DE PERIODISTAS Y JEFAS DE PRENSA
En opinión de Lorena Elizabeth Castillo
A propósito del Día de la Libertad de Expresión de este 7 de junio, no podíamos dejar pasar la oportunidad de resaltar el papel de la mujer en el periodismo que se hacía y se hace en México, el cual, como puede comprobarse es una valiosa contribución a la vida democrática y ejercicio de los derechos humanos, en general, y de las mujeres en particular.
En el mismo sentido, dentro el vasto espectro que implica la vocación de informar y comunicar, la diversificación de especialidades es una realidad y, en la del manejo de oficinas de prensa, se requiere la capacidad de informar con objetividad y suficiente empatía con trabajadoras y trabajadores de los medios de comunicación, ya sean impresos, electrónicos y digitales y, claro, con empresarias y empresarios del sector.
Esto lo decimos con conocimiento de causa. Corría el año 2000. Al inicio de la actividad profesional, quien esto escribe, tuvo la oportunidad de ser la primera mujer en ocupar la oficina de prensa de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), con el entonces titular de la misma, José Luis Urióstegui Salgado.
No está por demás mencionar el caudal de experiencias profesionales y prácticas adquiridas, tanto en el ámbito de la investigación y procuración de justicia, como en el conocimiento del trabajo diario de reporteras y reporteros de la “nota roja” o sector justicia, como también se conoce hoy. Baste decir que jefas y jefes de prensa de cualquier organismo o institución, deben aplicarse a fondo en la obtención de resultados en sus respectivas responsabilidades. De ahí el reconocimiento a mujeres periodistas y jefas de prensa.
De regreso al asunto original de esta colaboración, encontramos una recopilación de ensayos sobre la materia titulado “El género es el mensaje, Mujeres periodistas en México”[1] de la investigadora Elvira Hernández Carrillo, en cuyas conclusiones de su ensayo “Violetas del Anáhuac”, se lle: “En cada una de las redactoras existía la firme convicción de que por medio del periodismo levantaban la voz para enseñar, ilustrar e iniciar a sus compatriotas en esta profesión del periodismo.”
El listado de nombres y títulos del resto de los ensayos de la mencionada recopilación, nos da el panorama del periodismo de mujeres en distintas épocas de nuestro país: “Ni sierva ni esclava, Hermila Galindo y el Segundo Congreso Feminista”, Rosa María Valles y Silvia González”; “Radio femenina. Más que una anécdota de la radio mexicana”, Guadalupe López García.
La segunda parte inicia con el artículo “El rescate de la vida cotidiana” de Rosario Castellanos; “De cuando ellas conquistaron la información general”, Ariadna Razo Salinas; “Intervención política y cultural de la Revista FEM como proyecto editorial”, Xóchitl Sen Santos; “Periodismo y feminismo. El caso del suplemento Doble Jornada” de Elvira Hernández y Josefina Hernández.
La tercera parte consta de los siguientes ensayos: “Redes de mujeres periodistas: entre el periodismo alternativo y el activismo electrónico”, Rosa María González Victoria; MujeresNet.Info. Experiencia tecnocultural ciberperiodística con perspectiva de género” Sandra Flores Guevara.
El libro cierra con “Mujeres de opinión. Las editorialistas de El Universal” y “La construcción de la agenda informativa en el noticiario radiofónico de Carmen Aristegui” de Vicente Castellanos Cerda. Un trabajo que reconoce el papel vital de las mujeres en el periodismo mexicano.