¨Yo tengo otros datos¨ - El Congreso envuelto en su propia altivez
En opinión de Carlos A. Galicia
Es muy común en el argot mexicano decir que la tripa chiquita se come a la grande, cuando un individuo tiene demasiada hambre. Obviamente es en sentido metafórico, para exagerar la supremacía de la pequeña frente a la grande, de que ya no es la tripa grande la que se come a la pequeña. Esta metáfora sirve para comentar lo sucedido en el Congreso. La minoría (el G-9) prácticamente venció al (G-11), al no presentarse a la sesión ordinaria del 15 de diciembre para aprobar el presupuesto de egresos 2022. Y todo empezó como consecuencia de un altercado entre el Presidente de la Mesa Directiva y la Presidenta de la Junta Política y de Gobierno, la manzana de la discordia fue el titular de Comunicación Social del Congreso. A partir de ahí, empezaron los altibajos. Al extremo de que el domingo 12 de diciembre, el G-11 desconoce a la Presidenta de la Junta Política y de Gobierno. Sucedió tal como cuando la señora de la casa enojada porque la muchacha del servicio no le hizo el mandado tal como lo pidió, la despide y no le permite entrar a la casa a recoger sus pertenencias. Así fue el comportamiento de los legisladores en contra de sus homólogos. Le negaron la entrada al recinto parlamentario a los integrantes del G-9.
Con éste tipo de actitudes lo único que mostraron fue una bajeza, el nivel tan bajo con el que hace política en el recinto parlamentario. La casa del pueblo.
No conformes el G-11 se pronunció en redes que en comisiones unidas se había aprobado un incremento del 3.5 % a la Universidad, también se mencionaron apoyos a los municipios y pensionados y jubilados.
Pero no contaban con que el G-9 se revelara y asintiera un gancho al hígado, una vez que el miércoles pasado en la convocada sesión ordinaria que se pretendía aprobar el gran presupuesto y que se habían aprobado con bombos y platillos los integrantes del G-11 en comisiones, resultó que no se presentó el grupo minoritario a la cita, para aprobar el presupuesto.
Se requería de las 2/3 partes de los integrantes del Congreso; 14 diputados/ diputadas. Se presentaron 11 legisladores, aun cuando eran mayoría, no se podían considerar una mayoría calificada, que es la facultada para aprobar dicho documento. Por lo tanto, se quedaron vestidos y alborotados el grupo mayoritario.
Como respuesta a este desacato del G-9 los mayoritarios declararon que los diputados ausentes estaban en contra del desarrollo y crecimiento de la entidad, que su actitud lo único que mostraron fue una falta de solidaridad con la Universidad al no presentarse a la sesión para aprobar el incremento estipulado en el Presupuesto de Egresos del año siguiente.
Lo que deja muy claro con este tipo de acciones es la falta de conocimiento, preparación y de asesoría por parte de los diputados y diputadas, tanto del grupo mayoritario como del grupo minoritario. Porque una vez que supuestamente se destituye a la Presidenta de la Junta Política y de Gobierno del Congreso, la titular de dicho órgano declaró que se debería de propiciar las condiciones para que se restableciera nuevamente la normalidad al interior del recinto parlamentario. También solicitó al G-11 que les regresaran las comisiones que les habían arrebatado. Cuando los actos que realizó el grupo mayoritario fueron totalmente ilegales, fuera de toda lógica legal y, sin embargo, la Presidenta de la Junta y de Gobierno con sus declaraciones lo que hizo fue avalar dichos actos, simplemente consentirlos. Esto es una muestra de que desconocen los legisladores la normatividad del Congreso del Estado de Morelos.
Es importante hacer un llamado a los representantes populares que se pongan a estudiar la normatividad del Congreso. Y que cada acto que emitan lo estudien, por sus actos son actos jurídicos, no son expresiones de su simple voluntad, ni tampoco producto de sus emociones, o de estados de ánimo. Ser diputado/ diputada tiene sus implicaciones, pero sobretodo es una gran responsabilidad. Y en esta legislatura lo que se observa constantemente es demasiado, bastante, a veces exagerado protagonismo. Debe prevalecer la mesura y la cordura. No la altivez ni la soberbia.
Oportunas.
Faltan pocos días para que las emotivas golondrinas se entonen para despedir la administración del Lobo. Algunos ciudadanos aseguran que ha sido la administración más deficiente que ha tenido la capital del estado de Morelos. Deja una ciudad con calles, avenidas con baches, más bien profundos hoyos, con la misma problemática de siempre la basura. Hay que pensar positivo, hay que tener fe en que la llegada de la nueva administración que se estrena a partir del 1 de enero será mejor. A ver si no resulta, que el nuevo que llega a ocupar la silla del lobo, es el lobato del anterior. Nos vemos en enero. Felices fiestas.