Serpientes y escaleras - El alcalde y las feministas

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El alcalde y las feministas

Las damas se manifestaron y el alcalde salió. Ellas no esperaban una respuesta inmediata

 

El alcalde y las feministas

La historia comenzó el jueves de la semana pasada cuando seis mujeres bloquearon la vialidad en la glorieta de la Paloma de la Paz y vandalizaron una escultura en demanda de que una menor de edad fuera devuelta por su padre, quien la separó de su madre a pesar de que ella tiene la custodia. Al lugar acudió la policía municipal y las retiró, liberando el tránsito; al día siguiente diversas agrupaciones feministas se pronunciaron en contra del alcalde José Luis Urióstegui y exigieron la destitución de la secretaria de seguridad Alicia Vázquez Luna por represora.

Este lunes un grupo de mujeres llegaron a la sede del ayuntamiento para manifestarse en la puerta del otrora hotel Papagayo, las damas alzaron la voz, acusaron al gobierno capitalino de represor y a su titular de proteger a policías que habían violentado a un grupo de manifestantes. Unos minutos antes el alcalde negó que el operativo referido fuera un acto represivo, se pronunció por el diálogo y descartó la salida de su jefa de policía.

Lo ocurrido podría ser uno de tantos incidentes de este tipo, de esos que se han vuelto comunes y sobre los cuales se pone muy poca atención porque nunca pasan de los gritos y reclamos. La diferencia vino cuando en medio de los tamborazos apareció José Luis Urióstegui acompañado de la directora del Instituto de la mujer de Cuernavaca Lorena Elizabeth Castillo; llegaron solos, sin escoltas ni protección de ningún tipo para dialogar con las manifestantes.

La presencia del presidente municipal tomó por sorpresa a las reclamantes: el abogado las saludó y en respuesta vinieron reclamos generales, sin sentido ni coherencia. “Queremos una mesa de trabajo” dijo alguna de ellas y la contestación inmediata del alcalde fue “Por supuesto ¿Cuándo la quieren? ¿En este momento o más tarde?” ¿Quién va a ser el interlocutor? Grito alguien desde atrás “Yo, su servidor, y la directora del instituto de la mujer ¿Cuándo quieren que nos reunamos?” insistió calmado el edil. La cita se acordó a propuesta de él para ese mismo día a las 4 de la tarde.

Sirva este breve diálogo para tratar de entender lo que está sucediendo en nuestro estado con el tema de la violencia. Lo primero que habría que destacar es que las agresiones de género son reales, muy graves y poco se está haciendo por parte de las autoridades para resolver la situación. Morelos se ha convertido en un estado violento para ellas y Cuernavaca es uno de los municipios en donde existen más agresiones en contra de las féminas.

No ha pasado semana desde hace mucho tiempo en la cual aparezca un hecho delictivo que involucre a una mujer, en donde surja algún tipo de violencia de género o, como ocurrió hace algunos días en el caso del feminicidio de la joven Evelyn, que una figura pública (aquí hablamos del diputado Julio César Solís) intervenga en favor de los agresores.

Lo llamativo de lo que pasó el lunes afuera de la sede del ayuntamiento es el comportamiento de las manifestantes: acudieron a reclamar y exigieron la inmediata atención del presidente municipal, pero nunca esperaron que José Luis Urióstegui saliera personalmente a hablar con ellas. Cuando estuvieron frente a él las damas se quedaron sin argumentos, no supieron reaccionar y cayeron en el mismo discurso vacío de siempre, con peticiones generales, pero sin aterrizar nada en concreto.

Los grupos y organizaciones de mujeres se han apropiado de la agenda de género, la mueven a su antojo y reclaman a las autoridades que atiendan sus demandas y resuelvan los graves problemas de violencia que existen. El punto es que ahora que una autoridad de primer nivel les dio la cara y ofreció una mesa de trabajo inmediata para tratar de resolver los problemas quedó de manifiesto que no existe una agenda concreta de trabajo, ni una petición específica.

