Educación Inclusiva en la UAEM - Lengua Escrita en el Sordo: CELE/UIEAD

En opinión de Eliseo Guajardo Ramos

Educación Inclusiva en la UAEM - Lengua Escrita en el Sordo: CELE/UIEAD

Existe un dilema en el ámbito de las investigaciones sobre la Lengua Escrita acerca de la adquisición del sistema alfabético. Cuando se adquiere el lenguaje oral, hay una competencia del aparato fonoarticulador que permite reproducir fonéticamente los sonidos propios de la Lengua. Que no son los mismos en cada lengua o Idioma. El niño pequeño está dotado para reproducir los sonidos de todas las lenguas humanas. Pero en su proceso de adquisición va privilegiando los que son requeridos en su lengua materna y va inhibiendo los que no serán necesarios o incluso incompatibles para la buena dicción de su Lengua. Este proceso extremadamente complejo, se desarrolla en un tiempo extremadamente breve. Lo que ha hecho pensar que el niño no aprende de su entorno toda esta complejidad, le llevaría mucho más tiempo. De ahí que se suponga que ya posee estas habilidades desde el balbuceo. Lo que hace es una selección fonética para hacerla corresponder con su Lengua. Los lingüistas que han estudiado la Lengua de señas advierten que ocurre algo similar con los bebés sordos, que tienen un “balbuceo manual” que se van seleccionando las que van correspondiendo a la Lengua de Señas, de acuerdo con cada país. Y no sólo es balbuceo manual, hay mímica gestual y otros movimientos corporales. Estos “balbuceos manuales o gestuales” ocurren en los niños oyentes, también. Pero los van perdiendo al no tener un contexto del entorno de una Lengua de Señas o cultura sorda. Incluso, hay gestos que son comunes a los sordos y los oyentes, es un lenguaje corporal común, que también comunica sentido y emociones. Pero estos son lenguaje, pero no son Lengua, no forman parte de ningún idioma.   

Este proceso de oralización de la Lengua materna es inconsciente. Se ejecuta la fonetización de la Lengua, pero sin que el sujeto sepa los mecanismos de realización. Luego, cuando aprende una segunda Lengua, se tiene que echar mano de estas habilidades que quedaron inhibidas en la temprana edad. Por eso los niños tienen más habilidades para otras lenguas propias que los adultos que han quedado más alejados de las habilidades fonéticas de origen. Cuando se aprende a leer, se piensa que se recorre cada una de las letras para ir comprendiendo el texto. Pero no es exacto. Se selecciona la información que es significativa para la comprensión del texto, se lee por predicción. Eso ya lo hemos dicho en artículos anteriores. Pero, para escribir, ahí sí, obvio, se escribe letra por letra. Como las letras pretenden representar los sonidos fonéticos de la lengua, se requiere un análisis fonético. A esto, lo lingüistas le denominan conciencia fonológica. Ya que la escritura es por fonemas. Cuando se señala como fonemas, ya es un análisis más elaborado, más cognitivo. Es una representación mental del sonido fonético, esa representación mental, se puede hacer representación gráfica, como en las letras. Por eso, se puede decir que la fonetización no requiere de conciencia fonética, pero la escritura sí requiere de conciencia fonológica. Es una representación metalingüística.

Como la conciencia fonológica es necesaria para la escritura. Porque lo que escribimos son fonemas y no fonetizaciones. Esto es, sonidos pensados, que están en la mente representados, sonidos cognoscitivos, más que sensoriales. Los psicólogos cognoscitivistas se han dado cuenta que la conciencia fonológica puede ser un precursor o prerrequisito de la escritura. Por lo que recomiendan que se hagan ejercicios previos de conciencia fonológica antes de la alfabetización. Esto es, que estos ejercicios para lograr esta competencia se hagan en el nivel preescolar, previo a 1° de Primaria, antes de iniciarse en la alfabetización inicial.

