El Tercer Ojo - Carta Abierta al Dr. Eliseo Guajardo Ramos (Segunda parte) Una búsqueda sin término, aún.

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Tercer Ojo - Carta Abierta al Dr. Eliseo Guajardo Ramos (Segunda parte) Una búsqueda sin término, aún.

“Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”

Pablo Neruda, Poema 20 de amor

Como escribía en los párrafos precedentes a esta segunda parte, daré comienzo compartiendo una reflexión necesaria a partir de las tres primera cartas que se enviaron entre Neftalí Pérez Vieytes (“Nefastas”) y tú, fechadas los día 17 de julio de 1973, 12 de abril de 1974 y 18 de abril de 1974; escrita una en “Defetitlan”, la otra en “Mexicalpan de las garnachas” y la tercera en Monterrey.

He decidido intitula esta segunda parte “Una búsqueda sin término” en virtud de que, como tanto tú como yo sabemos, en esta década fue cuando se hizo evidente el proceso de emancipación de las escuelas de psicología de las correspondientes a filosofía (tanto en la UNAM como en la UANL); asimismo, dicho proceso implicó una búsqueda de “alternativas” a la psicología y una “identidad” que trascendiera los baremos de la psiquiatría y el psicoanálisis, hasta ese entonces dominantes en las escuela y facultades de filosofía.

Como se encuentra perfectamente documentado, el “Análisis Experimental de la Conducta” (AEC) y el “Conductismo” fueron el “Faro” que muchos vislumbraron como la nueva “veta” que prometía la identidad y la autonomía buscadas; La “Conducta” se tornó en el objeto de estudio y el método experimental en la herramienta de aproximación; pues bien, en la primera de estas cartas Neftalí, expresa clara y contundentemente: “Hay que revisar al conductismo y en eso andamos; también hay que conocer bien al ‘enemigo’ y ya le estoy llegando macizo a Piaget y sus ondas y hasta dos o tres experimentos piagetanos voy a hacer (aunque es bueno aclarar que es más filosofía que Ψ); y a propósito de ‘enemigo’ , en estos momentos de revisión no veo al enemigo en Piaget, Freud, la Ψ genética o la Ψ dialéctica, el enemigo del condicionamiento operante es la misma conducta (…) Lo que pasó es que el condicionamiento operante se ha convertido en un pinchurriento manejo de contingencias, en un encabronadísimo montón de datos desordenados sin una teoría que los ligue y los explique, pero por lo pronto creo muy, pero muy en serio, que hasta ahora ha sido la mejor aproximación para explicar los ‘fenómenos psicológicos’; los defectos que le veo son dos: uno es de su falta de desarrollo teórico, y el segundo es que la metodología es muy limitada como para explicar todos los fenómenos conductuales… creíamos que teníamos la Torre de Babel y apenas tenemos un cuartito de adobe”.

Para rematar, Neftalí agregará: “Lo más probable es que Skinner no nos saque de este atolladero, pero no faltará quién lo haga y ese puede ser Sidman, Eliseo (Guajardo), Schoenfeld, Florente (López), Cezrin, Neftalí (Pérez) o cualquier Juan de la Tiznada que tenga como atributo vivir”.

Como podremos admitir sin gran esfuerzo intelectual, eran sumamente jóvenes quienes, inconformes con el estado de la cuestión de la enseñanza de la psicología naciente en nuestra nación, pero no únicamente en ésta, se autoimpusieron la tarea de buscar y construir una verdadera alternativa a la psicología como disciplina del conocimiento científico, deslindándose del psicoanálisis y de la psiquiatría imperantes.

Enseguida, también es necesario reconocer que, más que certezas, una serie de dudas embargaban a tales jóvenes “buscadores” de la alternativa en psicología, entre quienes se encontraban Neftalí y tú, Serafín Mercado, Jorge Molina, Benjamín Dimínguez, Ely Rayek y algunos otros más.

De igual modo, se aprecia claramente que desde ese entonces se reconocía una insatisfacción con el AEC y con el conductismo y, desde luego con la fisiología y la filosofía.

Es conocido que durante el mes de enero de 1974, en la ciudad de Xalapa, la Universidad Veracruzana (UV) realizó un Simposio con el propósito de determinar el enfoque de la psicología en México; es importante destacar el hecho de que en este evento se presentaron los elementos correspondientes a la psicología interconductual, de J. R. Kantor, así como también se mostraba ya un enfoque de carácter etológico de la conducta. Pese a ello, el AEC y el Conductismo eran ya dominantes, por lo menos, en la UNAM y en la UV; por ello mismo estas escuelas de psicología se tornaron en el horizonte que parecía ser el objeto del deseo de quienes aspiraban a consolidarse como psicólogos. Mientras tanto, en la UANL el psicoanálisis poseía un peso importante mientras se abría el espectro conductual como otra alternativa.

Bajo este contexto tu respuesta a Neftalí, fechada el 18 de abril desde Monterrey, con un estilo más formal de comunicación y, sin tapujo alguno ya deslindas claramente la fisiología, el condicionamiento y la psicología; en unos de los párrafos escribes: “Desde el Simposium traigo en la cabeza la idea de que si los datos sobre el condicionamiento de órganos internos se quedan así encuerados y sin teoría, no pasarán de ser aportaciones a la medicina (que en última instancia es una técnica no una ciencia). Sin embargo nada aportan de este modo a la psicología y lo que es peor, quizá nos estemos regresando al laboratorio wundtiano donde no sabemos dónde colocar la palabra ¿consciencia? Sí, con comillas o sin ellas, o acuñamos un nuevo término, o revisamos la metodología, etc., por lo menos eso dejo ver el Simposium de enero (…) Creo que ahora tienes la responsabilidad de explicar ¡Qué… con la psicología! cuidado con descubrir el agua tibia, Nefastas…”.

Estaba perfectamente claro que ni el conductismo, ni el AEC, ni la fisiología permitiría hallar el sendero que conduce a la psicología como disciplina del conocimiento científico.

Finalmente, ya se vislumbraba en esta carta que la necesidad de aproximarse desde la realidad histórico-cultural que nos corresponde vivir, más allá de la escuelas de psicología y las universidades, y con trabajos orientados genética y evolutivamente era posible ir construyendo una aproximación a la psicología más sólida y clara. Y, reitero, eran apenas los años de 1973 y 1974.

Pero ello en las próximas entregas abordaremos esta cuestión.