Secreto a voces - Bolivia: Fausto Reinaga y el indianismo (2)

En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz

Secreto a voces - Bolivia: Fausto Reinaga y el indianismo (2)

Uno de los sucesos inéditos de finales del siglo XX y el XXI es el despertar de las poblaciones indígenas de América Latina, particularmente en aquellas naciones que cuentan con un potencial social mayoritario o significativo de población indígena, tradicionalmente condenados a formar parte de los avasallados social y económicamente, clasificados como pobres o de plano del folclore nacional y regional: México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Al grado tal que ha sido este despertar en Bolivia lo que le dio vida a una revolución pacífica identificada como indigenista cuya figura más conocida es Evo Morales.

La rebeldía indígena tenía que emerger en países con población indígena; difícilmente podría ocurrir de otra manera, debido a que esta población es la materia prima del despertar de los avasallados. No digo excluidos porque a la población indígena primero se le quiso eliminar y desaparecer del mapa latinoamericano, nacional y regional. Excluir es una palabra cuyo peso es bastante débil y no logra expresar lo que ocurre y llegó a ocurrir con la población indígena a la que se le consideraba un obstáculo al progreso y que por lo tanto era necesario extirpar de manera definitiva de la evolución nacional.

En el caso de Bolivia, se trata de un país que apenas hace 50 años (Ver Fausto Reynaga (2010) y su Revolución India), la relación entre la población indígena era de medio millón de mestizos por cuatro millones de indígenas. Hoy representa el 62 por ciento. Aquella proporción de la población no se reflejaba de la misma manera en el ámbito de la administración del aparato de Estado. Los mestizos, los núcleos que formaron y son parte de la oligarquía local constituyen el núcleo dirigente del Estado, desde la conquista hasta nuestros días, con la excepción de lo que ha ocurrido a partir de la revolución iniciada en 2006 por la corriente de Evo Morales, el 4 de diciembre de 2005 gana las elecciones respaldado por el Movimiento al Socialismo.

El indigenismo surge en Perú, de acuerdo a Reinaga, y tiene en Mariátegui a uno de sus mejores representantes ideológicos, su obra “Los siete ensayos de interpretación sobre la realidad peruana” fue publicada en 1928. Filósofos indígenas y mestizos han inspirado al indigenismo e indianismo. Su influencia ha rebasado las fronteras de Perú y Bolivia, pero sin que se hayan convertido en una corriente teórica y organizativa latinoamericana. Se trata de corrientes que inspiran a los indígenas, pero en los límites de sus propias fronteras. Ni siquiera entre Bolivia y Perú que son dos naciones que, en el pasado, después de la guerra de independencia las nacientes oligarquías los dividieran en naciones distintas, cuando en realidad por los antecedentes de su cultura eran una sola, como parte de la nación con un mismo pasado: la cultura incaica.

El indianismo, aparece en Bolivia, en 1960, promovido por intelectuales quechuas y aimaras. A partir de su nacimiento, han promovido y proliferado organizaciones culturales, campesinas, estudiantiles y hasta guerrilleras. A diferencia de lo que planteaba Mariátegui de que el problema de los indígenas era centralmente el de la propiedad de la tierra, para los movimientos indianistas el punto central de sus posturas políticas es el poder como una estrategia descolonizadora. Se plantea en términos políticos la creación de un Estado indio, por supuesto sin desconocer otras reivindicaciones relacionadas con la tierra, la educación y otros aspectos, pero su énfasis era el poder (ver: Carlos J. Saravia. (2022), El indianismo en Bolivia 1960-1982; sus disputas hegemónicas en el discurso político. Tesis).

En cuanto al principal ideólogo del indianismo, dice Saravia; “La influencia de Fausto Reinaga sobre el indianismo fue grande ya que fue uno de los pocos que logró poner por escrito su pensamiento, el mismo que desarrolló a lo largo de toda su vida en más de una veintena de libros. Reinaga era originario del ayllu Macha del norte de Potosí, hijo de comunarios del lugar (Ticona, 2013). Estudió derecho en la Universidad San Francisco Xavier de Sucre. Por estos años conoció a Gustavo Adolfo Navarro, político sucrense fundador entre otros del Partido Obrero Revolucionario (POR) de tendencia trotskista. Firmaba sus libros con el seudónimo de Tristán Marof”. (ver: Carlos J. Saravia. (2022), El indianismo en Bolivia 1960-1982; sus disputas hegemónicas en el discurso político. Tesis).

