Serpientes y escaleras - El error: la estrategia
En opinión de Eolo Pacheco
En tiempos de comunicación, estar incomunicado es un error muy grave.
El error: la estrategia
Visto desde la estrategia, es decir, en base a los resultados obtenidos en materia de prevención del delito y combate a la delincuencia, el saldo que arroja el primer año del gobierno morelense no es bueno; en casi todos los delitos las cifras alcanzadas en el 2019 son históricas, sin precedentes y desechan el argumento de que “Se están matando entre ellos” que pregonan todo el tiempo los funcionarios locales. Cierto es que esta situación está presente en todo el país, pero eso no ayuda a paliar el dolor que la violencia provoca en miles de familias morelenses.
En materia de homicidios, secuestros, robos, extorsiones y feminicidios, solo por mencionar algunos puntos, Morelos se ha convertido en una de las entidades peor calificadas de México; todo el país se encuentra en llamas, por todas partes vemos situaciones similares y comparativamente hay estados peores que el nuestro, pero eso simplemente es el “mal de muchos…”
El problema de fondo no está solo en el enfoque del plan policiaco, sino en el manejo informativo y todo lo que este gobierno ha hecho en torno a dicha situación. Por principio habría que decir que en todo momento el plan de comunicación ha tratado de matizar la información o venderla de la mejor manera, cuando eso es simplemente imposible. No hay forma de ver bien más de un millar de ejecuciones en menos de un año, ni tampoco se puede minimizar la gravedad de los secuestros y las extorsiones. Sencillamente no hay forma.
Ahí radica el principal punto a resolver por el gobierno en materia informativa: necesitan generar más información de otros temas, tienen que abrir el abanico de discusión a otras áreas y se requiere de acciones positivas que contrasten con el problema de violencia que vivimos; eso implica, por supuesto, que los secretarios hagan su trabajo para que el área de comunicación tenga elementos para equilibrar la percepción.
A lo largo de un año la narrativa estatal ha sido en torno a hechos delictivos y acciones criminales ¿Porqué no hablan, por ejemplo, del trabajo cultural que se ha realizado a lo largo del año, de las acciones tomadas en el reordenamiento del transporte público, de las obras que se han llevado a cabo, del ajuste administrativo que se ha hecho en el poder ejecutivo o del apoyo que se ha brindado desde la Sedeso a los grupos vulnerables?
Esta falla en el enfoque ha tenido consecuencias, empezando por el hecho que a un año de gestión la imagen del gobernador está más lastimada que la que en ese mismo periodo tuvieron los últimos cinco mandatarios morelenses; esta situación pega directo en la credibilidad de Cuauhtémoc Blanco, provoca inestabilidad política y constantes brotes de ingobernabilidad.
Es evidente que para el gobernador y para su equipo de trabajo la imagen y el manejo informativo no han sido prioritarios, de ahí las decisiones que han tomado recientemente; Cuauhtémoc Blanco estaba acostumbrado a ser una figura querida y buscada, reconocida por sus dotes deportivas y admirada por sus logros futbolísticos, quizá por ello no entiende que la dinámica informativa como político es muy distinta a la que vivió como astro del balompié mexicano.
El cierre del año de gobierno en Morelos es muy complejo y la figura de su titular está severamente lastimada; no olvidemos que se trata apenas del primer tramo del sexenio, del momento en el cual el gobernante debería de gozar de los más altos niveles de popularidad y confianza. El descuido en la política y la comunicación ha pasado una factura muy cara al régimen.
Cuauhtémoc Blanco y su equipo tendrían que revisar lo que ha sucedido a lo largo de este año de una manera distinta a como la han visto anteriormente. No se trata ya de buscar culpables de problemas que explotaron, sino de entender que por el mismo camino y con la misma estrategia es imposible que los resultados sean distintos y que las cosas mejoren en Morelos.
El primer año de aprendizaje del nuevo gobierno ha sido muy caro para todos, ha generado un ambiente de mal humor social que se enlazó con el enfado público que durante seis años provocó Graco Ramírez. El mandatario morelense necesita entender mejor la situación que tiene enfrente, darse cuenta que aunque la solución al gravísimo problema de violencia e inseguridad no está en sus manos ni se alcanzará en el corto plazo, lo que si puede hacer es avanzar en otros rubros y ajustar su equipo para que los resultados sean mejores.
El problema que vive la administración estatal morelense es atípico, como muchas de las situaciones que hemos vivido como sociedad en los últimos meses; ante un escenario diferente se requiere de una actuación distinta del ejecutivo, de un gabinete que acompañe al mandatario en todas sus acciones y demuestre su lealtad con resultados, no solo con obediencia.
Pero principalmente Cuauhtémoc Blanco debe comprender que aunque su fama como futbolista es grande y todavía hay mucha gente que lo recuerda por sus goles, esto ya no es suficiente para mantener la simpatía popular, ni mucho menos alcanza para conservar la estabilidad de su gobierno. Más claro: lo recuerdan y lo idolatran como futbolista, pero no lo respetan como autoridad.
En una época en donde la comunicación es vital y la percepción pública se ha convertido en un elemento sustancial de la gobernabilidad, el ejecutivo de Morelos debe comprender perfectamente lo que ello significa, para darse cuenta de lo que ha sucedido a lo largo de este año y lo que puede venir el próximo. Los problemas que vive el estado tienen orígenes distintos, cierto, pero lo que ha unido a todos los conflictos es la falta de resultados y el enfoque erróneo de la comunicación.
