Serpientes y escaleras - Lucía, Juan Ángel y Rafael

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Lucía, Juan Ángel y Rafael

Tres de los mejores cuadros de Morena en Morelos quedaron fuera de la carrera por la gubernatura.

 

Lucía, Juan Ángel y Rafael

El tiempo y la habilidad política de las dirigencias nacional y estatal de Morena son claves en lo que sucederá luego de que se han seleccionado a los seis personajes que estarán en la encuesta final para elegir al candidato a la gubernatura. Tres de los cinco contendientes más fuertes se quedaron en el camino y la molestia en varios sectores de la 4T es evidente. Si no concilian, el riesgo de que pierdan la elección del 2024 aparecerá.

En este momento el Movimiento de Regeneración Nacional aventaja en seis de las nueve entidades estatales en las que habrá elecciones concurrentes en el 2024, entre ellas Morelos, pero los conflictos que pueden derivar de los métodos de selección interna podrían complicarles las cosas, porque quienes no fueron seleccionados se quedarán de brazos cruzados en la elección o van a jugarle las contras al candidato (a) de la 4T.

Los procesos internos nunca han sido el punto fuerte del Movimiento de Regeneración Nacional, fracasaron hace unos años cuando intentaron renovar la dirigencia nacional y todas las asambleas estatales tuvieron que ser suspendidas por inconformidades de la militancia; en algunos estados, de hecho, hubo golpes, enfrentamientos físicos y hasta disparos de arma de fuego.

El año pasado la historia volvió a repetirse en algunos lugares, como Morelos, cuando se renovaron los consejos estatales y el método emuló los acarreos y la compra de votos que caracterizaron al PRI por muchos años. En la tierra de Zapata la historia fue compleja no solo porque los equilibrios internos se modificaron, lo fue sobre todo porque a ninguno de los grupos que disputaron el poder les interesó conciliar y luego de varios meses, en pleno proceso electoral, no existe una dirigencia que apueste por la unidad.

Lo que vimos la semana pasada también abre la posibilidad de más problemas: medir a todos los aspirantes registrados en una misma encuesta en lugar de fomentar la unidad generó controversia y esta acción se mezcló con la decisión de un grupo de consejeros estatales, divididos en dos grupos, que bajo una lógica individual seleccionaron a los primeros cuatro aspirantes; luego vino una línea nacional que, si bien es inapelable, al aplicarse como se hizo provocó división y la posibilidad de que algunos morenistas jueguen en contra.

A pesar de todo lo anterior en Morena no hay nadie que se pueda decirse engañado, porque las reglas siempre estuvieron a la vista; quienes participaron en la competencia y aceptaron hacerlo sabían a lo que se atenían y deben entender que sin importar los caminos jurídicos a los que apelen, el resultado no va a cambiar.

Por ejemplo: la senadora Lucía Meza ya acudió a los órganos internos de Morena e irá a los tribunales para exigir que se le respete su derecho a competir; la dama acusa violencia de género y asegura que la comisión de Honestidad y Justicia del partido actuó en sentido contrario a lo que dice su nombre. “Fue una sentencia a priori, lo hicieron para excluirme y beneficiar a determinado candidato” afirma. ¿Apenas se da cuenta?

En Morena no hay inocentes, se les llama de otra forma; quienes forman parte de ese partido deben entender que conviven en una democracia unipersonal, basada en intereses cupulares y sin derecho de réplica; igual que en todos los partidos. Veámoslo de esta manera:

Marcelo Ebrard es (¿era?) amigo del presidente Andrés Manuel López Obrador, durante cinco años fue una figura principal de su gabinete, era un precandidato con altísima rentabilidad electoral y tiene del apoyo de muchos morenistas y de un nutrido grupo de legisladores y autoridades emanadas de la 4T. A pesar de ello el partido lo dejó fuera, no aceptó sus reclamos e hizo a un lado sus demandas sin escuchar sus argumentos; al carnal Marcelo se le ofreció lo mismo que a los otros aspirantes: sumarse, callarse y esperar a ver qué le tocaba. No aceptó, impugnó y sus palabras se esfumaron en el viento sin causar mella en el partido ni en la precandidata presidencial. ¿Alguno de los precandidatos relegados en Morelos se siente más fuerte que Ebrard?

El riesgo para Morena era que Marcelo se fuera con la oposición, que mezclara su popularidad con la de Xóchitl Gálvez y juntos combatieran a la 4T, pero eso no ha ocurrido aún; si sucediera metería una enorme presión a la candidatura de Claudia Sheinbaum y movería las cosas en la carrera presidencial, pero difícilmente cambiaría el resultado del 2024. Eso mismo puede suceder en Morelos, salvo que aquí sí es viable la derrota.

La queja que interpuso la senadora Lucía Meza ante la comisión del partido irá acompañada, según lo dijo, de una demanda ante las autoridades electorales para que se respeten sus derechos políticos. Suponiendo que en alguna de estas dos instancias acepten sus dichos y obliguen al partido a incluirla en la encuesta, nada garantiza que sea candidata, por el contrario, su postura aumentará el veto, porque el control de la encuesta y de las candidaturas lo tiene la dirigencia nacional. Y su exclusión vino de ahí.

Por si sola Lucía Meza no representa un riesgo para Morena en Morelos; indudablemente se trata de una figura conocida, con estructura y muchísimos recursos económicos, pero todo gira en torno a un proyecto integral: candidatura, mujer, Morena; si no se cumplen estos tres puntos la historia cambia, es decir, la senadora conservará parte de su capital político, pero sin partido no tendrá la misma rentabilidad. A menos que la abanderara la coalición.