Reinaga, se consideraba un “amauta”. Se trata de una especie de filósofos o pensadores indígenas que tienen una amplia influencia en el mundo quechúa-aymara que es la población indígena mayoritaria en Bolivia. Dice Esteban Tricona, que Reinaga no se consideró nunca un pensador “amauta” como tradicionalmente se le había miraba, es decir, como un sabio o pensador de la comunidad y que no rebasa esos límites. Reinaga, rompió con ese esquema y se ubicó dentro del pensamiento descolonizador con respecto a occidente. De tal manera, que se propuso conocer las herramientas culturales de occidente, apropiarse de sus creaciones con el fin de utilizarlas en su estrategia de liberación (ver: Esteban Ticona Alejo (2013), autor de la tesis titulada: “El indianismo de Fausto Reinaga: orígenes, desarrollo y experiencia en Qullasuyu-Bolivia”),.

De acuerdo a Fausto Reinaga (1906-1994) (ver La revolución india, editada originalmente en 1970), los criollos que habitaron la región de lo que hoy es Bolivia lograron llenar de elogios al libertador Simón Bolivar que, al convertirlo en su presidente al formarse la nueva nación, aceptó los acuerdos que dividían a los incas en dos naciones. Es difícil creer en esta teoría de la “adulación”, con todo respeto para un filósofo como Fausto Reinaga, pero más bien creo que los intereses de Bolivar se vieron representados en ese momento por esta idea de crear una nueva nación, Bolivia, debido a que eso fortalecía la lucha contra el imperio español. Esto último es una suposición de mi parte, no tengo elementos para afirmarlo de manera definitiva.

Pero no ha sido fácil inclusive para el propio proceso de organización y toma del poder de los grupos indígenas. Claramente, existen dos corrientes (indianismo e indigenismo, como se ha expuesto que han imaginado el destino de la población preamericana desde el punto de vista político y de la conquista del poder. En el caso de Bolivia cada una ha tomado, en general, su propio destino, aunque con una preponderancia ahora de la corriente indigenista que identifica a Evo Morales. Ahora bien, ambas coinciden en la necesidad de tomar el poder de manera pacífica, aunque líderes de la indianista han intentado la vía de la guerrilla como veremos con Felipe Quispe, un profesor universitario, de origen indígena y guerrillero. Quispe, interpretó de esa manera a Reinaga.

Dice Esteban Ticona Alejo (2013), autor de la tesis titulada: “El indianismo de Fausto Reinaga: orígenes, desarrollo y experiencia en Qullasuyu-Bolivia”, que una de las frases tanto de Fanon (autor de Los condenados de la tierra y Reinaga) era que si la colonización era violenta pues habría que descolonizarse de la misma manera. Aunque de esto último existen diferentes interpretaciones. Lo anterior, se tradujo a decir de Ticona Alejo como indianista, en centrar su experiencia en el regreso a la academia a través de abrevar en metodologías de la acción, deconstruyendo el pensamiento hegemónico occidental.

Aunque la corriente indianista reconoce que el “cholaje” (la población mestiza), es un grupo minoritario que ha controlado el poder, sabe que no es un segmento de población homogénea, es decir, integrada por pura población que administra el poder del Estado en Bolivia. Como en casi todas las naciones latinoamericanas y del Caribe, el mestizaje incluye a la población que forma parte de la oligarquía como aquella que pertenece a núcleos de población que se ocupa como empleado en la fábrica, la minería, el campo, los servicios, el comercio y las finanzas bolivianas. Pertenecen a núcleos de población oprimidos y explotados.

Uno de los rasgos, y sin duda el más significativo, y que distingue a estas dos corrientes es que el núcleo indianista se propone como fin la conquista del poder claramente por la población indígena sin la participación mestiza o de sus representantes. Nada de combinaciones o mezcla de indígenas con mestizos. Lo anterior, en razón de que consideran que se trata de la población precolombina, dueña del territorio, históricamente explotada por la población mestiza, que es mayoría en el caso de Bolivia y que desea gobernar la riqueza, sobre todo minera, que le pertenece y que históricamente ha sido excluida de su gestión y disfrute (Ver el apartado dedicado al indianismo, en la obra multicitada de Fausto Reinaga).

(Continuará).