Serpientes y escaleras - ¿Gobernador violador?
En opinión de Eolo Pacheco
La fortuna sonrió por mucho tiempo a Cuauhtémoc Blanco. ¿Le dará la espalda ahora?
¿Gobernador violador?
La suerte es un elemento intangible que siempre juega en política. En Morelos hemos tenido gobernadores con estrella como Sergio Estrada o Cuauhtémoc Blanco, quienes lograron cercanía con el presidente de México, también gobernantes que construyen su destino como Marco Adame o Graco Ramírez, que supieron ubicarse al lado del ejecutivo federal; los cuatro terminaron mal. Sea cual sea el origen, si no se administra bien la suerte se acaba.
Las similitudes entre los gobernadores Estrada y Blanco son notorias y también lo podría ser su destino. Ambos gobernaron con frivolidad, rodeados de amigos, fueron afectos al dinero, a los negocios fáciles y los placeres carnales. Uno de ellos está en la cárcel por agredir a una mujer y el otro podría alcanzarlo ahí.
A Cuauhtémoc Blanco se le ha señalado de muchas cosas desde que llegó a Morelos; se postuló como candidato a la alcaldía de Cuernavaca a cambio de un pago de 7 millones de pesos que le darían los hermanos Julio y Roberto Yáñez. La idea original cambió porque los hermanos Lelos solo querían conservar el registro de su partido, pero no imaginaron ganar la elección.
Al futbolista nunca le llamó la atención la política ni gobernar, muestra de ello fue que tras su victoria en la elección del 2015 no se presentó a recibir su constancia de mayoría y se ausentó por varios meses del estado, dejando el proceso de entrega recepción en manos de sus apoderados.
En esos tres años al americanista se le veía poco, se marchaba frecuentemente y aprovechaba cualquier pretexto para poner tierra de por medio. Su personalidad era distinta a la de los políticos: hizo campaña en contadas ocasiones, colocaban vallas para que la gente no se le acercara y solo dedicaba unos minutos para tomarse fotos y firmar autógrafos, pero gracias al pleito entre el PRD y el PRI ganó.
Las circunstancias en el gobierno de Graco Ramírez le abrieron la puerta para competir por la gubernatura y la fortuna le permitió acercarse a Andrés Manuel López Obrador, quien al principio lo vio como un activo político y luego le otorgó su aprecio personal, circunstancia que le permitió librar todos los conflictos y críticas, incluso dentro de su partido.
El sexenio de Cuauhtémoc Blanco y el de Graco Ramírez fueron tiempo perdido para el estado, Morelos se rezagó de la marcha nacional y la inseguridad creció exponencialmente de la mano de las administraciones estatales corruptas y cómplices de la delincuencia. Además del saqueo a las arcas, ambos personajes causaron división social por sus políticas de choque y la regla de “estás conmigo o contra mí”.
Casi cuatro meses han transcurrido ya desde que inició una nueva administración estatal y las historias del gobierno pasado no terminan de contarse. A la vista están las denuncias por cuarenta millones de pesos presentadas por el gobierno de Margarita González Saravia, pero lo que sobresale es una demanda por intento de violación de la que ya se había escuchado antes, pero que comienza a tomar forma y a convertirse en un asunto de alto riesgo para el futbolista. Veamos el contexto:
Cuauhtémoc Blanco vive de su fama como futbolista y de sus éxitos en la cancha; desde hace muchos años es referencia de comentaristas deportivos por su personalidad desparpajada y porque se ha romantizado su ignorancia, es decir, se ve con simpatía su incultura, su escasa educación y su vulgaridad. Es, digámoslo de esta forma, un naco famoso.
Esa fama le ha permitido acceder a patrocinios, ser invitado a eventos y formar parte de la élite deportiva del país; el bono extra es que además de triunfar en el futbol, Cuauhtémoc Blanco también sobresalió en la política, situación que lo convierte en un invitado constante de programas de televisión.
Pero la popularidad al igual que la suerte es una moneda al aire, un guiño del universo, caprichosa, invisible y teje o destruye destinos sin preguntar. Frente a la fortuna que le concede su trayectoria futbolística aparece ahora la horrorosa historia contada por su media hermana, quien lo acusa de intentar violarla en la residencia oficial, con la complacencia y complicidad de varios de sus amigos futbolistas.
La semana pasada se difundió el contenido de la denuncia interpuesta en su contra en la fiscalía, donde se detalla la manera como ocurrieron las cosas y los nombres de quienes participaban de las interminables fiestas que se organizaban en la residencia oficial.
En tiempos como los actuales, donde puede ser más penada una agresión sexual que cualquier complicidad con narcotraficantes, Cuauhtémoc Blanco enfrentará otra batalla mediática que puede colocarlo en una situación muy delicada, peligrosa, que echaría por tierra la fama que construyó en años
Los detalles narrados por la víctima refieren complicidades con varios personajes de su gabinete, gente que conocían los excesos del gobernador y eran parte activa de las fiestas: Germán Villa, Issac Terrazas, Edgar Riou… los tres estuvieron presentes cuando ocurrieron los hechos y ninguno denunció ni hizo nada para detener a su amigo a sabiendas de lo que hacía.
Con una mujer al frente del ejecutivo federal y otra en el gobierno estatal parece muy difícil que un asunto así goce de la complicidad del poder. Hablamos de un hecho atroz, de una acción deleznable contra una mujer que, además, es media hermana de Cuauhtémoc Blanco Bravo.