La molestia individual de la cuautlense puede no preocupar a las dirigencias del partido, quizá hasta los haga sonreír en lo privado, el problema es si a esa posición se suman más morenistas como Juan Ángel Flores o Rafael Reyes, ambos alcaldes exitosos, populares, morenistas y con estructura, el panorama cambia. El edil de Jiutepec ya aceptó los resultados y se disciplinó, pero el de Jojutla mandó un mensaje extraño, deja abierta la puerta para buscar más opciones y ello podría provocar, si combina su rentabilidad con la de la senadora, un problema serio para Morena en el 2024.

Era obvio que en cualquier escenario iba a haber rompimiento interno, pero la decisión que tomó Morena puede complicar más las cosas si las dirigencias, estatal y nacional, no inician de inmediato un proceso de cicatrización. Reitero: los tres aspirantes que quedaron fuera de la carrera, Lucía Meza, Rafael Reyes y Juan Ángel Flores, son figuras importantes de Morena, tienen más rentabilidad electoral que varios de quienes estarán a la encuesta final y si se unen provocarían un problema al partido.

Si los tres morenistas excluidos le juegan la contra a la 4T, con los brazos caídos o abiertamente compitiendo desde otra plataforma electoral, el reto de quien abandere la causa transformadora será mucho más complicado. Más aún: si se unen y actúan de manera coordinada, en el sentido que quieran, su fuerza será mucho mayor.

Lo que más le conviene a la 4T es buscar la unidad y evitar que quienes se quedaron en el camino le jueguen la contra al candidato (a) a gobernador de Morelos en el 2024.

Morena puede llegar a la elección del 2024 con el/la candidata más débil.

·         posdata

La senadora Lucía Meza tenía muy pocas posibilidades de representar a Morena en la contienda por la gubernatura de Morelos, solo ella y su equipo pensaban lo contrario. Su reacción luego de que la excluyeron de la encuesta para seleccionar al candidato a gobernador puede ser que también quede fuera del senado y el congreso federal; su mejor escenario, si le perdonan los exabruptos, será competir por una diputación local.

A pesar de ser una mujer conocedora de la política, con varias campañas electorales a cuestas, vasta experiencia en cargos de elección popular y una multimillonaria inversión publicitaria, equivocó el camino. Su primer error fue hacer propias las diferencias que el exgobernador perredista tiene con Cuauhtémoc Blanco, acercarse al fiscal Uriel Carmona y emprender desde su trinchera legislativa, durante cinco años, una campaña contra un mandatario de Morena, amigo del presidente y con influencia en la dirigencia nacional.

A la par de ello estuvo el rol que desde el Senado de la república jugó con Ricardo Monreal y Pedro Haces, la promoción, creación y desarrollo del partido Fuerza por México y su distanciamiento de las bases de Morena. Eso, su cercanía histórica con Graco Ramírez, el político más repudiado de toda la historia de Morelos y su ausencia durante un lustro de la entidad; Lucía Meza al igual que Rabindranath Salazar olvidaron a su estructura y se alejaron del estado.

El panorama para la senadora es muy complicado y no mejorará con las acciones que ha tomado; está en su derecho de exigir que la dejen competir, pero olvida que frente a las leyes terrenales en la 4T tienen siempre otros datos y el control de las decisiones. ¿En qué escenario piensa que puede obligar a la dirigencia a que la incluyan en una encuesta o más aun, que la postulen a algo? Imposible.

·         nota

En la víspera de la contienda electoral del 2021 las encuestas ubicaban a Javier Bolaños como el aspirante más fuerte a la presidencia municipal de Cuernavaca; prácticamente todos los estudios de opinión ponían al panista en una posición ventajosa, a pesar de ello su partido optó por alguien distinto.

Ante ello Bolaños Aguilar tomó una decisión drástica: renunció a su militancia y buscó una diputación local bajo las siglas de Fuerza por México; “tenemos como candidato a Sergio Estrada, la gente lo quiere y lo recuerda como un buen gobernador; vamos a arrasar”. La mezcla entre la popularidad del exgobernador y la rentabilidad electoral que le concedían las encuestas hicieron que Bolaños diera un salto de fe, sin considerar otras variables, como el hecho que el mecánico no era tan popular como pensaban. El resultado es historia.

En política las circunstancias y los tiempos juegan un rol principal; cuando Javier Bolaños se perfilaba como candidato del PAN, la mezcla persona-partido era ganadora, pero por separado el panorama fue distinto. El PAN recuperó la capital porque el gobierno de Morena, con Antonio Villalobos, fue desastroso y eso se combinó con el hecho que en la 4T postularon a una figura sin arraigo y profundamente ligada al gobernador. Ergo: no ganó el PAN, perdió Morena.

Esto mismo puede ocurrir en cualquier otro caso; en política la popularidad es resultado de varios aspectos, casi nunca de la imagen individual.

·         post it

Imagina lectora lector querido, que recibes una llamada telefónica o te encuentras a un encuestador en la calle y te pide tu opinión sobre un precandidato, dos o cinco; quizá los conozcas, tal ves puedas emitir una opinión de todos ellos y posiblemente estarás en condiciones de calificarlos.

Ahora piensa que esa misma encuesta incluye treinta nombres ¿Crees posible contestar algo así? ¿Recordarías los nombres de todos para poder calificarlos? Técnicamente es un absurdo.

Así fue la Encuesta de Reconocimiento de Morena en Morelos.

·         redes sociales

La ventaja de Morena en Morelos es que no tiene oposición enfrente.

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