Serpientes y escaleras - El gabinete

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El gabinete

El equipo importa tanto como el gobernante, de él dependen los resultados.

 

El gabinete

La selección de los posibles integrantes de la próxima administración estatal ha desatado muchas especulaciones en el entorno de la gobernadora y en diversos círculos políticos del estado. Margarita González Saravia aún no ha hecho pública su decisión respecto a quienes la acompañarán, seguramente ya habrá definido algunos espacios y hablado con los elegidos, pero hacia afuera aún nada es oficial. El gabinete anticipará lo que será el próximo gobierno.

Morelos enfrenta diversos problemas, porque pese a la cercanía con la capital del país el estado ha sido históricamente relegado y utilizado como laboratorio político de partidos y gobiernos federales. La deuda de los gobernantes con la sociedad es enorme, de ahí el ambiente polarizado y la descomposición social que ha acompañado a las últimas administraciones.

La personalidad de los ejecutivos ha sido el eje conductor de las historias: Jorge Carrillo Olea seleccionó a un grupo de personas que a su juicio eran los mejores perfiles para ocupar las dependencias, fue una decisión técnica sin considerar el arraigo, por lo cual su equipo fue apodado casi de inmediato como la “Legión extranjera”, hecho que más allá del sobrenombre, representó una clara división entre ese gobierno y la sociedad.

Sergio Estrada apostó por amigos, pseudo empresarios bajo el argumento de que tenían solvencia económica y por lo tanto no robarían; la hipótesis no funcionó porque en realidad ninguno de ellos era empresario, empezando por el gobernador; se trataba de comerciantes y jóvenes que “hacían negocios”, práctica que trasladaron al gobierno junto con sus aficiones personales a la fiesta y las francachelas.

Marco Adame y Graco Ramírez fueron más cuidadosos en la selección de sus equipos, en ambos casos integraron mujeres y figuras locales para tratar de generar empatía; en el papel los gabinetes no eran malos, en algunos casos combinaban experiencia con capacidad y varios de ellos, además, eran bien vistos por la sociedad.

El problema en esos dos gobiernos fue la línea que siguieron, es decir, que antepusieron las animadversiones y los intereses personales, permitieron la intervención de familiares y amigos en la toma de decisiones y se dejó de lado la institucionalidad que debían guardar las dependencias. En la administración panista imperó la voz de Mayela Alemán y de Javier López Sánchez, mientras que en la perredista la voz cantante la llevó Elena Cepeda y sus hijos, empezando por Rodrigo Gayosso. En los dos gobiernos la corrupción fue el sello de la casa.

Tratándose de una administración pública la honestidad es importante, pero se requiere que esta se combine con capacidad, experiencia y confianza, para dar buenos resultados. En los últimos gobiernos la regla, tratándose de lealtad, ha sido la obediencia ciega, la sumisión y el servilismo; la norma de los funcionarios fue no hacer enojar al gobernador ni a su familia y acceder incondicionalmente a todas sus peticiones para evitar regaños y permanecer en el cargo.

Este tipo de cosas no fueron cosa menor, por el contrario, tuvieron efectos muy graves en el desempeño del gobierno y causaron problemas de todo tipo, empezando por incontables casos de corrupción y un rezago notable del estado respecto a otras entidades.

El de Margarita González Saravia puede ser el parteaguas de los gabinetes recientes si la selección de funcionarios refleja la trayectoria personal e historia de vida de la gobernadora. A diferencia de los últimos cinco mandatarios electos, la dama no tiene a su lado familiares ambiciosos, amistades incómodas, ni onerosos compromisos de campaña.

La historia profesional de González Saravia es transparente y se ha caracterizado por la honestidad, la austeridad y la congruencia; no se trata de exaltar virtudes inexistentes o vanagloriar al nuevo gobernante, sino de identificar qué puede venir el próximo sexenio; tengamos presente que la contundencia del triunfo no concede por si sola popularidad a la ganadora de la elección, ni muchos menos garantizará la gobernabilidad del siguiente régimen.

Seamos reiterativos en algo: el triunfo de Morena por 18 puntos fue sorpresivo para todos, empezando por los ganadores; miente quien afirme que sabían que ese sería el resultado o digan que nunca dudaron que la victoria sería suya. La semana previa a la elección la candidata y su equipo denotaban preocupación desde todos los ángulos y el día de la elección González Saravia era un manojo de nervios, lo cual que de ninguna forma reflejaba la confianza que darían más de diez puntos de ventaja sobre el rival.

Apuntemos esto porque pareciera que para algunos integrantes de ese equipo los 18 puntos son sinónimo de popularidad y garantía de gobernabilidad; nada más falso que eso. El reto de gobernar será enorme y la paciencia ciudadana hacia la administración entrante no será mucha; la elección reciente fue feroz, estuvo plagada de ataques y enmarcada por una violencia que superó cualquier antecedente electoral, de ahí la importancia de que las primeras decisiones y nombramientos sean bien aceptados por la gente.

El resultado de la elección es satisfactorio para la ganadora, pero no debe ser entendido como un cheque en blanco de la gente hacia ella, ni mucho menos como algo que dará al gobierno entrante la estabilidad que necesita para trabajar. El gabinete será el primer gran mensaje de la gobernadora a su pueblo y la piedra angular de una administración que puede ser exitosa.

Margarita González Saravia es una mujer honesta, comprometida con el estado y decidida a impulsar el desarrollo, principalmente en las zonas más necesitadas y entre los sectores más desprotegidos. Su perfil de empresaria se combina con su historia de lucha en la izquierda mexicana y el conocimiento que tiene de esta tierra, porque desde hace años la ha caminado.