La comunicación institucional no es solo una oficina, ni mucho menos un boletín o el troleo pagado en redes sociales; en el México de hoy, con un presidente que cada mañana ofrece una rueda de prensa, que personalmente está pendiente y es cuidadoso de su estrategia de comunicación y se arropa constantemente en las “benditas redes sociales”, Cuauhtémoc Blanco debe observar con más seriedad el tema para comprender que ese es el único camino que le queda para revertir el desgaste que ya tiene.
Los deportistas igual que los políticos viven de su imagen y de la comunicación, pero entre los primeros y los segundos hay una notoria diferencia en la forma como se relacionan con quienes tienen enfrente.
- posdata
El miércoles por la noche, fuera de agenda, Cuauhtémoc Blanco se apersonó en la sala de urgencias del Hospital General Dr José G Parres de Cuernavaca, el nosocomio más concurrido del estado, donde llegan los pacientes más graves y de más bajos recursos y donde de manera histórica se han presentado un sinnúmero de problemas.
No es claro qué motivo al mandatario a realizar esa visita, pero es evidente que fue de improviso, porque no estuvo el Secretario de Salud ni tampoco lo acompañó el equipo de comunicación que va con él a todas partes.
Contrario a lo que se hubiera esperado, el diálogo del gobernador con la gente fue bueno, respetuoso y sin exabruptos. En un lugar donde predomina el dolor y los sentimientos están a flor de piel, era altamente probable que alguien le reclamara o lo ofendiera, pero no sucedió así.
Por supuesto hubo personas que le hablaron de los problemas que aquejan al nosocomio, de la difícil situación que deben enfrentar quienes acuden ahí y la reiterada denuncia por la falta de medicamentos e insuficiente personal médico; pero todo se hizo de manera civilizada, sin alzar la voz ni entrar a un punto de choque.
Para que así fueran las cosas contó mucho que el gobernador entró sin escoltas, se mezcló con la gente y se tomó el tiempo para escuchar a todos; no hubo el natural despliegue de seguridad y logística que se aplica en todos los eventos a los que asiste, simplemente fue una visita para recorrer el lugar y constatar lo que ahí está sucediendo.
Una cosa resaltaría: Cuauhtémoc Blanco se dio cuenta de lo que viven los ciudadanos todos los días en ese lugar, pero también pudo notar que cuando se sale del guión y convive de manera natural con la gente, las cosas le salen bien.
Lo de esa noche debería servir al mandatario para analizar a profundidad y sin apasionamientos lo que está pasando en torno a su persona y gobierno, para entender que aún puede darle la vuelta al marcador, pero para eso es necesario hacer un cambio radical de estrategia.
De la misma forma como muchas veces le habló a sus compañeros de equipo en los vestidores antes de salir a disputar un partido, es necesario que ahora el gobernador hable con sus funcionarios para arrancar el 2020 con una actitud y una estrategia diferente, pero sobre todo para que inicien una nueva etapa con el entusiasmo que hoy muchos de ellos ya han perdido.
Cuauhtémoc Blanco fue un líder en la cancha, ahora necesita serlo en su gobierno.
- nota
Por enésima vez lo reiteró el gobernador: no habrá cambios en el gabinete, es decir, todo seguirá igual.
La pregunta es ¿Seguirá igual que como hasta ahora o al menos cambiarán de actitud para que la relación dentro del gobierno sea mejor y el escenario para esta administración sea más positivo el año que viene?
Se puede mantener el mismo equipo, pero con un plan y una actitud diferente o bien se pueden cambiar personas sin modificar la forma de trabajar.
Lo que esta administración necesita es un líder, alguien que lleve las riendas y una sola persona que tome decisiones; un gobierno con dos o más cabezas nunca es funcional, nunca da resultados y siempre termina mal.
La clave del buen funcionamiento de un régimen, como en cualquier administración pública, depende de que cada uno haga su trabajo, que el gabinete no se divida y que las áreas técnicas se respeten.
Los cambios de personas no importan siempre y cuando la actitud y la estrategia sean las correctas.
¿Qué cambios habrá en este gobierno para el 2020?
- post it
Los diputados morelenses han dicho que sí procede el juicio político contra el exgobernador Graco Ramírez; el proceso iniciará en breve y el tabasqueño deberá planear su defensa, incluyendo su posible asistencia a la cámara local de diputados.
No es muy claro lo que pasará en esta historia, pero todo apunta a que el perredista se mofará de los diputados, del congreso y de quienes solicitaron que fuera enjuiciado; Graco Ramírez es un sujeto perverso, corrupto, pero no tonto, sabe que la actual legislatura está dividida y que las modificaciones hechas recientemente al reglamento parlamentario, dando validez a 13 votos en lugar de 14, le permitirá echar abajo de inmediato el juicio en su contra.
Pero conociendo la forma de actuar del exgobernador, lo que hará es seguirles el juego a los diputados para obtener un foro desde el cual hablar (no necesariamente defenderse) y exhibir la mediocridad de un parlamento que es corrupto y tonto.
Hay muchos elementos para que la actual administración y el congreso actúen en contra de Graco y sus aliados, lo que no hay es capacidad ni honestidad en esta batalla; del lado del ejecutivo los responsables de la lucha contra la corrupción se coludieron con el tabasqueño desde hace tiempo y en el congreso hay varios personajes que responden a los intereses de la administración anterior.
Entonces lo que veremos es una escaramuza política en la que Graco Ramírez se burlará de sus juzgadores y dos de los tres poderes del estado quedarán ridiculizados por su falta de talento e incapacidad para ponerse de acuerdo.
El seguro de Graco Ramírez, por si cualquiera de las anteriores cosas fallara, es que en el Poder Judicial son totalmente graquistas.
- redes sociales
No habrá cambios, es decir, todo seguirá igual.
Punto para los Güeros.
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