Serpientes y escaleras - Engañar con la verdad

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Engañar con la verdad

Hacer un buen gobierno no depende solo de una persona.

 

Engañar con la verdad

La buena voluntad mostrada por la gobernadora en estos meses anticipa lo que será su gobierno y las reglas del juego de su administración. Cada tres y seis años escuchamos la promesa de que se combatirá la corrupción, se acabará con la impunidad, se harán de lado las malas prácticas y se dignificarán el servicio público; el ciudadano escucha y no cree porque una y otra vez se trata de promesas falsas. Con Margarita González Saravia puede no ser así.

El planteamiento de gobierno para la siguiente administración es tan simple que muchos no acaban de entenderlo: la futura jefa del ejecutivo habla de muchos temas que giran en torno a la premisa de ayudar a los más necesitados. El camino para lograrlo empieza por atender las necesidades básicas de las poblaciones desprotegidas y canalizar más recursos al campo, a los grupos vulnerables y a las comunidades indígenas.

La narrativa versa en torno a acciones que impacten de manera directa a la gente en áreas que han sido poco atendidas y necesitan un impulso mayor. Así las cosas, la gobernadora ha prometido más recursos para el campo, mejorar la infraestructura educativa, elevar la cobertura médica, impulsar el desarrollo económico, resolver los problemas de agua y recuperar la paz.

Todas las ofertas pasan por un elemento que conducirá la actuación del gabinete, el mismo ha sido la característica de Margarita González Saravia a lo largo de su vida: honestidad. En este punto la dama ha insistido desde la campaña que no habrá acciones irregulares, que no se permitirán actos de corrupción, ni habrá espacio para la impunidad.

Estos argumentos han sido recurrentes en los discursos políticos desde hace muchos años, se han convertido en una muletilla discursiva que se repite de manera automática pero nunca se cumple, ni siquiera cuando al gobernante le conviene hacerlo.

Los mensajes se repiten una y otra vez en todos los foros en donde participa la gobernadora y paradójicamente no todos han entendido de lo que se habla. Es tan reiterada esta mentira entre los políticos que ya nadie cree en esas promesas; incluso dentro del equipo que estará en el gabinete existen personajes que no acaban de entender que su jefa está hablando en serio.

Todo lo que la mandataria pretender hacer en los próximos años camina por un espacio de honestidad y lealtad, que no es solo con ella, sino con la investidura y lo que representa. A diferencia de otros actores políticos para los que la honestidad es cliché o un simple elemento discursivo, para Margarita González se trata de una convicción personal, un estilo de vida que no se ha modificado en toda su trayectoria y sería muy difícil que cambiara ahora.

Por origen, Margarita pudo optar por el camino sencillo que proporciona la estabilidad económica familiar, es decir, como muchos jóvenes adinerados tenía la posibilidad de ubicarse en el regazo de la estirpe y aprovechar las condiciones para tener una vida más sencilla y sin penurias de ningún tipo. Pero ella no lo hizo.

Desde muy pequeña optó por la lucha social y se salió de su espacio de confort para hacer trabajo comunitario y ganarse el sustento por sí misma; a lo largo de su vida González Saravia ha mostrado congruencia en su actuar, algo que no es nada común entre los políticos, sobre todo en los de nuestro estado.

En los espacios que ha ocupado la dama ha tenido oportunidad de aprovechar el cargo para mejorar su situación económica y nunca lo ha hecho; condiciones para enriquecerse, para hacer negocios o conceder favores a los amigos los ha tenido, pero no ha sido así. Su congruencia y formación es tan sólida que algunos personajes que fueron muy cercanos a ella, como Mario Caballero, traicionaron su amistad e hicieron compromisos económicos utilizando su nombre a sabiendas de que sus actos lastimarían su imagen y trayectoria.

Escuchar promesas de honestidad y de trabajo es tan común entre la clase gobernante que ya nadie cree en ellas; políticos de todos los partidos hablan de ello, pero no lo hacen, prometen y no cumplen, por eso la gente considera ese discurso demagogia, algo que solo convence a los tontos porque rara vez se vuelve realidad.

Conociendo a Margarita González Saravia me parece que estamos ante una historia distinta, frente a un modelo de actuación que puede marcar un antes y un después en el ejercicio de gobierno, algo que modificaría la manera como se ha hecho política en los últimos años en Morelos.

No se trata de idealizar a nadie, ni de conceder valores falsos a la futura gobernadora, sino de ubicar a una persona que es distinta a todo lo que hemos visto, alguien cuya historia de vida y comportamiento a lo largo de muchos años contrasta con quienes hasta hoy han ejercido el poder.

Hablar de honestidad en el servicio público es fácil de decir, pero difícil de comprobar, muchas veces hemos escuchado jurar a quienes llegan a un cargo que nunca han robado, lo que no dicen es que nunca les han dado la oportunidad de hacerlo. Ser honesto por falta de oportunidades es sencillo, pero no del todo cierto; los políticos honorables son aquellos que han tenido la posibilidad de robar y no lo han hecho. Esa sí es una virtud en el servicio público.

La gobernadora electa tiene un discurso tan sencillo que no todos lo están entendiendo: cuando Margarita González habla de cambiar la manera de hacer política lo dice en serio y ella pone el ejemplo; equivocarse está permitido, lo que no debe ser tolerada es la traición, porque hacerlo implica mantener viva la impunidad.