El abogado de la denunciante fue procurador con Graco Ramírez y conoce bien los pasillos de la política, sabe que el primer paso es retirarle el fuero y entiende a la perfección que un elemento muy importante es la opinión pública, que de ninguna manera avalaría una acción de este tipo.
Hace algunos días me refería a la presión mediática como un elemento peligroso en la historia de Cuauhtémoc Blanco, porque si la sociedad viraliza las historias, las multiplica en sus espacios y presiona a las autoridades, quienes toman las decisiones se verían imposibilitados en defenderlo políticamente.
Pongámoslo en perspectiva: el “influencer” Rodolfo Márquez golpeó salvajemente a una mujer por un incidente de tránsito y la presión mediática obligó a las autoridades judiciales a actuar con severidad, tipificando el hecho como feminicidio en grado de tentativa, lo que podría mantenerlo en la cárcel por hasta cuarenta años. ¿Habría sucedido lo mismo si el tema no se hubiera viralizado? Evidentemente no.
La opinión pública se ha convertido en un elemento de alto impacto en la gobernabilidad y en situaciones como las que ahora enfrenta el exgobernador. La denuncia por violación en grado de tentativa puede ser más peligrosa para Cuauhtémoc Blanco que la fotografía con delincuentes o las demandas millonarias que pueda interponer el nuevo gobierno estatal; por este asunto sí podrían retirarle el fuero. ¿La razón? Por la opinión pública.
Hoy muchos buscan a Cuauhtémoc Blanco porque se trata de una figura famosa, alguien que sobresalió en el futbol y es convidado permanente de los programas de televisión. ¿Qué sucedería si la denuncia por intento de violación a su hermana procede, los hechos se viralizan y de la noche a la mañana pasa de ser un ídolo del deporte en un agresor sexual? No sería el primer caso de famosos que caen en esta situación y en ese punto nadie lo querría tener a su lado.
Además del blindaje presidencial, Cuauhtémoc Blanco ha gozado de la protección que le da su fama, por ello a lo largo de muchos años ha podido sortear historias de violencia, acoso, agresiones y vínculos con la delincuencia. Siendo un hombre querido por la afición y solicitado por la prensa parece difícil, casi imposible, que su figura pueda ser medida con el mismo rasero que el de un ciudadano común. Lo único que puede hacer cambiar esa situación es la opinión pública.
Por eso es llamativa la denuncia y los hechos, porque es ahí donde finalmente el futbolista podría enfrentar la ley sin protección.
Si la historia de violación se viraliza, nadie salvará al futbolista.
· posdata
Continuemos con la fortuna: Cuauhtémoc Blanco llegó a la política por casualidad, pero casi de inmediato recibió el cobijo político de varios personajes. Su fama y trayectoria justificaban su personalidad agresiva, sus berrinches y ocurrencias; nadie le llevaba la contra a pesar de lo absurdo de sus actos.
Como muchos otros ignorantes que hay en política el futbolista pudo navegar sin contrariepo, pero su carácter virulento lo hizo comenzar a pelear con todos, empezando por los graquistas, a quienes siempre llamó ladrones, corruptos y prometió llevarlos a la cárcel. En ese tiempo también se distanció de quienes lo ayudaron a ganar y quienes lo ayudaban, incluyendo figuras de su nuevo partido político.
Como gobernante siguió la misma línea: mantuvo el pleito con Graco Ramírez y Rodrigo Gayosso, amplió sus ataques a los fiscales Uriel Carmona y Juan Salazar y con todos los que pensaran diferente. Fueron seis años de ataques permanentes, de majaderías y expresiones vulgares en las que incluyó a varios diputados federales actuales de Morena.
Ahora que enfrenta varias demandas sobresale que algunas de ellas se procesarán en las fiscalías locales, las que presiden Uriel Carmona y Juan Salazar; paralelamente está la solicitud de procedencia que será valorado en Morena, donde hay algunas figuras claves, empezando por Ricardo Monreal, el coordinador parlamentario que es un amigo personal de Lucía Meza y Hugo Eric Flores, presidente de la Comisión Jurisdiccional, enemigo jurado del futbolista.
Si esto no bastara está aquella anécdota del 2018, cuando a la enconces candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum la emboscaron en un evento en la delegación Coyoacan y fue víctima de ataques violentos, agresiones verbales y un intento de descarrilar su campaña. La figura central en esa canallada fue Ulises Bravo Molina, hermano de Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Para mala fortuna del futbolista, los procesos en su contra caerán en figuras a quienes persiguió durante seis años, a quienes trató de meter a la cárcel, de remover de sus cargos y lastimó en lo familiar.
· nota
El alcalde de Cuernavaca insiste: las denuncias por casos de corrupción presentadas contra exfuncionarios del ayuntamiento capitalino no avanzan; ahora que el gobierno del estado anuncia denuncias “espero que corran mejor suerte que las nuestras”, dice. De 30 demandas presentadas ninguna se ha judicializado.
Lo dicho: la fiscalía anticorrupción está en manos de corruptos.
· post it
Los exfuncionarios de Cuauhtémoc Blanco dicen estar tranquilos, felices, “trabajando en el gobierno federal de Morena”.
“Me divierten sus denuncias” y sus declaraciones, afirma una exsecretaria.
· redes sociales
La buena: Ya hay un monumento a Morelos en la frontera con la CdMx.
La mala: Está horrible, parece que lo hizo el mismo del Elote de Navidad.
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