Transformación
En opinión de César Daniel Nájera Collado
“Este pueblo no está votando por un presidente, alguien que nos ofrezca un futuro, aquí se está votando […] por un vengador”
Carlos Andrés Pérez, 1998
En febrero de 1992, harto de políticos corruptos y dictaduras saqueadoras, un joven militar lideró a su movimiento, conocido como MBR-200, a una sublevación que tenía como objetivo un golpe de estado. Sin embargo, después de más de una decena de muertos y media centena de heridos, el mismo líder anunció su arresto en cadena nacional, y pidió la rendición de las fuerzas insurgentes. Sin embargo, esta no sería la última vez que se sabría de este joven militar.
Ya en 1994, con el nuevo presidente Rafael Caldera en el poder, el antiguo revolucionario recibió el perdón y salió de prisión para, tres años después, fundar su partido político llamado “Movimiento Quinta República”. Siendo visto como un libertador, y la esperanza para sacar al pueblo de la crisis causada por la corrupción e inflación, su popularidad llegó a tal grado que en las elecciones ganó con firmeza. Así, el 2 de febrero de 1999, Hugo Chávez se convertiría en Presidente de Venezuela.
Prometió que no buscaría la reelección y que el abuso de poder terminaría, pero no sucedió precisamente eso. Como un supuesto proceso de regeneración, intentó reformar no solo las instituciones gubernamentales, sino la misma constitución. En pos de su quinta transformación (de ahí el título de su partido), incluso cambió el nombre de su país a “República Bolivariana de Venezuela”, e instauró la Constitución de 1999 como respuesta a la anterior carta magna “elaborada por corruptos”. Y así, con una velocidad impresionante, Chávez y su partido se adueñaron de la política venezolana por completo. Asimismo, hundieron cualquier tipo de oposición, expropiando toda empresa significativa y manteniendo una constante hostilidad hacia los ricos y poderosos del país, fomentando esta ideología a través de un programa matutino que él mismo presentaba, llamado “Aló Presidente”.
Hugo Chávez gobernó con totalitarismo a Venezuela hasta su muerte en 2013. Si bien gracias a los inmensos recursos que tiene el país, específicamente en materia de petróleo, la economía y calidad de vida tuvieron puntos álgidos, a partir del 2010 la república volvió a sumergirse en la pobreza como consecuencia de una administración irresponsable. Asimismo, un par de años más tarde, Venezuela ya era catalogada como la nación con más inseguridad en el mundo, y siendo acusada de excesiva corrupción en pos de la compra de lealtad, además de una censura estricta en los medios de información. Así, el país se aproximó a uno de los puntos más críticos de su historia, donde se mantiene hasta la actualidad con el sucesor de Chávez.
Hay matices, pero las similitudes, más que curiosas, son intencionales, y sobre todo, preocupantes.