El Tercer Ojo - Notas sobre la ¨Ciudadanía¨, el ¨Ciudadano¨ y el ¨Pueblo¨
En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara
Apreciados lectores que siguen El Tercer Ojo, esta ocasión me propongo exponer ante ustedes una reflexión sobre el asunto que se dibuja en el título de esta colaboración.
El día de hoy, en el diario El Financiero, Alejandro Moreno publica su colaboración intitulada Ciudadanos y pueblo; en ésta afirma categóricamente: “En el gradual proceso de democratización en México hubo un elemento de identidad social muy interesante: la identidad ciudadana”.
En esta primera afirmación es destacable el hecho de que la noción de “Ciudadano” resulta de un proceso progresivo de “Democratización” de la vida política de una nación, en este caso se refiere a nuestro país, México, y que equivale isomórficamente con un proceso de “Ciudadanización”; es decir, que el “Ciudadano” resulta de la cristalización de la “Democracia” en la vida política nacional y, consecuentemente, de un proceso de individualización como entidad única con una identidad única que le distingue de otros individuos, con los mismos Derechos Políticos y Jurídicos. No refiero aquí el concepto de Personalidad, desde luego más de carácter psicológico.
Naturalmente que no se da a la tarea de explicarnos qué es la “Democracia”, lisa y llanamente la asume como si fuera el centro de la vida política y jurídica nacional, así, sin adjetivos, como dijera Enrique Krauze; sin embargo, si la demarca jurídica y políticamente.
Veamos la segunda parte de su primer párrafo:
“La democracia requiere de una comunidad de ciudadanos que ejercen sus derechos y cumplen con sus obligaciones, que votan, que se informan, que exigen rendición de cuentas a sus gobernantes y representantes populares. Quizá más importante aún, los ciudadanos deben ver a otros como sus iguales, políticamente hablando: como ciudadanos”.
Sin más que agregar aquí porque es prístina y transparente esta parte, asumo que la “Ciudadanización” y la “Democratización” no incluye a todos los seres humanos que conforman la nación; sólo contempla a quienes jurídica y políticamente “ejercen sus derechos y cumplen con sus obligaciones, que votan…”. Ello excluye, en principio, a los menores de 18 años, a quienes jurídicamente y judicialmente han perdido tales derechos, o a quienes son objeto de juicios de interdicción. En consecuencia, la “Identidad Ciudadana” o la “Ciudadanía” es exclusiva, jurídica y políticamente hablando, de un grupo privilegiado de seres humanos, no de todos, es excluyente más que incluyente.
Tratándose de la noción de “Pueblo” el autor del artículo, a diferencia del “buen trato” que da a “Ciudadano”, lo muestra más en un sentido negativo o peyorativo. Veamos un fragmento al respecto:
“La noción de pueblo en la política venía desde antes, pero comenzó a verse peyorativamente en esa etapa democratizadora: el pueblo evocaba a los seguidores del partido oficial, los ‘acarreados’; acaso también era el México que quedaba rezagado en un proceso de transformación económica y social. En otros países, ‘el pueblo’ es un referente usual en los mensajes de lo que la ciencia política denomina populismo. El pueblo se contrasta con las élites, una dicotomía polarizante, pero también políticamente rentable”.
Sin pretender un análisis profundo con respecto a este último punto, pues ello lo considero innecesario, es más su adhesión ideológica la que aparece aquí y trataré sólo de resaltar algunas cuestiones elementales.
En su exposición no considera necesario, el autor del artículo referido, explicar esta noción de “Pueblo” pero no tiene empacho en presentarlo como mutuamente excluyente de la noción de “Ciudadano”.
Debo por lo antedicho expresar que, sin duda alguna, la categoría de “Pueblo” no queda reducida a cuestiones jurídicas o electorales; por tal razón es abarcativa de todos los seres que conforman la comunidad que se identifica con ella. Es incluyente y, desde luego, no excluye a los menores de 18 años, a quienes jurídica y judicialmente han perdido sus derechos políticos o a quienes son objeto de juicios de interdicción.
Pareciera que, según la apreciación de Alejandro Moreno, la noción de “Democracia” y de Ciudadanía se reduce a cuestiones jurídicas y políticas, particularmente electorales. Es decir, su noción de democracia está trunca; queda secuestrada por la idea de una “Democracia representativa” sustentada en procesos electorales.
Ahora bien, si recuperamos la posibilidad de considerar una unidad entre “Pueblo” y “Democracia”, o “Ciudadanía”, podremos, sin duda, resolver el falso dilema o dicotomía propuesta por el autor del artículo en cuestión.
Por otro lado, la noción de “Pueblo” o de “Comunidad”, contiene una cuestión que es fundamental y que no contiene la de “Ciudadano”; esta se refiere a la de identidad con los intereses colectivos o comunitarios.
Finalmente, el autor no considera que México es un país multicultural y multilingüe; históricamente se han conformado un conjunto de Pueblos y comunidades que mantienen su identidad y sentido de pertenencia comunitario. La categoría de “Ciudadano” desarticula y fragmenta, atomiza.