Serpientes y escaleras - Escisiones

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Escisiones

Las próximas semanas serán decisivas para muchos políticos: se van o se quedan.

 

Escisiones

El domingo por la mañana un grupo de militantes de Morena anunció su renuncia alegando imposiciones en las candidaturas; junto con la secretaria de organización del partido y su pareja, dijeron, dimitieron “más de mil comités” que suman 40 mil personas y que a partir de ese momento se incorporaban a la campaña del Frente Amplio al lado de su candidata, la senadora Lucía Meza. En la foto del evento, levantando sus renuncias, no se veían más de cien personas.

Pero independientemente del número, lo que sucede al interior de Morena en Morelos es interesante por las peculiaridades que encierra:

1-      La pareja que encabezó el acto de renuncia, Arnulfo Montes Cuén y María Luz Villa ya operaban para el proyecto de la senadora Lucía Meza desde hace más de un año; en el caso de él, se trata de un ex priísta que al igual que Fernando Martínez Cué, ha pasado por muchos partidos políticos sin fortuna y las pocas veces que ha competido ha perdido. De todos lados y con todas las personas con quienes ha estado, Montes Cuén termina mal; antes de apoyar a Lucía Meza estuvo con Ulises Bravo y antes con Rabindranath Salazar. Su renuncia es porque no le dieron la candidatura por una diputación federal.

2-      “Lo valioso de ellos es la estructura que los acompaña”, me asegura uno de los generales del equipo de la candidata del FAM. Lo que pasan por alto es que la fuerza de Morena radica en la imagen y simpatía hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador; en Morelos AMLO goza de una aprobación del 70 por ciento. Es posible que algunos o muchos simpatizantes decidan apoyar la candidatura opositora, pero no se trata de una escisión en el obradorismo. Ningún candidato local es más fuerte que la marca.

3-      La renuncia de Montes Cuén y María Luz Villa no cayó de sorpresa en la 4T, se veía venir desde que al primero se le cerró la posibilidad de competir por una diputación federal y ello deriva, dicen, de que no tiene ni la rentabilidad electoral, ni la trayectoria política, ni la reputación personal para ocupar dicha posición. Item más: las diputaciones federales y las senadurías se deciden en la dirigencia nacional y las palomea la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, nada tiene que ver ni el gobernador ni la abanderada al gobierno del estado.

Por supuesto que este movimiento debe hacer reflexionar al equipo de campaña de Morena, porque podría repetirse en las próximas semanas cuando se vayan definiendo las candidaturas locales. No hay forma de que todos los aspirantes ocupen una candidatura, ni manera sencilla de hacérselos entender. El argumento central que conducirá esta narrativa lo conocen los contendientes porque se trata de un lineamiento nacional: quienes sean postulados como candidatos serán los que ganen la encuesta.

Aunque la fecha establecida por el CEN para definir las candidaturas locales en los nueve estados con elecciones concurrentes se ha fijado para el mes de marzo, nivel central Morena ha tomado la decisión de que en las ciudades principales las candidaturas se conocerán antes. En Morelos hablamos de Cuernavaca, Jiutepec y Cuautla, donde por cierto ya existen resultados de las encuestas, mismos que podrían presentarse públicamente la siguiente semana.

No importa la estrategia que sigan en Morena o en el equipo de Margarita González: en el proceso de selección de candidatos el pleito es inevitable; a lo largo de las últimas semanas la candidata ha sostenido reuniones con aspirantes y todos han estado de acuerdo con respetar el resultado de las encuestas y apoyar al ganador, pero eso no va a suceder, en la mayoría de los casos habrá enojo y en unos cuantos veremos la decisión de irse, como lo hicieron el fin de semana un grupo de militantes.

¿Hay manera de evitar ello? No. Las candidaturas no alcanzan para todos los aspirantes y la condición humana hará que el enfado prevalezca, situación que debe ser atendida por el equipo morenista, pero que realmente está en manos de los interesados.

Más claro: quienes compiten saben cuáles son las reglas del juego y sobre todo que el voto más importante lo tiene una persona; a sabiendas de ello participan, se mueven y esperan resultar favorecidos con la decisión impuesta a través de una encuesta. Aquellos que no confían en las decisiones de su partido, que alegan imposición y hablan de encuestas amañadas ni siquiera deberían jugar.

El rompimiento de los morenistas que el fin de semana anunciaron su salida del partido no lo pudo evitar Margarita González Saravia, de hecho no habría sido prudente que tratara de impedirlo atendiendo las exigencias de la pareja Montes Cuén, porque ello implicaría hacer lo mismo en todos los demás espacios y al final, de cualquier forma habría aspirantes que quedarían dolidos.

La renuncia a Morena en la víspera de la elección es una decisión individual, tiene que ver con intereses, aspiraciones, pero sobre todo con la madurez de los aspirantes. Al equipo de la candidata le corresponde hablar con todos, conciliar, tratar de convencer, pero no está en sus manos la decisión final, ni están en condiciones de prometer, porque eso resultaría peor. Las decisiones se toman en México.

Quienes sigan el camino de la senadora Lucía Meza o los que ahora se suman a su campaña por la gubernatura entienden que se trata de una apuesta fuerte: dejan de estar en el partido mejor posicionado, el que tiene todas las condiciones para ganar la próxima elección y mantenerse en el poder los siguientes años, para irse a una aventura en donde todo está en contra, empezando por el ánimo ciudadano.

