Observador político - ¿Tapar el pozo tras el niño ahogado en Huitzilac?

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - ¿Tapar el pozo tras el niño ahogado en Huitzilac?

En los últimos años, el municipio de Huitzilac, ubicado al norte de la capital de Morelos, ha sido objeto de una notoriedad que, lamentablemente, no guarda relación alguna con su belleza natural ni con la impresionante riqueza ecológica que ofrecen las Lagunas de Tzempoala. En lugar de ser un referente turístico y ambiental, Huitzilac se ha convertido en sinónimo de violencia, desolación y abandono, arrasado por la actividad de grupos delictivos que han logrado cimentar su control en esta zona.

UNA TRAGEDIA OLVIDADA.- El secuestro, la extorsión, el tráfico de drogas, asesinatos y la tala ilegal de madera son sólo algunas de las prácticas que han transformado este municipio en un lugar invisible para la sociedad, donde la presencia del crimen se ha institucionalizado, desbordando la capacidad de las autoridades locales, estatales y federales para responder; mientras tanto, las bellísimas lagunas que otrora representaban un destino idóneo para el ecoturismo hoy se hallan bajo la sombra de un régimen de terror que empuja a los habitantes y a los visitantes a evitar la zona por completo.

Esta triste realidad es, lamentablemente, una más dentro del rosario de fracasos de un gobierno que demostró en los últimos seis años no solo su incapacidad para enfrentar a las organizaciones criminales, sino su falta de interés por proteger los derechos humanos de los pobladores y turistas; por ello, han sido los medios nacionales los que, una vez más, se han visto obligados a poner en evidencia la situación de violencia que padecen los habitantes de Huitzilac. No es una casualidad que los automovilistas reciban constantes alertas para evitar pasar por lugares como Tres Marías o las cercanías de las Lagunas de Tzempoala durante la noche, pues en estos puntos las células delictivas operan con total impunidad.

Un ejemplo de ello fue la recomendación de José Antonio Ortiz Guarneros, extitular de la Comisión Estatal de Seguridad de Morelos en la administración de Cuauhtémoc Blanco, de evitar detenerse en la carretera federal México-Cuernavaca fue la más clara señal de que las autoridades se sienten incapaces de garantizar la seguridad en una de las principales vías de comunicación del estado. Esa recomendación no es un acto aislado, sino la consecuencia de un crimen que, como muchos otros en la zona, ha quedado impune.

Basta recordar el asesinato de tres jóvenes en abril de 2023: Luis Enrique, Luis Javier García Díaz y Noemí Guadalupe Arias Sosa, reflejó el nivel de desprotección en el que viven los ciudadanos, ya que a pesar de la movilización social y el constante clamor por justicia, los tres cuerpos fueron localizados en condiciones de extrema violencia, en un paraje de difícil acceso

EL REINO DEL CRIMEN ORGANIZADO.- El municipio de Huitzilac, ha sido una víctima silenciosa del hampa que impera en la zona, la falta de estrategia e ineficacia en el combate al crimen organizado, insisto, a pesar de su inmensa riqueza natural, caracterizada por las Lagunas de Tzempoala y su frondosa vegetación, este municipio se ha convertido en un territorio donde el crimen organizado, la tala clandestina y la violencia estructural se han instalado sin mayor resistencia de las autoridades.

Tan solo hay que recordar las “gloriosas” declaraciones de los ex alcaldes Arturo Cortés Cueto y Rafael Vargas que solo confirman lo que muchos ya sospechaban: el crimen ha ganado terreno en Huitzilac. Y es que, los ex funcionarios no sólo admitieron la presencia de bandas delincuenciales, sino que también revelan un panorama desolador sobre la inseguridad en la región; aquellas que se dedican a la tala ilegal de árboles y operan impunemente, además de convertirse en un actor central dentro del entramado de criminalidad que afecta a la zona. Y si bien las autoridades locales no ocultan la situación, las respuestas son insuficientes y carentes de una verdadera política pública de seguridad.

En un municipio donde la falta de efectivos policiales es una constante, la violencia no ha hecho más que incrementarse, a pesar de los esfuerzos del gobierno estatal, los asaltos son una realidad diaria para los habitantes y los viajeros que transitan por sus carreteras. Los ex alcaldes mismos lo reconocen: la violencia persiste porque las fuerzas de seguridad son insuficientes para hacer frente a las bandas organizadas que operan en la región. La recomendación de evitar la carretera Huitzilac-Lagunas de Zempoala durante la noche no es sino la muestra de un municipio completamente desbordado por la criminalidad.

BLINDARÁN EL MUNICIPIO.- La más reciente tragedia en Huitzilac, que marcó el segundo multihomicidio en menos de un año, es el reflejo más claro de un sistema de seguridad pública colapsado, sin importar la llegada de 200 agentes de la Guardia Nacional, las escenas de miedo, tristeza y zozobra continúan dominando la vida cotidiana de los habitantes de este municipio, que se sienten cada vez más olvidados por las autoridades.

Los esfuerzos del gobierno, lejos de calmar los ánimos, solo evidencian la magnitud de un problema estructural que requiere más que presencia policial: exige una reforma profunda en la manera en que se conciben y aplican las políticas de seguridad.

La tragedia que golpeó a Huitzilac no es un caso aislado, sino una consecuencia directa de la inseguridad crónica que azota a las comunidades más vulnerables del país, reconocen los propios vecinos quienes reconocen que han sido olvidados.

La realidad es que el municipio solo cuenta con 24 policías municipales para vigilar a toda la población, lo que deja claro que la estrategia de seguridad está más enfocada en el espectáculo de la presencia militar que en una verdadera solución a la crisis de seguridad; esto no es un problema de falta de policías, sino de una distribución injusta de recursos y una visión de la seguridad pública que pone a las grandes ciudades como las únicas prioridades, mientras que los municipios como Huitzilac quedan relegados a ser el último eslabón en la cadena de atención gubernamental.

La denuncia de los vecinos sobre la falta de confianza para realizar las actividades cotidianas, como enviar a los niños a la escuela o ir al mercado, refleja un sentimiento generalizado de impotencia, y es que la violencia ya no solo se mide por los homicidios, sino por el miedo que genera la presencia constante de grupos delictivos que operan con impunidad en el municipio.

Tiene que ser la federación la que meta orden, realicen los operativos necesarios y evitar la impunidad de los delitos que se han cometido en los últimos años para regresar la paz y seguridad a los habitantes de Huitzilac.

Email: gerardonoticias01@gmail.com

X: @gerardosuarez73