Serpientes y escaleras - ¿Perdonaron a Graco?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¿Perdonaron a Graco?

La decisión de la gobernadora al despedir a Fabiola Urióstegui fue correcta.

 

¿Perdonaron a Graco?

La reaparición del exgobernador Graco Ramírez en los juzgados de Atlacholoaya, sonriente, tranquilo, presumiendo que ya no existían acciones jurídicas en su contra generó un intenso debate que llegó hasta la conferencia mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum. El problema no radica en el hecho que la directora del ICTSGEM se desistió de la querella en su contra, lo grave es que para la opinión pública quien perdonó al tabasqueño fue la gobernadora.

Más que de forma, lo que se debate en torno a la denuncia que presentó el Instituto de Crédito de los Trabajadores de Morelos en contra del exgobernador perredista es un asunto de fondo. A Graco Ramírez se le ha señalado insistentemente de corrupto, de robarse el dinero del erario, de lucrar con la tragedia que provocó el sismo del 2027 y permitir que su familia hiciera de las instituciones del estado un negocio personal. Y todo es cierto.

Frente a los abusos sociales, económicos, legales y políticos cometidos por el perredista, las acciones represoras de su gobierno y los créditos multimillonarios que contrató a distintas instituciones bancarias, comprometiendo severamente las finanzas de las siguientes cinco administraciones, el crédito de 600 mil pesos para la compra de una camioneta de uso particular es una nimiedad.

Paradójicamente ese asunto es el único que avanzó porque la administración de Cuauhtémoc Blanco y su mariscal anticorrupción Gerardo Becerra fueron incapaces de cumplir sus promesas e incompetentes en su actuación jurídica en contra de ese gobierno. La justificación eterna fue que “las fiscalías protegían a Graco”, pero lo que realmente blindó al tabasqueño fueron los expedientes mal hechos que se cayeron por falta de pruebas. A la vuelta del tiempo salta la duda ¿Fueron ineptos o cómplices? Pero regresemos al tema:

La denuncia por el otorgamiento de un crédito al exgobernador logró vincularlo a proceso, pero esa querella comenzó a perder fuerza porque el acreditado cumplió con el pago de las mensualidades e intereses; era cuestión de tiempo para que la demanda se anulara por sí misma, de ahí lo llamativo del desistimiento de Fabiola Urióstegui. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué no informó de ello a la Junta de Gobierno? ¿Por qué no se lo dijo a la gobernadora?

La demanda del ICTSGEM era de chocolate, pero fue la única que logró vinculación a proceso; cuando la directora del Instituto de Crédito se desistió el pasado 07 de noviembre del juicio de amparo, permitió la reaparición pública de Graco Ramírez, presumiendo que estaba libre de cualquier acción legal y regodeándose por haber ganado. Al conocerse el desistimiento, muchos pensaron que la gobernadora Margarita González Saravia lo había perdonado.

El cese fulminante de Fabiola del Sol Urióstegui de su cargo, apenas unas semanas después de que fuera ratificada en la nueva administración, es consecuencia directa de sus mentiras. La demanda no iba a prosperar, pero las implicaciones negativas de su desistimiento lastimaron severamente la imagen de Margarita González Saravia y la pusieron en mal frente a la opinión pública.

Después de que se conoció el desistimiento en el caso contra Graco Ramírez, la todavía directora del instituto salió a los medios a desmentir lo publicado, hecho que generó más polémica porque ya era del dominio público el documento fechado el 07 de noviembre, dirigido al magistrado del octavo distrito, donde Fabiola Urióstegui firmó el desistimiento del juicio presentado. Mintió otra vez.

A pesar de la buena expectativa que despierta el gobierno de Margarita González Saravia, su administración está bajo escrutinio permanente; la percepción es un elemento sustantivo en cualquier gobierno y el de Morelos no es la excepción, sobre todo después de dos administraciones estatales terribles, encabezadas por figuras corruptas y odiadas por la gente.

El cese fulminante de Fabiola Urióstegui es una decisión acertada de la gobernadora porque le generó un desgaste innecesario y porque la mentira es una felonía; el despido de la funcionaria demuestra que no hay pacto con el exgobernador, ni lugar en el gabinete para figuras que con sus acciones traicionan al proyecto que encabeza Margarita González Saravia.

Hace unos días, durante su visita a Morelos, la presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo habló de honestidad y de justicia en los cuerpos de policía, pero su mensaje fue tan claro y contundente que aplica en todo el ejercicio del gobierno. El de Fabiola Urióstegui es un ejemplo.

Lo más importante es no traicionar, que se cumplan los compromisos que hicimos con el pueblo de Morelos y con el pueblo de México; nosotros venimos de un movimiento, no nos impuso ningún grupo de poder, nosotros no mentimos, ni robamos y nunca vamos a traicionar al pueblo”.

Aunque el discurso de la presidenta se refirió al problema de seguridad, sirvió de recordatorio para todos los que forman parte de la administración pública en un estado que, como ella misma lo dijo “es muy especial” por todo lo que ha sucedido.

