Árbol inmóvil - Espín y Laffite: el retorno de Alí Babá
En opinión de Juan Lagunas
Fueron (ahora andan en el sendero de la impunidad) los precursores del saqueo del Congreso, en el marco de la 53 Legislatura. Helos ahí: José Manuel Tablas Pimentel, Silvia Irra Marín, Julio Espín Navarrete y Enrique Laffite.
Erigieron una comunidad tribal (del Partido de la Revolución Democrática) con dos vertientes: la felonía y la lubricidad; es decir, el hedonismo imparable, que ahora desemboca en las aguas inclementes de la insolencia de la competencia electoral.
Este miércoles, horondos y con el cinismo de la algarabía atípica de su precaria conciencia, retornan al escenario público, al presentar su partido político local (que habrá de extinguirse).
Radiografía de la corrupción. Ellos, junto con Edwin Brito, dejaron una deuda de casi 90 millones de pesos en el Poder Legislativo.
En específico, Irra Marín estuvo inmiscuida en el desvío de 60 millones, que estaban destinados hacia la adquisición de uniformes gratuitos… Éstos, empero, jamás llegaron…
Aprovecharon el cargo para su beneficio. Prácticamente, desvalijaron algunas oficinas. La bancada de ensueño, sin duda. ¿Y su mentor?, el exgobernador, Graco Luis Ramírez (Alí Babá).
¿Qué posee de novedad “Morelos Progresa”?: la astucia de una clase “fina” para el desvío de recursos. Enfrente tienen ya una barrera llamada “fiscalización”. No obstante, habrán de identificar el margen de error de este proceso de revisión y llamado a cuentas, para filtrar su estrategia de aprovechamiento y demagogia. Recordemos una frase de Nikita Kruschev: “Los políticos son iguales en todas partes. Prometen construir un puente incluso donde no hay río”. Al tiempo…
Tablas Pimentel tiene la osadía de decir que conservarán el registro. El precepto 22 del Código de Instituciones y Procedimientos Electorales para el Estado de Morelos señala que si un partido político nacional perdiera este elemento (en el último proceso ordinario federal), pero habiendo obtenido al menos el tres por ciento de la votación válida emitida de la elección de diputados de Mayoría Relativa en el “estatal inmediato anterior”, vencerían la barrera de la desaparición. En este caso, lo dudo.
Hay muchos cargos en disputa, sí, pero también muchas “entidades de interés público”. Aquéllos van a querer resolver todo a “billetazos”, como les enseñó su tutor.
Retornando a Irra, hasta donde sé, ésta mantiene dos denuncias en su contra al incurrir en malversación de dinero, fraude y en lo que resulte responsable.
En sí, los siguientes exlegisladores están estigmatizados por autorizar pensiones doradas a familiares, cercanos e incondicionales: Carlos Alaníz Romero, Brito Brito, Laffite Bretón y Espín Navarrete.
De manera alejada (casi a lontananza), también está la expresidente de la Mesa Directiva, Beatriz Vícera Alatriste. No es una “joyita”: tiene, asimismo, cuentas pendientes con la justicia y, actualmente, está vinculada a un proceso judicial.
Seguro, estos fundadores partidistas están tramando la forma de manipular el sufragio; de adquirirlo, mediante dádivas (que el árbitro de la justa observa, pero no sanciona, porque los consejeros, desde su presidente, son pusilánimes: no están aptos para soportar la presión política. Los nuevos, menos… El IMPEPAC, como lo hemos dicho, repetirá los yerros que ensombrecieron los comicios de 2018).
Espero que la voluntad ciudadana determine el rumbo del 2021. Y, parafraseando la máxima del dos de octubre, a modo de resumen, expongo: “el saqueo del Congreso no se olvida”.
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