El Tercer Ojo - Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (trigésima parte)
En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara
Hacia los orígenes y desarrollo de la psiquiatría, neurología y neuropsicología
“En julio de 1939 Hitler llamó a 15 psiquiatras a la Cancillería del Reich para discutir un programa de asesinato infantil sistemático. El Ministerio del Interior emitió un decreto el 18 de agosto de 1939, en el que requería que médicos, enfermeras y parteras reportaran a los niños de menos de 3 años que consideraran con discapacidades mentales y físicas, incluyendo a quienes entraban en diagnósticos ambiguos como ‘idiotez’ y malformaciones de todos los tipos.”
—Edith Sheffer.
El 5 de septiembre de 1940 la Sociedad Alemana de Psiquiatría Infantil y “Educación Curativa” realizó su primer congreso en Viena. Este congreso fue organizado y dirigido por Paul Schröder, quien fuese reconocido como el “padre” de la psiquiatría infantil del Reich. Paul Schröder, además, fue nombrado presidente de la nueva sociedad y, al presentar la conferencia inaugural, expresó: “La psiquiatría infantil no se ocupa de dar tratamiento a los psicópatas (quienes carecen del Gemüt ‘Gemütlosigkeit’, o de quienes tienen insuficientemente desarrollado el Gemüt ‘Gemütsarm’). Los pocos que están genuinamente enfermos deberían acudir al médico. Nuestra meta es mucho más grande, queremos entender y reconocer, asesorar de manera apropiada y guiar, enseñar decididamente e integrar a los niños que son difíciles y poco comunes. (…) El propio Schröder explicó esta idea del modo siguiente (…) Al estado nazi le importan las desviaciones del comportamiento grupal de los niños. ‘Hoy en todos lados existe demanda de evaluación educativa caracterológica’” (Citado por Edith Sheffer).
Como podemos apreciar, amables lectores que me siguen, la psiquiatría infantil recibió su misión y visión de modo tal que los psiquiatras se encargarían de realizar los “diagnósticos caracterológicos” que separasen a la población en riesgo, en dos grupos; a saber: los prescindibles, aquellos que fuesen considerados como inútiles, inservibles, carentes de importancia para la vida y, por lo tanto, eliminables (personas con discapacidad, con diversas malformaciones, con trastornos psiquiátricos, gitanos, judíos, entre otros) y, aquellos que fuesen considerados como “recuperables” o tratables, mediante la educación curativa (los menos).
En 1939, Hans Heinze estableció el primer centro de exterminio del régimen en el Instituto Estatal Görden, en Brandemburgo, donde la eliminación de los niños prescindibles se sustentaba en observaciones personales y “científicas” realizadas por los psiquiatras infantiles.
Ese mismo año, octubre de 1939, fue inaugurado el programa T4 (que no 4T), diseñado para el exterminio de las personas adultas. Los psiquiatras también se encargaron de realizar los diagnósticos y autorizar las deportaciones a los campos de exterminio desde los manicomios y hospitales psiquiátricos.
El Instituto Psiquiátrico Steinhof se encargó de la eliminación de mas de 7 500 pacientes entre 1940 y 1945. Hacia el verano de 1940 fueron deportados 3 200 pacientes a las cámaras de gas; con este hecho se liberó el suficiente espacio para albergar a cientos de niños con los cuales comenzó el programa experimental que realizaban para, según ellos, promover el desarrollo científico de la práctica médica y psiquiátrica.
Vaya como botón de muestra el siguiente ejemplo: “Heribert Goll realizó experimentos en bebés dentro del hospital infantil. Goll explicó que seleccionó ‘solo a los lactantes inadecuados para vivir’. Goll dijo que privó deliberadamente a los bebés de vitamina A, para medir el grado en que la carencia de esta vitamina contribuía al desarrollo de la queratomalacia, una causa común de ceguera”. Después que Goll privó de vitamina A los lactantes durante meses, algunos desarrollaron queratomalacia preliminar. Goll prosiguió con este tipo de investigaciones, que fueron publicadas en el año de 1942 en la revista Múnich Medical Weekly, artículo en el que describe cómo privando a 20 bebés de grasas y vitamina A durante periodos de hasta 300 días morían inevitablemente; una vez que hubieron fallecido, el propio Goll realizó las autopsias para examinar sus hígados. (Continuará)