El Tercer Ojo - Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (vigésima sexta parte)
En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara
Dando continuidad a la historia de la psiquiatría, que no puede separarse de la historia de la “locura”, deseo referir tres documentos imprescindibles para este análisis, entre muchos más que por el momento no vienen al caso. Michel Foucault, Historia de la Locura en la Época Clásica, México: Fondo de Cultura Económica. 2.T. (1967); Roy Porter, Breve Historia de la Locura, México: Fondo de Cultura Económica (2002); y Jacques Postel y Claude Quétel, Historia de la Psiquiatría, México: Fondo de Cultura Económica (1987).
Michel Foucault comienza su obra de la siguiente manera: “al final de la Edad Media, la lepra desaparece del Mundo Occidental (…) desde la Alta Edad Media, hasta el mismo fin de las Cruzadas, los leprosarios habían multiplicado sobre toda la superficie de Europa sus ciudades malditas. Según Mateo de París, había hasta 19 mil leprosarios en toda la cristiandad (…) después del siglo XV se hace el vacío en todas partes; Saint Germain, desde el siguiente siglo, se vuelve una correccional para muchachas; y antes de que llegue San Vicente ya no queda en Saint-Lazare más que un solo leproso (…) el leprosario de Nancy, que figura entre los más grandes de Europa cuanta solamente con cuatro enfermos durante la regencia de María deMedicis (…) En Lipplingen, el leprosario es ocupado rápidamente por incurables y por locos (…) la lepra se retira, abandonando lugares y ritos que no estaban destinados a suprimirla, sino a mantenerla a una distancia sagrada, a fijarla en una exaltación inversa. Lo que durará más tiempo que la lepra, y que se mantendrá en una época en la cual, desde muchos años atrás, los leprosarios están vacíos, son los valores y las imágenes que se habían unido al personaje del leproso; permanecerá el sentido de su exclusión”.
Como el mismo Michel Foucault describe, el lugar de la lepra fue tomado por las enfermedades venéreas, hoy consideradas de trasmisión sexual. Ha nacido una nueva lepra, que ocupa el lugar de la primera. Esta es la sífilis. Así como la lepra fue desplazada por la sífilis, ésta última fue desplazada y ocupada por la “locura”. Los leprosarios transformados en sifilitarios cedieron su lugar a los manicomios.
Como describe claramente Roy Porter: “la teoría y la práctica de recluir a los locos en instituciones diseñadas exclusivamente para ellos es más bien tardía”. Y, como Michel Foucault refiere, hacia el final de la Edad Media comienza una segregación más formal, inspirada frecuentemente por el deber cristiano de la caridad.
Como hubimos expresado en nuestra colaboración precedente, el surgimiento de la psiquiatría encontraría su fuente original en la caída de la yatrofísica y la yatroquímica.
Hacia mediados del siglo XVIII, William Cullen de la Universidad de Edimburgo creó un paradigma de la locura más cercano a la psicología. Al imputar la locura fundamentalmente a la excesiva irritación de los nervios concluyó que la causa que provocaba la demencia debía encontrarse en una agudización de la actividad cerebral. La locura (llamada Vesania) era también un trastorno nervioso que surgía cuando ocurría un desequilibrio en la excitación cerebral; debemos saber que Cullen acuñó el término Neurosis para referirse a cualquier enfermedad que resultaba de dicho trastorno del sistema nervioso.
Hacia finales del siglo XVIII y durante el curso del siglo XIX Europa vio florecer el desarrollo de la psiquiatría.
En Italia, Vincenzo Chiarugi (1793-1794) publica su libro Sobre la Locura, en tres volúmenes; en Paris, Philippe Pinel introduce enfoques similares en el Hospital de Bicetre y en la Salpètrière, Pinel mantuvo la división tradicional de la locura en melancolía, manía, imbecilidad y demencia; también introdujo la categoría de manía sin delirio, llamada más tarde locura razonante; en el año de 1801 publicó su Tratado Médico-Filosófico sobre la Enajena