A Nivel Banqueta - ¿Existe esperanza para Cuernavaca?
En opinión de Francisco Valverde Prado
Mucho se ha dicho acerca de las pésimas condiciones en la que se encuentra nuestra ciudad, Cuernavaca, la que en algún momento de su historia fuera reconocida mundialmente como: La Ciudad de La Eterna Primavera.
Quizás sí… una utopía, imaginar a una Cuernavaca distinta, posible, al alcance de todos y más aún, cuando se cuenta con una clase política a la que poco o nada le interesan acciones de gobierno que permitan que Cuernavaca prospere embelleciéndola.
Basta con preguntarse: ¿Cuándo fue la última vez que algún alcalde de nuestra ciudad realizara un proyecto cuyo interés principal fuera mejorar sensiblemente la calidad de vida de los habitantes de Cuernavaca?
Son muchos, los presidentes municipales que vienen a mi mente, de chile, de mole y de manteca, pero digamos que no precisamente por haber realizado obras en favor de las personas, salvo que habláramos de personas, ¡pero morales! Posiblemente y con mucho esfuerzo, lo único que habría que reconocerles es que por lo menos algo intentaron, dentro de distintos universos partidistas y todos, atiborrados de intereses y negocios al alcance de muchos de sus allegados y más cercanos colaboradores.
!Triste!, pero los gobiernos municipales que le prosiguieron fueron grises, enanos y en algunos casos, hasta con rasgos y características propias del reino animal.
¿Tan difícil en verdad es, imaginar una Cuernavaca chula, entrañable y que pueda hacernos sentir algo más que tristeza, rabia o nostalgia al recordar una época o tiempo que ya fue?
Hablando en plata, es bastante más simple y sencillo de lo que pudiera parecer y para ello propongo tres acciones de bajo costo, inmediatas y de alto beneficio en favor de los residentes y vecinos de nuestra ciudad. Como un primer paso, un programa integral de construcción de banquetas amplias y cómodas, que permitan hacer de nuestras calles, espacios democráticos en los cuáles podamos conversar, viajar y tener experiencias más humanas con nuestros vecinos.
En este primer punto también es necesario y en carácter de urgente, el diseño e implementación de cruces seguros, que permitan al principal protagonista de nuestra ciudad, el peatón, trasladarse de una calle a otra con total seguridad.
En una segunda acción, el retiro inmediato de todos los obstáculos que no permiten caminar libremente en nuestras calles y de paso, comencemos a construir una nueva cultura de la legalidad a partir del artículo 11 de nuestra constitución; protegiendo nuestro derecho al libre tránsito, que si bien es cierto no detalla o hace mención alguna sobre posibles obstáculos en aceras y espacios públicos, expresa claramente el derecho a viajar libremente dentro de nuestro territorio.
No
Por último, un programa de embellecimiento urbano de nuestros espacios públicos y en los privados, en los casos que sean parte del paisaje visual de alguna calle, espacio o avenida.
Con tan sólo el inicio de las tres acciones antes mencionados, Cuernavaca tendría la posibilidad de cambiar notablemente. Seamos sinceros, ¿de verdad es tan difícil llevar acabo estas propuestas? ¡Claro que no!
Lo que le duele a Cuernavaca es mucho y necesita más que sólo tres ideas y menos si fueran ajenas a un proyecto de mucho mayor alcance, pero los tres primeros pasos ya planteados, son los pilares necesarios en la construcción de una ciudad que pueda devolvernos la esperanza que hace décadas perdimos. ¡Los ciudadanos de Cuernavaca necesitan ver para creer!
A partir del día de hoy, estaré colaborando con esta Casa Editorial de manera semanal, oportunidad que agradezco enormemente y en especial a su director, Eolo Pacheco, por la invitación.
Mi colaboración, A Nivel Banqueta, buscará ser un espacio para proponer, analizar y replantear ideas y propuestas en favor de Cuernavaca. Haciendo de la polis y la política, el mecanismo necesario para su realización.
“Este orden se compone de movimiento y cambio; y aunque estamos hablando de vida, y no de arte, podemos quizá, un poco caprichosamente, hablar del arte de formar una ciudad y compararlo con la danza. No una danza precisa y uniforme en la que todo el mundo levanta la pierna al mismo tiempo, gira caprichosamente y hace la reverencia en masa, sino un intrincado ballet donde cada uno de los bailarines y los conjuntos tienen papeles diversos que milagrosamente se refuerzan mutuamente y componen un conjunto ordenado.”
Jane Jacobs
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