Superado el primer trimestre de su administración la gobernadora tiene que comenzar a mostrar liderazgo y firmeza; el despido de Fabiola del Sol Urióstegui es una acción correcta, necesaria, que debe servir de ejemplo para todos los integrantes de su gabinete, sobre todo para aquellos que ya comenzaron a replicar las prácticas de corrupción del pasado y que con sus actos comprometen la honorabilidad de Margarita González Saravia.

Jurídicamente hablando, el desistimiento de la directora del Instituto de Crédito era innecesario porque el asunto se iba a caer solo, pero la acción fue políticamente imprudente, lastimó a la gobernadora y provocó un golpeteo innecesario, sin descontar que al no consultar ni reportar su acción y luego mentir sobre el tema, traicionó la confianza de la jefa del ejecutivo.

Es falso que con esa acción jurídica Fabiola Urióstegui “salvó” a Graco Ramírez de la demanda por un crédito de 600 mil pesos; lo que es real es que este hecho permitió al exgobernador presumir su inocencia, burlarse de quienes lo cuestionan y hacer pensar que es aliado de la gobernadora.

Lo menos que necesita en este momento Margarita González Saravia es que la relacionen con uno de los peores gobernadores que ha tenido Morelos.

No hay punto de comparación entre ella y el tabasqueño.

·         posdata

Después de la pifia de la directora del Instituto de Crédito, el secretario de gobierno tuvo que enmendar la plana al afirmar que el proceso judicial en contra del exgobernador Graco Ramírez continuaría.

Y es que frente a la noticia de que el gobierno estatal se había desistido de la acción penal en contra del tabasqueño, la idea de que la gobernadora lo había perdonado creció como espuma y la noticia llegó hasta la conferencia mañanera de la presidenta de México, quien visiblemente incómoda prefirió no comentar nada.

Obvio: el perredista es un personaje repudiado en lo público y lo privado, cuya presencia genera incomodidad, por eso ningún político quiere estar cerca de él. Dejar viva la idea de que una gobernadora que presume honestidad sea relacionada con un pillo que encarna la corrupción es terrible y causa mucho daño.

Si Fabiola Urióstegui no se hubiera desistido de la acción legal, de todos modos Ramírez Garrido iba a ganar, pero al desistirse generó la idea de que Graco es protegido de Margarita González Saravia y eso, visto desde cualquier ángulo, es una traición a la gobernadora.

Legalmente aún hay tiempo para que la administración morenista actúe contra el gobierno perredista, existen elementos para hacerlo y también para proceder contra Cuauhtémoc Blanco. El futbolista pudo haber actuado con más firmeza y eficiencia en contra de su antecesor, pero no lo hizo; en el pecado llevó la penitencia, porque el enojo acumulado se le vino encima.

Por ignorancia, torpeza o complicidad, pero al final la promesa de Blanco Bravo de encarcelar a los corruptos no se cumplió y ello generó que gran parte del odio contra el tabasqueño se trasladara al americanista que, dicho sea de paso, robó tanto o más.

Margarita González Saravia no puede caer en el mismo error, ni permitir de ninguna forma que la relacionen con un personaje tan nefasto como Graco Ramírez.

El cese fulminante de la directora del Instituto de Crédito fue una decisión correcta, confirma que hay congruencia entre las palabras y los hechos, amén de que sirve de ejemplo para todo el gabinete: quien traicione o se equivoque se va a ir.

Y hay varios que merecen irse.

·         nota

Pongámonos técnicos: a diferencia de un ciudadano que puede hacer cualquier la cosa que no esté prohibida por la ley, los funcionarios solo pueden hacer aquello para lo cual están facultados.

En la ley del Instituto de Crédito, en la sección cuarta, donde se habla del consejo directivo como máxima autoridad del organismo, se establece que el titular puede presentar denuncias, formular querellas, ejercitar o desistirse de acciones judiciales… “en contra de los entes obligados que no enteren las cuotas al referido instituto…”.

¿Un afiliado se considera un ente?

¿Dio cuenta Fabiola del Sol Urióstegui al Consejo Directivo de que ejerció la facultad de desistirse el 07 de noviembre?

¿Le autorizó la junta de gobierno que lo hiciera?

En las juntas de gobierno de noviembre y diciembre, al menos, no hay registro de ello.

·         post it

Después de muchos años una figura representativa de nuestro estado volverá a estar en la entrada norte de Morelos, se trata de una estatua en piedra del general José María Morelos y Pavón. A su lado estarán plasmados los 36 municipios.

En el parador, además, habrá presencia permanente de la Guardia Nacional, y servicios sanitarios. Ya era hora de que le dieran una “chaineadita” a la entrada de nuestro querido estado.

Por cierto ¿Qué pasó con la estatua que hace años estaba en ese parador y que Graco Ramírez mandó desmantelar?

·         redes sociales

David Ortiz, de Jiutepec, no es el único alcalde omiso en proceso de entrega recepción, en la misma situación están en Emiliano Zapata.

¿Habrá alguna acción punible contra las irregularidades cometidas por servidores públicos o como siempre, los pillos serán cubiertos por el manto de la impunidad?

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