Serpientes y escaleras - Corrupción y justicia
En opinión de Eolo Pacheco
Lo que parecía imposible sucedió: el futbolista igualó o superó al tabasqueño
Corrupción y justicia
Aún sin la formalidad de una denuncia, la de Cuauhtémoc Blanco Bravo se perfila como la administración estatal más corrupta de la época contemporánea; lo que parecía imposible sucedió: el de Tepito y su gente superaron en ambición y abuso al tabasqueño y los suyos. La maldición de los últimos años se confirma una vez más: cuando creemos que hemos visto el peor gobierno, aparece alguien que lo supera. ¿Quedará todo en la impunidad?
Margarita González Saravia ha prometido insistentemente que pondrá un alto a la impunidad, lo dice a la par de reiterar una y otra vez que no tiene compromiso con nadie, que no avalará irregularidades ni se hará de la vista gorda, como ha sucedido en los últimos cuatro sexenios.
Ese mensaje es el mismo que escuchamos cada seis años, pero ahora hay un elemento que genera confianza en la gobernadora y es que, a diferencia de otros gobernantes, la primera mujer al frente del ejecutivo estatal tiene un pasado intachable y una historia de vida que hace pensar que nos están diciendo la verdad.
“No la van a dejar… a Cuauhtémoc Blanco lo protegen desde México… no le conviene mover nada porque los carniceros de hoy son las reses del mañana… es el mismo discurso político de siempre… no va a pasar nada…”
Los comentarios que escucho de muchas personas, casi todas con quienes hablo sobre el tema versan en esa misma lógica; ninguno cree que esta vez se aplicará la justicia, sobre todo porque “en el gabinete hay figuras que son igual o más corruptas que las de Cuauhtémoc”.
La gobernadora está construyendo una imagen en base a acciones personales, un discurso congruente y una actitud que predica con el ejemplo; en campaña la morenista nunca superó la barrera de la 4T, sus eventos eran multitudinarios, pero siempre con los suyos, en el terreno apartidista la veían con recelo porque el mote de “candidata de la continuidad” hizo mella en todos los que repudiaban al gobierno saliente.
Como gobernadora la historia cambió rápidamente: González Saravia creció rápido en simpatía porque con el triunfo en la mano mantuvo la misma actitud incluyente, cercana a la gente y distanciada de Cuauhtémoc Blanco. Con hechos Margarita ha dejado claro que nunca fue candidata del futbolista, ni recibió su apoyo; eso le sigue generando aplausos de todos lados.
A pesar de ello, de que quedó claro que el americanista y los suyos, empezando Ulises Bravo, Mónica Boggio, Efrén Hernández, Sandra Anaya y otros más apoyaron la candidatura de Lucía Meza, la posibilidad de que la gobernadora actúe contra los funcionarios del pasado sigue siendo algo que no acaba de creerse.
Los argumentos en ese sentido son muchos y van desde la hipótesis de que “no se lo permitirán desde México” hasta la aseveración de que muchos personajes ligados fuertemente a Blanco Bravo y a Graco Ramírez están incrustados en puestos claves de su administración.
En el nuevo equipo de gobierno hay figuras caracterizadas por su afición al dinero, funcionarios de la nueva administración que rápidamente comenzaron a buscar la manera de hacer negocios desde el ejecutivo y para lograrlo replican las acciones que pretenden ser castigadas. “¿Cómo sancionar lo que ya comenzaron a hacer?”
La duda sobre la veracidad del discurso de cambio de Margarita González Saravia es genuina y totalmente válida; es difícil que la gente crea en algo que siempre se ha prometido, pero nunca se concreta, que se cumpla una oferta de campaña cuando el principal acusado sigue siendo parte de la estructura de poder de Morena.
Veámoslo de esta forma: mientras al exgobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo se le señala desde hace tiempo por múltiples actos de corrupción y malos manejos financieros en su gobierno, en la cámara federal lo designan secretario de la comisión de presupuesto.
El futbolista es un activo político de la 4T, una figura protegida por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, arropado por su fama como deportista profesional; difícilmente el gobierno estatal o el federal actuarán en su contra porque ello implicaría castigar a una figura que llama la atención de propios y extraños, protegido por el gobierno federal y que sigue siendo un ídolo popular.
Pocos creemos que Margarita González Saravia llegará muy lejos en su intento de frenar la corrupción, porque implicaría darle un golpe muy fuerte a Morena a nivel nacional… y ahí si aplica el comentario de que “no la van a dejar”.
Lo que sí está a su alcance es proceder contra aquellos que de manera grotesca abusaron de los recursos públicos, se enriquecieron a costa del erario y traicionaron la confianza de la gente. El caso del Filateq es solo uno de los muchos que están apareciendo en este proceso de transición y ni siquiera es el más grave de todos.
En la historia del Fideicomiso Lago de Tequesquitengo se cometieron acciones ilegales y un robo descarado encabezado por su director y en el que participaron los secretarios que forman parte del comité. La política es tan sucia que a sabiendas de que hablamos de figuras probadamente corruptas, siguen estando protegidas por la 4T y en algunos casos fueron premiadas con un nuevo cargo, como sucede con Mónica Boggio o Sandra Anaya.
La trayectoria personal e historia de vida de Margarita González Saravia es hasta hoy su mejor carta de presentación, porque a diferencia de aquellos que presumen nunca haber robado, pero jamás han tenido oportunidad de hacerlo, en su caso hablamos de una mujer que ha ocupado diversas posiciones en las que pudo abusar del cargo, hacer negocios y enriquecerse y no lo hizo.
