Serpientes y escaleras - Tendencias

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Tendencias

Hace seis meses Morena aventajaba en 6 de 9 estados; hoy el escenario se les complicó

 

Tendencias

El 02 de junio los mexicanos elegiremos a la primera presidenta de México y en nueve estados del país se renovarán gubernaturas; lo federal se decidirá entre dos opciones y salvo Jalisco, donde Movimiento Ciudadano es primera fuerza política, en las otras ocho entidades el duelo es Morena Prian. Antes de que iniciara el proceso electoral el panorama era muy favorable para la 4T, pero las cosas han cambiado. La decisión ciudadana en varios estados, entre ellos Morelos, aún no se ha tomado.

A mediados del año pasado el Movimiento de Regeneración Nacional se perfilaba como el favorito del votante en seis de los nueve estados en donde habría elecciones concurrentes; en lo presidencial todo iba muy bien y en los estados la 4T parecía tener amarrado el triunfo en seis entidades.

Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar hace unos meses al grado que en este momento solo parece haber certeza de que la oposición mantendrá Yucatán, Guanajuato y Jalisco y Morena se quedará con Tabasco y Chiapas; en Veracruz, Puebla, Ciudad de México y Morelos las cosas se han complicado, porque la contienda se cerró.

Los estrategas nacionales de la 4T encendieron las alarmas en cuatro estados y enviaron operadores externos para tratar de enderezar el barco y hacer entender a los equipos locales que las cosas se les están saliendo de control.

Y es que aunque en los eventos de campaña los candidatos presumen mucha gente y un ambiente social favorable, entre la sociedad hay la indecisión sobre cómo sufragar. Obvio: los políticos se mueven en espacios controlados, en núcleos ciudadanos que previamente fueron seleccionados por su equipo y conviven con gente que convocaron a sus mítines, por eso no ven la realidad más allá de sus actos. Para ellos todo va muy bien.

En Morelos el equipo de campaña apuesta todo a la estructura, a la imagen del presidente y la fuerza que pueden darles los programas sociales del gobierno de la república. Al equipo de Margarita González Saravia no le interesa el resto de la sociedad, no le preocupa comunicarse más allá de su militancia, ni se sale del discurso de apoyo a las comunidades indígenas, olvidando que Morelos es un estado donde la mayor parte de la población habita en las zonas urbanas.

La propuesta de gobierno de la candidata de Morena es poco atractiva en lo discursivo por lo limitado de sus planteamientos; el mensaje es repetitivo, abusa de la figura del presidente y se ha quedado muy corto con todos los demás sectores.

Es válido que Margarita González prometa apoyo al campo, reconocimiento a las comunidades indígenas y ayuda a los adultos mayores, pero también debe considerar a todos los demás núcleos de la población y proponer opciones y/o soluciones para el sector productivo, los jóvenes y las zonas urbanas, porque si gana será la gobernadora de todos, no solo de los campesinos y los indígenas.

En ese terreno Lucía Meza ha superado a la candidata de Morena: la abanderada de la oposición tiene propuestas para todos y un discurso mucho más variado que además se adecúa al escenario: si está con empresarios habla de desarrollo económico, a los campesinos les ofrece modernizar el campo y a los jóvenes les habla en su idioma, por eso ha logrado conectar mejor con la gente.

La línea de los candidatos de Morena es igual en todos los estados: se ponen bajo la sombra del presidente, ensalzan la imagen de Andrés Manuel López Obrador, presumen los programas sociales y confían en su estructura; no está mal, pero no es suficiente en lugares como Morelos, donde existe una franja poblacional muy amplia que ya no comulga con la 4T, que está enfadada con el gobierno local y no acaba de convencerse de la propuesta de Margarita González.

Los estrategas de Morena han puesto todos los huevos en una sola canasta, confían en su estructura, su capacidad de movilización y la simpatía morenista, dejando de lado el manejo de la percepción, la comunicación con otros sectores y las propuestas de campaña para grupos distintos al indígena y campesino.

Mientras la campaña opositora es moderna y se adecúa a las circunstancias, la de Margarita es al estilo de la vieja izquierda, apelando a conceptos que utilizaron en los años setenta y si considerar a la gente que no piensan igual que ellos. En castellano: la campaña de González Saravia es para chairos, indígenas y adultos mayores, mientras que la de Lucía Meza es para todos.

Los estrategas de Margarita están sumamente confiados en la fuerza de la 4T y la ola obradorista, por ello descuidan aspectos importantes de la campaña, como conectar con otros sectores, comunicar adecuadamente y entender que aún ganando, si no tienen un buen manejo público desde ahora, mantener la gobernabilidad será muy complicado a lo largo de la administración.

Otro dato: la confianza en la marca es porque los números así se los refieren, pero los números también cambian: hace unos meses el triunfo de Morena parecía seguro en seis de los nueve estados que renovarían su ejecutivo estatal, pero el escenario se está modificando y la certeza de una victoria cómoda sólo está presente en dos de las nueve entidades donde se renovará la gubernatura.

