Serpientes y escaleras - Invierno en primavera
En opinión de Eolo Pacheco
La investigación contra Sanz es cosa seria; el problema no termina con su remoción.
Invierno en primavera
La confirmación de que el “Caso Primavera” es una investigación que la Unidad de Inteligencia Financiera lleva a cabo en Morelos ha desatado diversas especulaciones dentro y fuera del gabinete de Cuauhtémoc Blanco. Algunos personajes del círculo cercano al gobernador han marcado ya su distancia con el aludido, exigen la inmediata destitución del presunto culpable y se frotan las manos ante lo que consideran la inevitable detención de José Manuel Sanz. Lo que no observan es que el tema va a impactar a toda la administración y puede representar el principio del fin de ese gobierno.
Habría que recordar lo que en situaciones similares ha sucedido en sexenios anteriores para poder dimensionar el tamaño del problema en el que está metido Cuauhtémoc Blanco. La investigación de la UIF no es contra cualquier persona, se trata del proceso abierto a uno de los personajes principales del gabinete morelense, un hombre que ha estado al lado del futbolista por más de dos décadas, que lo representó profesionalmente cuando era deportista profesional, negoció su ingreso a la política y ha estado junto a él en dos administraciones.
La cercanía de José Manuel Sanz con Blanco Bravo está fuera de duda a pesar de que en los últimos meses la relación se ha enfriado; es público el vínculo entre el jefe del ejecutivo de Morelos y su jefe de la oficina de la gubernatura, sobre todo para quienes, allende las fronteras de Morelos, no están enterados de que el trato entre ambos es cada día más distante.
La investigación que realiza la UIF no es cualquier cosa y de eso ya se dio cuenta el gobernador; la declaración de ayer, reconociendo los hechos y aceptando públicamente que analiza su separación del cargo para facilitar la investigación es diametralmente opuesta a la de una semana antes, cuando confrontó a los reporteros que le preguntaron sobre el “caso primavera”.
La situación que vive en este momento el gobierno de Morelos es muy compleja, mucho más de lo que algunos miembros del equipo cuauhtemista suponen; la sola investigación contra José Manuel Sanz por el manejo sospechoso de más de mil millones de pesos puede centrarse técnicamente en cinco personas, pero el impacto del asunto afectará a todo el gobierno estatal y lastimará la deteriorada imagen del gobernador, porque es imposible separar a Cuauhtémoc Blanco de quien por muchos años fue su hombre de mayor confianza.
Lo que enfrenta Sanz y los otros cinco personajes involucrados en el “caso primavera” es sumamente delicado y tiene muchas aristas; en el expediente se detallan movimientos que llamaron la atención del gobierno federal y que se encuadran en la Ley de Lavado de Dinero, como la disposición de recursos en efectivo por más de 122 millones de pesos, movimientos de inusuales por más de 741 millones de pesos y diversas transferencias internacionales.
También se refiere la adquisición de un bien inmueble, el tráfico de influencias y la operación de varias empresas, una de ellas dada de alta en el padrón de proveedores del Gobierno de Morelos, otra en el Gobierno del Estado de México y una más constituida en los Estados Unidos; también sobresale la expedición de cheques por más de 58 millones de pesos. Además del “Sujeto principal” que sería José Manuel Sanz Rivera, se menciona a una mujer (su esposa) y otras cinco personas más.
De acuerdo con la información que ha trascendido, el “caso primavera” investiga movimientos inusuales de dinero realizados por gente cercana al gobernador de Morelos desde el año 2015, cuando el futbolista era presidente municipal de Cuernavaca. Lo de José Manuel Sanz Rivera es solo uno de los expedientes que estaría trabajando la UIF, el cual ya fue entregado a la Fiscalía General de la República para dar el siguiente paso legal.
La investigación de Santiago Nieto es muy seria porque trata de delitos relacionados con el Lavado de Dinero, Desvío de Recursos y operaciones que presumiblemente se habrían celebrado con recursos ilícitos.
La investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera en Morelos es un tema muy delicado que seguramente el gobernador ya ve con ojos diferentes a los de la semana anterior. La presencia en el estado de gente de la UIF y la revisión profunda a las finanzas del todavía jefe de la oficina de la gubernatura podría convertirse en un escándalo de dimensiones nacionales, similares a los que vivieron Sergio Estrada Cajigal con Agustín Montiel o Marco Adame Castillo con Luis Ángel Cabeza de Vaca; en los tres casos se trata de personajes muy cercanos al jefe del ejecutivo.
Cuando la bomba estalle, será imposible separar la imagen del gobernador de la de su jefe de la gubernatura; el jefe del ejecutivo tiene que revisar la actuación de su colaborador para tener la certeza de que ni su nombre ni su firma aparece en alguna de las acciones irregulares que investiga la Unidad de Inteligencia Financiera.
Hacia afuera Cuauhtémoc Blanco puede mantener su misma narrativa, repitiendo frases trilladas y evadiendo entrar al fondo del tema, pero hacia adentro debe cerciorarse de que la investigación no lo salpicará, no porque sea cómplice de un acto ilícito, sino porque como titular de un gobierno (primero municipal y ahora estatal) su huella aparece en cientos o miles de documentos y en alguno, quizá sin saberlo, avaló algo que ahora pudiera ser objeto de una investigación por parte de la UIF.
El otro frente que debe cuidar Blanco Bravo es el social, porque la investigación es en contra de uno de los personajes centrales de su administración y ha abierto un enorme frente de ataque en su contra. Técnicamente aún no se ha dicho que el sujeto principal del “caso primavera” es José Manuel Sanz, ni se ha declarado culpabilidad alguna hacia ninguno de los involucrados, pero el asunto ya es nota nacional y en todos los casos el enfoque de la información es en contra del gobernador.