El tiempo y las circunstancias confirmarán o corregirán lo que algunos pensamos de la gobernadora.

·         posdata

La presencia de Juan Salgado Brito al frente de la secretaría de gobierno ha generado comentarios positivos y representa una muy buena señal de la administración que está próxima a iniciar, porque se trata de un hombre que combina experiencia e identidad, que se ha caracterizado por privilegiar el diálogo y entender la importancia de la gobernabilidad.

El reto del futuro secretario es retomar la política de principios, de palabra y de compromisos, cambiar la vulgaridad vigente en donde todo tiene precio y no existen lealtades, ni ideología, ni diálogo institucional que privilegie al estado.

No será un asunto sencillo porque para que la situación cambie hace falta mucho más que voluntad; Juan Salgado es un hombre de estado, alguien que conoce la administración pública como pocos y que goza de un reconocimiento que va más allá de la clase política. La gobernadora no pudo elegir a alguien mejor para ese cargo.

Para que el futuro secretario de gobierno alcance los objetivos es fundamental que tenga las herramientas para hacerlo; como está actualmente, la secretaría es un cascarón con pocas facultades, porque muchas de ellas se trasladaron a la jefatura de la gubernatura, porque ahí se ubicó a José Manuel Sanz.

Junto a Salgado Brito está Javier García, un hombre clave en el equipo de la gobernadora, su estratega y amigo; el jefe de la gubernatura será mancuerna del secretario de gobierno y en ambos recaerá la responsabilidad de la gobernabilidad y la buena marcha del gabinete. Un punto sustantivo para que las cosas salgan bien es que cada uno tenga perfectamente delimitado su espacio.

El problema en la administración de Cuauhtémoc Blanco inició y terminó con la falta de operación política y esto está directamente relacionado con el hecho que al secretario de gobierno, primero Pablo Ojeda y luego Samuel Sotelo, no tuvieron margen de operación porque siempre tuvieron enfrente al hermano del gobernador, involucrándose en la toma de decisiones, cambiando los acuerdos y complicando las cosas.

Los errores los tiene muy claros la gobernadora porque durante un tiempo fue parte de ese equipo y se dio cuenta de cómo funcionaban las cosas. Es verdad de Perogrullo que a Cuauhtémoc Blanco no le gusta la política, ni se interesó en practicarla, por ello delegó en su hermano, el único en quien confiaba (sic) muchas decisiones de estado y la línea política de su gobierno. “Porqué él si sabe de política” presumía a sus allegados.

La catástrofe en casi todas las áreas no deriva solo de la intromisión de un personaje ajeno a la administración y desconocedor del estado, alguien que ordenaba, decidía, pero no firmaba; los problemas aumentaron con la duplicidad de funciones políticas y la personalidad de un hombre que, sin serlo, se asumió como el gobernador.

La buena noticia para los morelenses es que después de muchos años regresará la política al estado y en el gobierno habrá personas que sí conocen y se interesan por los problemas de la gente. El reto para la nueva administración es que los responsables del área política no choquen, ni se asuman como dos cabezas en un mismo cuerpo.

·         nota

La numeralia en el congreso estatal no otorga a Morena la mayoría que necesita para avanzar en temas cruciales y revertir las acciones que han hecho en la actual legislatura. La 4T no camina en la misma sintonía porque los intereses de Tania Valentina van en sentido opuesto a los de Morena y a los de Margarita González Saravia.

Hagamos números: el PAN tendrá cuatro representantes (Francisco Sánchez, Nancy Gutiérrez, Andrea Gordillo y Daniel Martínez) y contará con el apoyo del PT (Tania Valentina y Alberto Sánchez) y probablemente con el del PRI (Jonathan Márquez) y Movimiento Ciudadano (Luz Dary Quevedo).

Morena tendrá diez votos (Rafael Reyes, Brenda Espinoza, Sergio Omar Livera, Guillermina Maya, Jazmín Solano, Isaac Pimentel, Nancy Carolina Ruiz, Alfredo Domínguez, Melissa Montes de Oca y Alfonso Sotelo), tiene a Nueva Alianza (Ruth Rodríguez) y al Verde con Luis Eduardo Pedrero, si no se concreta el intento de Paco Abundis de quitarle la diputación plurinominal para que en su lugar entre el suplente. Si esto ocurre, Morena perderá un voto.

Conseguir la mayoría legislativa demandará un enorme esfuerzo del coordinador parlamentario y representa su primer objetivo en el arranque de gobierno. Veremos qué tan hábil es Rafael Reyes y qué tan dispuesto está a cambiar para poder construir.

La prudencia y la humildad son elementos clave del éxito.

·         post it

Las especulaciones en torno al gabinete no cesan; nombres aparecen e historias se cuentan, sin sustento ni elementos que validen las hipótesis.

Las personas que designe la gobernadora reflejarán lo que quiere hacer con el estado.

Recordemos la máxima: hay sumas que restan.

·         redes sociales

José Luis Urióstegui tiene una nueva oportunidad para hacer que Cuernavaca mejore. El reto es grande, porque además de los Terrazas, ahora tendrá que cargar a priístas, perredistas y graquistas.

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