En la víspera del segundo debate presidencial las encuestas colocan a Claudia Sheinbaum con 17 puntos de ventaja sobre Xóchitl Gálvez; la campaña presidencial de Morena está bien articulada, la candidata tiene buen discurso y en el duelo mediático Sheinbaum casi siempre gana o empata con su competidora… y aún así solo le saca 17 puntos de ventaja. ¿Cómo creer que en Morelos, donde las condiciones son otras, Margarita González supera por más de 30 puntos a Lucía Meza?

El problema más serio de la campaña de Morena es la candidata, por su exceso de confianza y la fe ciega en quienes la rodean; Margarita González es una mujer admirable, decente y representa una muy buena opción para gobernar Morelos en un momento tan complicado como el actual, pero como contendiente queda mucho a deber por el mal equipo que le acompaña y porque consciente o inconscientemente acepta solo la verdad de su coordinador de campaña y el grupo de personas que él le ha llevado.

En cuatro semanas la gente emitirá su voto y con él confirmará o corregirá lo que las encuestas dicen de las candidatas; será en ese momento y más allá de cualquier declaración política u opinión personal cuando el ciudadano calificará el trabajo, la propuesta y la personalidad de las damas que quieren gobernar nuestro estado.

Si la victoria de Morena resulta como lo dice el equipo de campaña y sus encuestas, por más treinta puntos (cómo López Obrador en el 2018), la confianza de Margarita González en Javier García y el cártel que lo acompaña estará justificada y la gobernabilidad de su administración quedará asegurada. El problema es si pierden o ganan por un dígito, porque entonces vendrán un sexenio de altibajos en donde la candidata perdedora se volverá un referente político y aspirante natural al gobierno estatal en el 2030.

Hoy las campañas políticas no son como en los años setenta, el duelo ya no acaba con la elección porque el enfrentamiento se prolonga a lo largo de todo el sexenio.

La gobernabilidad se gana desde la campaña.

·         posdata

Hace unos días se confirmó que el del 2024 es el proceso electoral más sangriento de la historia moderna de México con 286 hechos violentos y 541 víctimas hasta el pasado 21 de abril; las agresiones registradas incluyen secuestros, amenazas, atentados, desapariciones y homicidios.

Unos días después de que esta información se hiciera pública en Morelos se suscitó el asesinato del hermano del candidato de Movimiento Ciudadano en Tetecala; horas antes en ese mismo homicidio fueron ejecutadas tres personas y el viernes secuestraron y asesinaron a un productor y periodista.

Morelos está considerado junto con Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco y Chiapas como una de las seis entidades del país de muy alto riesgo por el control y la disputa de grupos del crimen organizado.

La historia no es nueva, quienes aquí vivimos sabemos que el problema es muy serio desde hace varios años y que la presencia de grupos criminales es absoluta en algunas regiones, porque así lo han informado durante dos sexenios los titulares de la Comisión Estatal de Seguridad. 

Todo esto es público, sabido, comentado y confirmado por las autoridades.

Y nada cambia.

·         nota

La tarde noche del viernes la noticia del secuestro y asesinato del productor del programa “Acá en el Show” sacudió nuevamente a Morelos; se trataba del titular de un espacio noticioso crítico, mordaz, que frecuentemente hacía enojar a la clase política y a los gobernantes.

Lo ocurrido a Roberto Carlos Figueroa fue contado por otro periodista que tuvo contacto con la familia casi desde que fue privado de su libertad: salió temprano de su casa a dejar a sus hijos a la escuela y después lo retuvieron, él se comunicó con su esposa para pedirle que juntara dinero para pagar el rescate y que lo liberaran; se entregó la suma acordada pero no lo liberaron; más tarde su cuerpo sin vida fue localizado en un paraje junto al de otra persona.

Esta historia se ha contado muchas veces con diferentes nombres y no deja de ser terrible, refleja el nivel de inseguridad en el que nos encontramos y la impunidad como operan los grupos criminales. “Morelos perdió un periodista, mis hijos un padre y yo un esposo” dijo en un comunicado su viuda.

La reacción de las autoridades y los políticos fue la de siempre: condenaron los hechos, demandaron esclarecer las cosas y evadieron la responsabilidad. Así lo hacen siempre y de manera continua, porque este tipo de situaciones son más frecuentes de lo que cualquiera quisiera.

En Morelos asesinan activistas, diputadas, empresarios, comerciantes, políticos, gobernantes, periodistas… y nunca pasa nada. Los que antes ostentaban el poder hoy alzan la voz y reclaman justicia y quienes hoy lo tienen dirán lo mismo mañana, cuando están del otro lado del escritorio.

Morelos es tierra de impunidad y simulación.

·         post it

Si la tendencia electoral favorece por más de 30 puntos a Morena, como lo presumen los Margarita Boys, lo lógico es que además de la gubernatura se lleven la mayoría de los municipios y el congreso local. En el 2018 la 4T ganó 12 de 12 distritos locales y los 5 federales; tres años más tarde refrendaron las cinco posiciones al Congreso de la Unión, pero solo consiguieron seis de los doce escaños del congreso de Morelos.

La proyección en el 2024 es que Morena gane 6 de 12 distritos locales, 12 o 15 de las 36 presidencias municipales y están en riesgo dos de los cinco distritos federales.

·         redes sociales

La guerra sucia es el eje de la contienda electoral en Morelos. Y ni así prenden las campañas.

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