Durante cuatro años de carrera política Cuauhtémoc Blanco ha despreciado a la prensa, situación que en este momento le está pasando la factura. La eventual captura de uno de los hombres más importantes de su gobierno caerá como un balde de agua fría, porque se suma a los problemas que ha enfrentado como administrador del estado y lo colocará en una terrible situación para enfrentar el proceso electoral intermedio.
Cualquier falla en el manejo de esta crisis generará un escenario más complejo y colocará al gobernador en riesgo de destitución; para el grupo opuesto a “los güeros”, la salida de Sanz luce como un regalo del gobierno federal, pero la forma como sería expulsado del gabinete es una señal muy clara del descontento presidencial con la forma como se encuentra el estado. Ahí todos pueden ser castigados.
El caso primavera es un grave problema para el gobierno de Cuauhtémoc Blanco; el gobernador debe ser cuidadoso en la forma como atiende la situación y debe estar preparado para lo que venga si detienen a su otrora hombre de confianza.
La pregunta que todos hacen es ¿José Manuel Sanz se comió solo los más de 1 mil millones de pesos que le achacan?
- posdata
Más preocupado por dar nota y aparecer en la prensa que por ayudar al gobernador de Morelos, el diputado federal Jorge Argüelles ya dio por culpable al jefe de la oficina de la gubernatura y pidió su inmediata destitución.
Obvio: entre ambos personajes no hay buena relación, a pesar de que hace unos meses, cuando el español era el todopoderoso del régimen, belindo trataba de ser su amigo a como diera lugar.
Lo que el legislador federal no entiende (porque su capacidad neuronal no le alcanza) es que el “caso primavera” va mucho más allá de la destitución y captura de un funcionario. Belindo supone que con correrlo termina todo, olvida que en la investigación hay otros personajes involucrados y que José Manuel Sanz Rivera conoce todo lo que ha ocurrido en la vida de Cuauhtémoc Blanco Bravo en los últimos veinte años.
Expliquémoslo con manzanitas para que entienda: a pesar de que la amistad entre ambos personajes pudiese hoy no existir, la relación histórica los convierte en socios o cómplices (en el mejor sentido de la expresión) de muchas cosas; Sanz estuvo con Cuauhtémoc en su mejor época como futbolista, lo acompañó en casi todas las negociaciones de trabajo, lo trajo a Morelos cuando compitió por la alcaldía de Cuernavaca, participó con él en dos administraciones públicas y fue su confidente en muchos momentos de su vida.
Puede ser que el jefe de la oficina de la gubernatura haya traicionado la confianza del gobernador al realizar acciones fuera de la ley que hoy son investigadas, pero aún en ese supuesto, para las autoridades federales, para la prensa y para el resto de la sociedad, José Manuel Sanz Rivera sigue siendo un hombre muy cercano al gobernador. Todos en el equipo del mandatario morelense deben ser muy cuidadosos con el manejo de la situación y no hablar a la ligera en un tema que va a escalar cuando la FGR actúe.
Hoy Cuauhtémoc Blanco ya no es el ídolo deportivo al que todos aplaudían por los goles que anotaba, ahora estamos frente a un servidor público que tiene a su cargo un estado, que administra más de veintiséis mil millones de pesos al año y que gobierna a casi dos millones de personas. El juicio que se hace de él ya no es como deportista, sino como político.
Concedamos que el gobernador Cuauhtémoc Blanco desconoce las acciones que se achacan a su jefe de la gubernatura y que de ninguna forma participó en los presuntos actos ilegales cometidos. Por eso debe ser más cuidadoso en su manejo y en la forma como enfrenta la situación.
Lo peor que le puede pasar a este gobierno es seguir la línea del diputado belindo.
- nota
Uno a uno los titulares de las diferentes dependencias del gobierno estatal han acudido ante los diputados con motivo de la glosa del primer informe de labores del gobierno estatal. La constante en las comparecencias ha sido la ausencia de diputados y la pobre discusión sobre los temas.
Al que peor le ha ido es al Fiscal General, contra quien los representantes populares enfocaron sus baterias en una especie de circo sin consecuencias. A Uriel Carmona le dijeron de todo, lo acusaron por la falta de resultados a pesar de los cientos de millones que recibe de presupuesto, le dijeron incapaz para estar en el cargo y al final le sugirieron renunciar, por su notoria incompetencia. Lo que olvidaron los legisladores es que la permanencia del fiscal depende de ellos.
Luego vino el turno de los titulares de otras áreas, contra quienes el discurso ha sido más o menos el mismo, con la salvedad que en algunos casos, como el del titular de la Secretaría de Desarrollo Social, la comparecencia se celebró ante solo una legisladora.
Nunca las comparecencias ante los diputados han servido de algo; en el mejor de los casos entretienen, pero nunca cambian la realidad de las cosas. Hoy no ha sido diferente.
El parlamento debería buscar un método distinto para interactuar con los funcionarios, un camino que incluya acciones específicas que ayuden a obtener resultados concretos.
Mientras el formato siga siendo el mismo, nada cambiará.
- post it
El coronavirus ya es pandemia y muchos países se encuentran en alerta máxima por tal situación, excepto México donde el presidente López Obrador afirma que nada pasará y que podemos seguir abrazándonos.
¿En Morelos estamos listos para una crisis por el coronavirus?
- redes sociales
Quien fuera el presidente para ver todo color de rosa.
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