El Tercer Ojo - ¿Psicología vs Neuropsicología o Psiquiatría? Más allá de los reduccionismos y la “Falacia Mereológica”.

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Tercer Ojo - ¿Psicología vs Neuropsicología o Psiquiatría? Más allá de los reduccionismos y la “Falacia Mereológica”.

“Quien ama, sufre, piensa o llora es el ser humano, no el cerebro “.

 

Sergei Leonodovich Rubinstein

 

Apreciados seguidores y lectores de nuestra columna semanal El tercer ojo, deseo llamar su atención con respecto a un asunto aparentemente complejo y, más que ello, complicado por las estrategias comerciales y mercantilistas que se dirigen al público a través de las famosas “redes sociales” y los diversos medios informativos que no se cansan de propalar especies, bulos, sandeces y especulaciones sin sustentos científico alguno como verdades indiscutibles o incuestionables.

 

Muy recientemente, hace apenas un par de días, pude ver y escuchar el programa: “Conductismo vs Neuropsicología”, un supuesto debate o confrontación entre María Jesús Foxán y nuestro estimado amigo y colega neuropsicólogo Saúl Martínez-Horta, organizado por enGramaPsico, durante el PsicoFest Granada 24, en España (https://youtu.be/hhZ0bvISWkM?si=LxHFgTEydgpiNNjB); y, desde el mismo título del “debate”, pude darme cuenta de que los reduccionismos pesan como un fardo tanto dentro de la psicología como disciplina del conocimiento científico como de la propia neuropsicología. Pesan como una losa no sólo recientemente, sino que, desde casi medio siglo atrás, vienen disfrazadas de una forma u otra, como novísimas reencarnaciones de una vieja falacia que trata de salir indemne del “Basurero de la historia”.

 

Pese a que tanto el conductor como los disertantes concordaron en la afirmación y el reconocimiento de que este título era desacertado o equívoco, ninguno, por las razones que hubiere, resaltó el hecho de que, bajo ninguna circunstancia, la psicología, como disciplina del conocimiento científico, puede ser reducida al “Análisis Experimental de la Conducta” (AEC), al “Conductismo”, el “Psicoanálisis”, la “Psicología de la Gestalt” o cualesquiera otra aproximación dentro de la misma disciplina; ni, mucho menos, destacaron el hecho de que la “psicología científica” no es representada por el “Conductismo” o el AEC ni, tampoco, su aproximación centrada en las “teorías del aprendizaje” y del “condicionamiento operante” o las estrategias de “modificación de la conducta” son las suficientes y poderosas herramientas epistemológica y prácticas en la comprensión y explicación del comportamiento humano en su complejidad y condicionamiento histórico-cultural.

Hubiera sido deseable que se explicitara también que le Neuropsicología es, strictum sensu, una rama de la psicología como una disciplina del conocimiento científico y no un componente de una amorfas “neurociencias”.

 

Bajo otro nivel de análisis era, según mi punto de vista, necesario e imprescindible destacar el hecho de que la escisión entre cerebro, actividad psicológica, génesis, desarrollo, conducta, emociones, sentimientos, personalidad, cognición, qué sé yo, no dejan de ser el reflejo de algo que hace casi un siglo señaló con el índice el psicólogo francés Henri Wallon; parafraseo una cita del prólogo de su libro Los Orígenes del carácter en el niño: “Con fines analíticos y explicativos la psicología ha dividido su objeto de estudio en procesos separados uno del otro y ha omitido las cuestiones fundamentales de los orígenes y el desarrollo del mismo psiquismo, así como su condicionamiento histórico y social; sin embargo, no ha podido aún reunificar en un todo tanto al psiquismo como al ser humano, habiendo perdido su objeto de interés, el ser humano y su psiquis, fragmentándolo en procesos inconexos y separados entre sí”.

 

Estas cuestiones de principio no aparecieron ni siquiera implícitamente; ahora bien, eso sí, se dejó perfectamente claro que la reducción de una totalidad concreta y complejo como lo es el psiquismo, así como sus problemas o alteraciones, y el compartimento humano no pueden ser reducidos a la organización y actividad cerebral, ni a las “Leyes del aprendizaje” supuestas por el AEC y el Conductismo.

 

También es importante destacarlo, se hablo de trabajo interdisciplinario o transdiciplinar, pero nunca se manifestó que el eclecticismo era un riesgo que vale la pena tener presente a la hora de las elaboraciones teóricas y prácticas necesarias en la interpretación terapéutica y rehabilitatoria de los grandes problemas que se afronta.