La postura del alcalde capitalino tomó por sorpresa a las feministas, pero en independencia de ello las damas tendrían que tomarle la palabra al presidente municipal e iniciar una mesa de trabajo en la que de manera conjunta se aborden los puntos críticos y se busquen alternativas para solucionarlos. Pero una mesa seria, con más contenido que palabrería, para que las cosas cambien y la violencia disminuya.

Esta no es una historia de buenos y malos (o buenas y malas), sino un momento en el que todos debemos hacer un frente común ante un problema mayor que crece sin control, que no se solucionará solo con gritos, ni mucho menos con apatía institucional. La oferta de José Luis Urióstegui de encabezar las mesas de trabajo es generosa y podría replicarse en otros municipios para que el tema pase del discurso a los hechos y de manera coordinada se sumen esfuerzos que deriven en un estado menos agresivo para ellas y para todos.

Sobre el tema que provocó la manifestación habría que mencionar algunas cosas que se aprecian en los videos que circularon: 1- La policía actuó con firmeza, pero no se aprecian actos de violencia excesiva, ni agresiones, como acusan las manifestantes. 2- Los uniformados obedecieron una orden superior, procedieron conforme a su protocolo, pero evidentemente no están preparados para actuar con una perspectiva de género ni saben comunicar sus actos. 3- El reclamo de las seis mujeres que se manifestaron es válido, pero el bloqueo de una calle no era el camino; a la menor se la llevó su padre y ese tema debe seguirse a través de un proceso judicial, no con actos vandálicos. 4- Desde cualquier ángulo que se observe las autoridades municipales no son las responsables de los hechos, ni tienen facultades legales para hacer que la menor regrese con su madre.

El punto de esta reflexión es uno: la violencia contra las mujeres en Morelos es real, representa un problema muy serio y necesita ser atendido con más firmeza y seriedad que la que se le ha dado hasta ahora; los grupos feministas deberían replantear su postura, necesitan propuestas concretas y una actitud más incluyente.

Para acabar con la violencia se requiere la participación de todos.

  • posdata

Gerardo Becerra y Enrique Paredes denunciaron al gobernador Cuauhtémoc Blanco ante la Fiscalía Anticorrupción del estado y solicitaron que se inicie un juicio de procedencia en su contra; lo acusan de diversos delitos en complicidad con algunos de sus funcionarios.

Hace algún tiempo los dos demandantes estaban cerca de Cuauhtémoc Blanco, fueron sus aliados, lo ayudaron a llegar a la presidencia municipal y estuvieron con él en el gobierno del estado; Enrique Paredes firmó su constancia de residencia en el 2015  (la misma que hoy denuncia) y Gerardo Becerra fue parte de su gabinete en una oficina dedicada, en el papel, a combatir la corrupción.

No hay claridad en lo que demandan porque se reservaron su derecho a dar detalles de sus acusaciones, pero hablaron tres delitos y afirman que tienen los elementos jurídicos para que las quejas procedan. Las lanzas de los acusadores no apuntan solo al ejecutivo, incluyen a figuras que saben cercanas a Cuauhtémoc Blanco y utilizan a la Fiscalía Anticorrupción, que abiertamente se ha manifestado en contra del gobernador.

Uno de los denunciantes era hasta hace poco parte del gobierno estatal y sigue siendo una persona muy cercana al jefe de la oficina de la gubernatura. Desde su posición dentro del ejecutivo estatal Gerardo Becerra tuvo acceso a mucha información y dada su amistad con José Manuel Sanz, el otrora vocero de la coordinadora morelense de movimientos ciudadanos tuvo acceso a lugares y datos a los que no cualquiera llega.

Si nos apegamos a los antecedentes de Becerra y Paredes, específicamente en lo que respecta a denuncias presentadas contra personajes de la vida pública, su porcentaje de éxito es muy bajo, casi inexistente; casi todas sus demandas (que son muchas) fueron desechadas por inconsistentes o por falta de pruebas.