Pero para que este deseo de hacer bien las cosas se vuelva una realidad es indispensable que la gobernadora se acompañe de un equipo que demuestre lealtad con resultados, que conozca y se identifique con su visión y que trabaje desde el primer momento sin taras partidistas ni rencores personales.

Superar lo hecho por las últimas administraciones estatales no es difícil, porque no se ha hecho mucho y se causó un gran daño a la gente: Graco Ramírez realizó mucha obra pública, pero de mala calidad y a sobre precio, lo cual derivó en una deuda millonaria para el estado; Cuauhtémoc Blanco se fue al extremo contrario: casi no hizo obra pública, su equipo cayó constantemente en subejercicio, pero logró amortizar y reestructurar los pasivos bancarios que le heredaron. Haciendo muy poco, el próximo gobierno puede ser mejor.

Hasta ahora la gobernadora no ha hecho oficial ningún nombramiento, aunque es evidente que algunas figuras cercanas a ella se perfilan al gabinete; ponerles nombre a las cosas es ocioso en este momento porque contribuiría a darle vida a los rumores que circulan desde hace varios días y que en algunos casos únicamente han servido para revivir la guerra sucia de la campaña. Hasta que Margarita González no formalice los nombramientos, todo lo que se diga es especulación.

Quien conoce a la morenista y entiende el objetivo que se ha trazado desde hace años puede identificar las figuras que estarán a su lado y valorar si la siguiente administración comenzará con el pie correcto.

·         posdata

Morena y sus aliados volverán a tener mayoría en el congreso local y en teoría la jefa del ejecutivo tendrá la capacidad de moverse con comodidad en la cámara de diputados, porque contará con los votos necesarios para avanzar en todos los temas. En teoría digo, porque no ha sucedido así en las últimas dos legislaturas a pesar de que numéricamente la 4T pudo controlar las cosas.

La conformación del congreso entrante comienza con el número de escaños que tenga cada partido, pero pasa por la capacidad que tenga el grupo parlamentario para mantener la cohesión y sumar a las demás fuerzas.

En las pasadas dos legislaturas la historia no fue sencilla porque en ambos casos hubo división interna y enfrentamientos, sobre todo en la actual, donde la oposición logró sumar a su causa a cuatro integrantes de Morena y varios aliados de la 4T, consiguiendo así los votos necesarios para poner al gobernador contra la pared.

El siguiente parlamento tiene peculiaridades que deben ser observadas con cuidado más allá de los números: el PAN será la segunda fuerza política con cuatro votos, teóricamente jalará el voto del PRI y uno o dos más, dependiendo de la habilidad que tengan para construir un bloque.

En ese escenario la oposición puede construir un frente importante, pero dependerán de lo que haga Morena y a sus aliados, porque si tienen la capacidad de unirse y cerrar filas la oposición estará sujeta a lo que la 4T quiera hacer, justo como ahora ocurre en sentido contrario: el G15 impuso su voluntad sin tomar en cuenta a nadie y sin importar que con sus acciones violentara los derechos políticos y humanos de sus adversarios.

Las posiciones claves de la cámara, además de las coordinaciones, son la presidencia de la mesa directiva, la junta política y las comisiones de hacienda, gobernación y gran jurado. En la legislatura 55 el G15 avasalló, se quedó con todo y utilizó la fuerza de la cámara para proteger sus intereses políticos y económicos.

Francisco Sánchez, Agustín Alonso, Luz Dary Quevedo y Eliacib Polanco llevaron la voz cantante de la cámara, junto a ellos estuvieron Andrea Gordillo, Julio César Solís, Tania Valentina y Alberto Sánchez; ellos repartieron el poder y el dinero del congreso, protegieron al fiscal Uriel Carmona, colocaron incondicionales en el poder judicial y transformaron las diferencias con Cuauhtémoc Blanco en un pleito personal, sin importarles el daño que esta querella causó al estado.

La cabeza de Morena en la próxima cámara de diputados tendrá la responsabilidad de sacar adelante los trabajos parlamentarios y dar acompañamiento político a la gobernadora, pero también tiene que ponerle un alto a los abusos cometidos por los diputados actuales y revisar los nombramientos en el poder judicial, porque algunos de ellos violan flagrantemente la ley a pesar de lo que se diga.

El próximo coordinador parlamentario de la 4T en Morelos será una pieza clave para la gobernabilidad y debe tener la confianza de la gobernadora. El más apto para esa posición es Rafael Reyes.

·         nota

A Uriel Carmona lo han tratado de expulsar del cargo a partir de acciones jurídicas y un proceso en la cámara federal, pero ninguno ha avanzado. El fiscal está en una guerra política muy severa y hasta ahora ha salido avante porque la única manera de sacarlo es a través del congreso local y el G15 responde a sus intereses.

En septiembre inicia una legislatura con mayoría de Morena y los votos necesarios para removerlo del cargo, el escenario para el abogado Carmona es terrible porque en unas semanas perderá a sus aliados parlamentarios y en la presidencia estará una dama que lo considera culpable de varios delitos y lo quiere fuera de la FGE.

Lo peor: el feminicidio y la tortura son delitos que no prescriben; sin protección parlamentaria ni fuero, Uriel Carmona quedará a expensas de quienes desde hace meses lo quieren meter a la cárcel.

·         post it

Al regresar como presidente municipal de Cuernavaca José Luis Urióstegui anunció que habría cambios en el gabinete, porque hay áreas que no dan buenos resultados; puso de ejemplo Servicios Públicos.

Si de malos resultados se trata, que añada seguridad, agua y comunicación.

·         redes sociales

¿Por qué le están pegando tanto al titular de Ceagua?

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