Ser postulado candidato del Frente Amplio no es lo mismo que competir bajo las siglas de Morena; de un lado está en enfado histórico acumulado en contra del PRI, PRD y PAN y por otro la simpatía obradorista. Viéndolo frente a frente también existen contrastes notorios entre las candidatas: Margarita González es una mujer decente, íntegra, de convicciones firmes que nunca ha estado envuelta en escándalos de ningún tipo; Lucía Meza es polémica, de claroscuros, con mucha experiencia política, pero con el pesado lastre de tener a su lado a Graco Ramírez y a lo peor del PRI; ese que desde hace tiempo está en la mira de las autoridades por sus vínculos con la delincuencia organizada.

Romper con Morena es una decisión individual. Las consecuencias también lo son.

·         posdata

La próxima semana Morena podría dar a conocer los nombres de los ganadores de la encuesta para elegir al candidato (a) a las presidencias municipales de Cuernavaca, Jiutepec y Cuautla; el partido mandó hasta marzo la definición de las candidaturas locales, pero dentro de un esquema que incluye a los municipios más importantes del país, los datos en esos tres podrían conocerse antes de la fecha estipulada.

En esos tres municipios la 4T morelense puede enfrentar sus crisis más fuertes; en Cuernavaca compiten diversas figuras con distintos patrocinios: los hay del grupo de Rabindranath Salazar, de Ulises Bravo y también figuras que compiten convencidos que pueden ganar la encuesta. Lo mismo ocurre en Jiutepec y Cuautla, aunque en estos lugares hay que agregar la fuerza de los alcaldes en funciones, que tienen propuestas personales para que los sucedan.

No importa lo que haga el partido o la candidata a la gubernatura, tampoco el hecho que en todos los casos los aspirantes se hayan comprometido a aceptar los resultados y sumarse al ganador: habrá molestia e inconformidades porque muchos contendientes se quedarán en el camino; para ellos y para sus patrocinadores las opciones son dos: o se alinean o se van.

No se trata de ser pesimista, sino de entender algo inevitable; lo interesante será observar la decisión que toman ganadores y perdedores, incluyendo su capacidad para entender que la política no es justa y dimensionar lo que puede suceder en cualquiera de las opciones que sigan.

Aceptar un resultado adverso, quedarse en el partido y apoyar al ganador es lo más difícil, pero también lo más sensato; refunfuñar, maldecir, amenazar o dimitir es más sencillo, válido, pero riesgoso si incluye saltar a otro partido, porque implica jugarse el todo o nada en un proyecto como el del FAM que desde todos los escenarios es la opción menos atractiva para el electorado en este momento.

En los tres municipios antes mencionado la decisión va a sacar chispas, dejará a muchas personas molestas y podría poner en riesgo el triunfo en la presidencia municipal. En Cuautla y Jiutepec los personajes más nerviosos son los alcaldes.

·         nota

Dos opciones políticas parece tener el gobernador Cuauhtémoc Blanco de cara al futuro: uno es competir por un cargo de elección popular, lo que lo obligaría a dejar el cargo en las próximas semanas; el otro es incorporarse al gabinete de Claudia Sheinbaum, quizá en la Conade.

Cualquiera que sea la decisión es imperativo para el mandatario cerrar bien su gestión, conciliar con todos los que le sea posible y trazar un final de gobierno distante de enfrentamientos, porque de ello depende que cualquiera de sus opciones futuras, en la política o en la iniciativa privada, se puedan concretar.

La campaña electoral y la presencia de dos candidatas que acapararán la opinión pública reduce la presión hacia él y le permite trabajar en un buen cierre de gobierno y un pacífico séptimo año.

La pregunta es ¿Le interesa hacerlo?

·         post it

Previo a las elecciones del año 2 mil el dirigente estatal de la CTM afirmó en una rueda de prensa que la Confederación de Trabajadores de México le aportaba “más de 400 mil votos” a la campaña del candidato a la gubernatura de Morelos; orgulloso, el cetemista presumía su liderazgo y el manejo cupular de cientos de miles de trabajadores que representaban “el motor electoral del partido”. Eran los tiempos del PRI todopoderoso.

Tiempo después Vinicio Limón Rivera participó en una contienda interna, buscaba una candidatura por el PRI y afirmaba con arrogancia que era invencible por los miles de votos que movía la CTM. La sorpresa, para él, fue que no ganó la elección interna y la vergüenza apareció cuando en el conteo resultó que el poderoso líder sindical no logró sumar ni mil votos a su causa, lo que echó por tierra su argumento del voto cupular. Por cierto: el PRI también perdió la elección estatal.

Venga la anécdota a colación por los “40 mil votos” que dicen llevarse los morenistas que el fin de semana renunciaron a la 4T. ¿En serio tienen 40 mil personas? ¿Y por qué fueron tan pocas al acto de renuncia?

Pongámoslo de esta forma: si Arnulfo Montes Cuén tuviera 40 mil simpatizantes no habría perdido en todas las elecciones en las que ha competido. Veámoslo así: si él o su pareja tienen 40 mil votos seguros, no hay duda de que pueden ganar una diputación local.

Pónganlos a competir.

·         redes sociales

Hace algunos días la dirigente estatal del Partido del Trabajo anunció en un evento público que el PT se separaba de la coalición con Morena y solo apoyaría la candidatura presidencial y la de gobernadora; en todos los demás espacios competirían solos.

Hasta el momento no han formalizado esa decisión ante las autoridades correspondientes.

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