Creer en la palabra de la gobernadora parte de que se le conoce, es porque sabemos que se trata de una mujer honesta, cabal y congruente. Pero ese halo de honestidad no aguanta el perdón a la impunidad, ni la incapacidad de actuar contra los corruptos. O actúa firmemente contra ellos o se volverá cómplice.
Cuauhtémoc Blanco prometió durante seis años que castigaría la corrupción de Graco Ramírez y nunca lo hizo; primero algunos pensamos que la razón era la red de protección política que tejió el tabasqueño en los congresos locales y en las fiscalías, luego asumimos que era consecuencia de la incapacidad profesional de quienes tuvieron esa encomienda, empezando por el asesor anticorrupción Gerardo Becerra. Ahora vemos que la impunidad se mantuvo porque su gobierno repitió las mismas prácticas y robó más que sus antecesores.
Un problema para la nueva administración es el enorme enojo social que hay contra el gobierno de Cuauhtémoc Blanco, ambiente que se enrarece con la actitud de exfuncionarios que se regodean con su riqueza, se burlan de la promesa de la gobernadora y presumen que siguen teniendo influencia en el gobierno actual porque sus operadores se mantienen en puestos claves del gabinete.
Queda claro que la gobernadora no fue quien designó a todos los integrantes de su equipo y que en algunos casos ni siquiera está enterada de quienes están en las secretarías, porque de saberlo no permitiría que ese tipo de personajes estuvieran en su gobierno.
Como ocurrió en aquella comida con su estructura, en donde la gobernadora se encontró con personas que no conocía y dio cuenta de la ausencia de los que sí la apoyaron en campaña, en algún momento Margarita González Saravia notará que en su gabinete hay figuras impresentables, gente nociva, funcionarios corruptos… los mismos que estuvieron con Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco y algunos de los que abiertamente le hicieron la guerra en la campaña pasada.
Combatir la corrupción nunca es fácil en un gobierno. Hace justicia tampoco, cuando los pillos siguen siendo protegidos por el poder.
Margarita González Saravia es una buena persona, pero no se da cuenta de todo lo que sucede en su gobierno.
· posdata
La elección del 2024 fue un punto de reunión para que muchos actores de poder que estaban en la banca trataran de regresar al escenario político. Alrededor de la candidata del Frente Amplio se agruparon figuras de todo tipo, sujetos que en el pasado reciente se ofendían, se atacaban, de despreciaban, pero que de pronto caminaban juntos, se tomaban fotografías y las publicaban en las redes sociales.
Algo que se debe reconocer a la senadora Meza Guzmán es que supo poner en sintonía a Tirios y Troyanos, que se aguantó el asco personal y personificó aquella terrible expresión que dice “la política es el arte de comer mierda sin hacer gestos”.
Junto a la excandidata del FAM revivieron tipos de la talla de Víctor Saucedo, Adrián Rivera, Jorge Messeguer, Jorge Meade, Francisco Santillán, Maricela Velázquez… y el propio Graco Ramírez. Los impresentables de los partidos de siempre, aquellos que vivieron su mejor momento hace más de veinte años, se volvieron la estructura operativa del FAM en Morelos. Por eso perdió.
En su desesperación por tratar de volver a ser tomado en cuenta Graco Ramírez se volvió operador de Lucía Meza al nivel más bajo, convenciendo personalmente a candidatos de otros partidos para que dimitieran a su favor e incluso se sentaba con aspirantes a regidores para que sumaran su inexistente capital político a la causa opositora. Los que antes se movían rodeados de ayudantes y daban ordenes por encima del hombro, se pusieron a hacer talacha política en la calle; todo por regresar al poder.
Meses después esa historia se vuelve anécdota y todos aquellos que apostaron por la candidatura del FAM regresaron a su madriguera, a lanzar veneno desde sus espacios, criticando a quien ahora gobierna con la esperanza de que los volteen a ver, los tomen en cuenta y los inviten a participar, como ya ha sucedido con algunos.
A la mayoría de los promotores de Lucía Meza en campaña no los habíamos visto desde hace mucho tiempo. Después de su derrota electoral pasará aún más tiempo para que los volvamos a ver.
· nota
¿Y qué pasó con Lucía Meza? Me preguntó hace una semana un amigo empresario.
Ni idea, fue mi respuesta.
La exsenadora se jugó el todo por el todo, quemó sus naves, aceptó el beso de dos diablos (el PRI y Graco) y perdió.
De la noche a la mañana la dama echó a la basura una larga trayectoria en la izquierda mexicana para sumarse al peor partido de México, uno que vive tiempo extra y que en Morelos como en la mayoría del país, no tiene futuro.
Un viejo refrán reza que en política nunca hay triunfos ni derrotas absolutas.
El caso de Lucía Meza pondrá a prueba esa máxima.
· post it
La buena: el gobierno de José Luis Urióstegui lleva a cabo mucha obra pública en la ciudad.
La mala: el trabajo genera tráfico e incomodidad a miles de personas.
La peor: se aplaude la obra, no así la logística para hacerla.
¿No se les ocurrió iniciar y terminar un trabajo en lugar de hacer obras a medias por todos lados al mismo tiempo?
· redes sociales
Las redes del futbolista se equilibran: antes la mayoría de los comentarios eran en referencia a sus hazañas como jugador, ahora también lo atacan por su imagen de político corrupto, vinculado a la delincuencia. Se nota que ya no hay quien le maneje sus cuentas.
Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx
X: @eolopacheco
Facebook: eolopacheco
Instagram: eolopacheco
Threads: eolopacheco