Breves de Abogados y Políticos - Prisión vitalicia

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En opinión de Alejandro Corona Markina

Breves de Abogados y Políticos - Prisión vitalicia

Con una condena de 82 años y seis meses de prisión, el exdiputado y expresidente municipal de Amacuzac, Alfonso Miranda Gallegos, aparentemente pasará el resto de sus días en la cárcel, a menos de que a través de un recurso legal o de un juicio de amparo, logre revertir la sentencia dictada por el Juez Sexto de Distrito del estado de Coahuila.

El caso de Miranda Gallegos debería servir de ejemplo -de lo que no se debe de hacer-, a muchos políticos de origen humilde que, una vez que llegan al poder se convierten en personajes soberbios y, al sentirse intocables, pierden el piso pensando que sus actos ilegales no tendrán consecuencias.

Este es también un llamado también a los partidos políticos para que sean cuidadosos en la selección de sus candidatos y no piensen solamente en los votos que pueden obtener postulando a personajes impresentables, aun cuando sean populares. El caso de Miranda Gallegos no es único, pues también está el de la exdiputada Macrina Vallejo Bello, cuyo hijo Ricardo, apodado “El Richy” era cabecilla de un grupo criminal.

Tanto Macrina Vallejo y Miranda Gallegos son de los típicos políticos que cuando les conviene aluden su pertenencia indígena o pueblerina, pero cuando están en la curul, simplemente se olvidan de su gente a la que tratan con prepotencia.

Pero llama la atención el hecho de que en los comicios de 2018, Alfonso Miranda Gallegos, ganó por segunda ocasión la presidencia municipal de Amacuzac, pero fue detenido el seis de mayo de ese mismo año, previamente a la emisión de los sufragios. Si bien nunca desconoció el hecho de que Santiago Mazari Rodríguez, líder de la célula criminal conocida como “Los Rojos” fuera su sobrino, juraba y perjuraba que él era ajeno a las actividades de su pariente.

En un inicio, el Partido del Trabajo -que postuló a Miranda Gallegos- y él mismo pensaron que no pasaría tanto tiempo en prisión, por lo que no fue relevado de la candidatura y ganó la contienda. Luego, pudo incluso gobernar por interpósita persona, toda vez que aparentemente las funciones las asumió el síndico municipal, pero en la realidad desde el teléfono de la prisión ordenaba lo que debía hacerse y hasta estructuró el gabinete del ayuntamiento. Y de esas cosas que sólo pasan en nuestro México lindo y querido, incluso dio el Grito de Independencia desde el lugar de su reclusión. Ahora, con seis años preso el proceso penal concluyó y se le ha encontrado culpable de los delitos de delincuencia organizada y secuestro.

En los históricos comicios del año de 2018, la ola lopezobradorista arrasó y con ella llegaron también al poder gente indeseable y advenediza. Se llegó al extremo de que en la capital del estado de Morelos, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ganó sin tener candidato titular formalmente registrado, por lo que Cuernavaca debió sufrir la desastrosa gestión del suplente Francisco Villalobos Adán (apodado el “Lobito”), lo que ocasionó que, ante el desastre y corrupción en la administración, tres años después se entregara al panismo la “Ciudad de la Eterna Primavera”. Ya no se diga de la llegada a la gubernatura de Cuauhtémoc Blanco Bravo, misma que merece capítulo aparte.

El “Lobito” pisó la prisión por algún tiempo; el hijo de la exdiputada indígena Marcina Vallejo, con el mote agringado del “Richy” sigue preso y Mirada Gallegos posiblemente se quedará de por vida tras las rejas. A Cuauhtémoc lo salvó el fuero, pero tiene muchos “cadáveres en el closet” que no termina de enterrar.