetivos que el mecánico atizó al abogado.

En el 2024 deberán hacer campaña juntos.

Será interesante volverle a preguntar sobre el tema, para saber si sigue diciendo lo mismo.

·         redes sociales

En su columna titulada “La narcopolítica intocada”, Héctor De Mauleón habla sobre lo que está ocurriendo en Morelos; detalla nombres y circunstancias delicadas y reveladoras que involucran a varios actores políticos con aspiraciones en el 2024.

El lunes retomaré ese tema.

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