El arte y cultura

En opinión de Carlos A. Galicia

El arte y cultura

Uno de los aspectos que a veces no se entiende por parte del gobierno federal y los subnacionales son lo referente al arte y la cultura. Son conceptos que se entrelazan el uno del otro. Sin embargo, es importante precisar que la cultura como tal es toda aquella manifestación, expresión del ser humano que se registra dentro de un contexto. Parafraseando al filósofo Michel Foucault considera que cada época obedece a una episteme y que cada época es producto de una serie de elementos que interactúan entre sí, lo que define un sistema social.

Por lo tanto, pensar que la cultura es estacionaria, o que tiene que ver únicamente con el pasado, es una visión ideológica, desde el enfoque del poder. Si bien se ha dicho que la cultura es producto del contexto, entonces estamos hablando que la cultura no es estática, si no dinámica que sigue un hilo conductor de la historia.

En ese sentido, la cultura se produce en cada instante y que los individuos viven en constante cambios. No es lo mismo un ser humano cuando es niño que cuando adquiere una edad adulta o entra a la tercera edad. Porque en cada momento está viviendo manifestaciones culturales diferentes como consecuencia de las innovaciones tecnológicas, científicas, artísticas, literarias, y arquitectónicas, etc.

 De igual manera podemos mencionar que el arte es una creación, una expresión de un contexto cultural. Es producto de una época, realiza la función de premonición, en ocasiones funge como una manifestación de advertencia ante un cambio en el entorno social; suele ocurrir que el arte es el primero que se asoma por la ventana de la realidad.

 Durante el Renacimiento, el arte fue el gran agorero de las transformaciones; en donde se manifestó el pasado y el futuro promisorio.

Pese a todo esto, los gobiernos siguen pensando que hacer cultura es promover el pasado, es algo     esencial para reivindicar la identidad de los individuos, porque -según ellos- es la resonancia de lo que fuimos, de lo que somos y por lo tanto no se puede negar ni rechazar.

Sin embargo, no hay individuo que niegue su pasado, porque existe una frontera muy tenue entre el pasado y el presente. Lo que es importante es producir, provocar generar cultura. Pero que quede claro, no es promover las manifestaciones únicamente cívicas oficiales, las que se realizan desde el poder. También es importante señalar que la sociedad, los colectivos, los grupos producen cultura. Gracias a la participación de grupos, o colectivos se despertó una cultura a la diversidad sexual, a los discapacitados, a los indígenas, al respeto del medio ambiente y a la mujer. Todas estas expresiones, que, desde luego, falta muchas más han contribuido al acervo cultural de la sociedad.

Pensar que el pasado es el único espacio en el cual se debe concebir la cultura, es un riesgo, es un retroceso, porque se vive en un status quo, un conformismo. Se niega el presente como sitio de expresión. Pero lo más grave es desconocer, negar que lo único que se puede llamar cultura es lo que se impone desde el poder, no sólo es un riesgo es muy grave.

Hay jóvenes que no creen que la televisión en una época funcionaba gracias a los bulbos y era en blanco y negro, que existía el telegrama, o no saben para que sirven los quinques para poder alumbrarse en las oscuras noches, cuando no existía luz eléctrica, que las planchas eran de carbón, porque no había electricidad, Algunos jóvenes se preguntan cómo funcionan las máquinas de escribir manuales. No se diga, para que sirve un molcajete.

Los jóvenes de este siglo creen que los boleros que canta Luis Miguel son producto de esta época, tal vez los arreglos musicales sí, pero no la letra ni la música. Entonces es importante también hablar de la otra cultura, la que no se hizo desde el poder, sino que se produjo en el ámbito social.

Luego entonces, es importante la promoción del arte, para tener una mejor comprensión de la realidad, porque a través de este, los individuos despiertan su conciencia, se vuelven críticos, pensantes y por ende se tiende a tener una mejor sociedad.

 Criticar no es la negación de la realidad, ni tampoco la destrucción de la misma, es simplemente un punto de vista diferente en el que hay que ponerle atención.

Los gobiernos deben apostarle a promover la cultura, a través de la creación individual y colectiva. Por lo mismo es indispensable que se motive a los jóvenes a crear, a producir a manifestarse, no siempre lo estético es bonito.

 Morelos necesita despertar el arte y la cultura, pero a través de políticas públicas que consoliden un proyecto cultural y artístico. No basta con reproducir más de lo mismo, porque en poco o nada ayuda a la creación del arte y la cultura. Hay que aprovechar el potencial de los jóvenes de todo el Estado, no sólo de Cuernavaca. También el sur, poniente y oriente existen. 

Refilón.

La basura en Cuernavaca sigue un problema latente; las bolsas negras de basura que aguardan en las calles, esquinas, debajo de algún árbol son un problema de higiene y de salud que a la larga tendrá serias consecuencias. Cuando el personal de residuos sólidos y basura recogen la basura, el lugar queda en condiciones insalubres. Obviamente no es su responsabilidad lavar y dejar el lugar limpio. Pero si es conveniente conminar a la población a que participe en mejorar el sitio en donde depositan la basura. No basta con sancionar, o advertir que se pondrán multas y castigos, que suele ser muy común en esta administración municipal. Si no que lo más conveniente es que invite a la población a sumarse a una acción de buena convivencia.