Pero los psicólogos psicogenéticos (o evolutivos) dudan de la efectividad de este procedimiento. Como ellos estudian desde un enfoque constructivista del conocimiento. Analizan qué adquisición es base para otras más elaboradas. Han identificado como parte del conocimiento temprano (3 años) de la escritura que el niño que para que una escritura tenga significado o diga algo, debe de estar formada de letras diferentes, si algo está escrito con la misma letra “no dice nada”. Y si el escrito tiene letras diferentes puede que sí diga algo, aunque no sepan qué dice. También, y casi al mismo tiempo, debe de tener un mínimo de letras. Tres al menos, con dos “no dice nada” y con una “menos dice nada”. ¿Por qué 3 como mínimo para “que diga algo”? Tiene relación con las letras diferentes, y hay una correlación con el mínimo de letras y con las letras diferentes. Las letras contiguas a la izquierda y a la derecha de una escritura se expresan mejor con tres que con dos y que con una. Esto ocurre en el niño mucho antes de q    que relacione la oralidad con la escritura. Antes de ser presilábico y mucho antes de ser alfabético sin valor convencional.

Yendo a la evolución de la escritura, los niños relacionan la escritura con el dibujo, sin confundir escritura y dibujo. Es como si le pusieran nombre o etiqueta al dibujo para que pueda tener significado y lo conserve. Saben que donde dice algo, no puede decir otra cosa. Luego relacionan la escritura con las palabras (orales). Y quieren hacer corresponder la palabra con las partes de la palabra. Los recortes que hacen son silábicos, Y le asignan sílabas a cada letra. Pero les sobran letras, y repiten las partes de la misma palabra en las letras o graficas que quedan. En el esfuerzo de hacer corresponder parte de la palabra con parte de lo escrito, descubren que la sílaba no es una unidad indivisible. Logran partir la sílaba en sus componentes, esto es, consonante-vocal. Este análisis es un análisis fonológico. Y se inicia la conciencia fonológica a partir de tener presente la escritura alfabética. El esfuerzo y la exigencia de la alfabetización lo propicia la alfabetización y no a la inversa. La conciencia fonológica es muy difícil de hacer en la vocalización fonética de las palabras. Y si son ejercicios de sonidos que no sean palabras, no son fonemas, son sonidos que no son parte de la fonética de una palabra. No cualquier sonido bucal es fonético, solo las partes de una palabra.

Entonces, los psicólogos psicogenéticos suponen, con evidencias, que es la alfabetización la que propicia la conciencia fonológica y no a la inversa. No obstante, esta afirmación la consideran suficiente como para al menos dudar de que los ejercicios orales conduzcan a la conciencia fonológica. Seguridad, que sí tienen los psicólogos cognoscitivistas. Creemos que sólo se puede desentrañar desde un enfoque psicogenético.

Se preguntarán ¿qué tiene que ver con la escritura de los Sordos? Pues cómo adquieren los Sordos la conciencia fonológica en la escritura de la Lengua Escrita (del español) si no fonetizan el español, porque ni lo oyen, ni lo hablan. Pero la conciencia fonológica es cognitiva, no es sensible o sensorial. Entonces, llegan a dicha conciencia por otra vía que no sea la fonetización.

Veamos, la representación escrita de la Lengua, el español en este caso, dicen los lingüistas es “grafica” cuando tiene una correspondencia entre los oral y lo escrito. Pero no todas las palabras tienen esta representación. Porque hay letras mudas y hay palabras homófonas que se escriben diferente, que no son homógrafas (casa/caza. O, güevo/huevo). En estos casos se le denomina una representación ortográfica. Pero si bien, para los oyentes la conciencia fonológica puede ser “gráfica” y “ortográfica”. En el caso de los sordos toda la Lengua Escrita es de representación “ortográfica”. Luego, entonces, la conciencia fonológica en los sordos es “ortográfica”.

Dicho lo anterior, entonces sí podríamos comenzar a trabajar la Lengua Escrita en los Sordos. Cuestión que será tema de futuras colaboraciones.

 

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