Acusar al mandatario en la FECC no es casualidad, saben que el titular de esta oficina está enfrentado personalmente con Cuauhtémoc Blanco y que utilizará cualquier oportunidad para dañarlo. Ítem más: dada la compleja relación política con el congreso, la petición de iniciar un juicio de procedencia contra el ejecutivo puede tener eco en el bloque opositor y mantener vivo el debate por varias semanas, aunque al final las denuncias no procedan.

Lo más probable es que lo único que veamos es escándalo y polémica en algunos sectores políticos; para que el tema avance es necesario que la información presentada por los denunciantes vaya más allá de la especulación y que las instituciones que analizarán el caso le den la seriedad correspondiente.

El gobernador no puede descuidar el tema, ni dejar que el asunto quede en manos del fiscal o del G11. Hasta ahora ninguna denuncia presentada por Becerra o Paredes ha tenido éxito, pero colocarlas en espacios que abiertamente están en su contra conlleva una alta dosis de perversidad que puede hacer que el tema se politice y provoque un desgaste mediático, aunque al final no pase nada.

En política no hay enemigo pequeño.

  • nota

El inicio de semana fue nuevamente complejo en la capital; muy temprano una persona fue privada de la vida en la colonia Acapantzingo y antes del mediodía a otra más la ejecutaron en la colonia Rancho Cortés; por la noche se registró otro incidente violento en la colonia Santa María, cuando un abogado fue ultimado a balazos.

Ninguno de estos hechos pudo ser prevenido, porque en los tres casos se trató de un ataque directo con arma de fuego; no hay estrategia de prevención que elimine este tipo de situaciones, ni policía con la capacidad de anticipar una ejecución.

El problema de inseguridad en Cuernavaca es grave y tardará mucho en resolverse; los esfuerzos institucionales para ponerle un alto a la delincuencia no son suficientes, ni basta con la buena voluntad del alcalde y el protagonismo de la jefa de policía.

El primer error que cometió José Luis Urióstegui en este tema fue salirse del mando coordinado de policía a sabiendas que el municipio no tiene la capacidad técnica, humana, material ni económica para enfrentar un reto tan grande; el segundo es tratar de combatir la inseguridad sin un plan integral que incluya una adecuada comunicación y una buena estrategia de participación ciudadana.

Lo ocurrido el jueves pasado con las mujeres manifestantes es un claro ejemplo: la policía actuó conforme a derecho, pero el municipio no supo comunicar bien sus acciones y al final quedó expuesto como un gobierno represor.

Alicia Vázquez Luna es una mujer valiente, una abogada respetable, pero aún está lejos de ser la figura que todos esperábamos en la jefatura de policía. Peor: sus modos son terribles y cada vez que habla en lugar de conciliar, abre frentes en contra.

A Alicia Vázquez Luna nunca le ha interesado caerle bien a nadie, pero esta actitud personal es contraproducente cuando se ocupa una posición tan importante como la que hoy tiene.

Simple: si no le gusta tratar con la gente que no se alquile como funcionaria.

  • post it

La manifestación de mujeres en la sede del gobierno de Cuernavaca abre la puerta a un añejo debate que versa sobre un duelo de derechos: el derecho a la libre manifestación contra el derecho al libre tránsito.

Las inconformes exigen respeto irrestricto a manifestarse, no importa cómo, cuándo y dónde, no importa que se afecte a terceros o se dañe el patrimonio de la ciudad (o el estado) o se afecten bienes particulares.

La policía capitalina revira: sus elementos actuaron conforme a derecho, utilizaron “fuerza razonable” que está contemplada en la ley y se intervino por dos razones: se estaban afectando los derechos de terceros y se dañó el patrimonio de la ciudad.

Esos son los argumentos de las partes. La pregunta clave es: ¿En qué punto debe actuar la autoridad?

  • redes sociales

“Es un refritito de lo de la UIF y del Caso Primavera… ahora lo quiere retomar el señor Gerardo Becerra, pero recuerden que el que se lleva se aguanta. A Becerra lo eché porque quería más dinero y quería ser secretario de gobierno y eso nunca iba a pasar”

Así responde el gobernador a las denuncias presentadas en su contra.

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