Secreto a voces - Asentamientos informales…
En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz
El gobierno de la 4t – y no sólo en México ocurre- tiene un enorme reto con respecto a los asentamientos mal llamados irregulares. Se trata de un fenómeno que es el resultado de las políticas industrializadoras de occidente que fueron adoptadas por los países que viven culturalmente dominados, creyendo que el progreso y el desarrollo llegarían más temprano que tarde.
En la segunda mitad del siglo pasado, las ciudades principalmente las grandes capitales de los estados y del país, fueron objeto de un proceso de industrialización entendido como sinónimo de progreso. Lo anterior, tuvo un impacto social en el campo porque a la par que se industrializaba un poco, por otro lado se dejaba de apoyar al campo, creando un ambiente propicio para la migración del campo a la ciudad.
La migración se asentó en los bordes de las antiguas ciudades, en donde había tierra ejidal que ante el abandono del Estado, a los campesinos no les quedó más opción que vender sus tierras, parcelándolas. La periferia de las grandes ciudades y ahora las ciudades medias, se hicieron y se siguen conformando con cinturones de colonias populares en donde a los habitantes de esos lugares se les permitió asentarse aunque la tierra ejidal no podía venderse.
Durante décadas los habitantes de las colonias populares fueron objeto del manoseo político y todavía ocurre lo mismo. Líderes sin escrúpulos hicieron de la necesidad un instrumento de poder político y de enriquecimiento personal. Los servicios públicos de que fueron dotadas las colonias les costó a los habitantes el voto a favor del entonces partido único, el PRI. El cambio ocurrido en el año 2000 con Vicente Fox no cambió nada el panorama.
Si bien es cierto que durante el siglo pasado millones de asentamientos populares se han regularizado todo mundo sabe que la regularización es como la roca de Sísifo. Se regulariza y los mismos que vendieron en el pasado o los nuevos saben que finalmente llegará un momento en que las colonias populares serán regularizadas y esto alimenta de nuevo el fenómeno de tal manera que nunca se termina de regularizar.
Esta dinámica que aquí se ha descrito no para ni parará nunca si se continúa la política del progreso y el desarrollo que la ha generado, que es la causa principal de este fenómeno. No para porque las políticas que se han diseñado por lo general no solamente no se conocen en el ámbito de la administración pública sino que responden a un modelo de sociedad que es la occidental, pues se alimentan de esas teorías.
El punto es que ni las políticas ni las teorías responden a la lógica del fenómeno de los asentamientos irregulares y los problemas que ahí se viven son terriblemente insanos para la sociedad que ha segregado jurídica y legalmente a estos sectores y, por otro lado, por impacto que el planeta y los habitantes de ellos experimentan al tratarse muchas veces de asentamientos sobre laderas y áreas naturales.
Desde el punto de vista político, las estrategias que se han instrumentado en los municipios generalmente están impregnadas de corrupción. Las políticas de dotar de tierra legal a los que no tienen casa (muy escasas comparado con la magnitud del fenómeno) generalmente forman parte de estrategias de corrupción de los funcionarios públicos. Se reparte una parte de la tierra de las reservas municipales a los que la necesitan y otra parte de la tierra es para que ingresen amigos, conocidos y una parte de los lotes para los funcionarios públicos.
Desde el punto de vista social se ha creado un segmento de familias, que son millones de personas, que viven en la angustia de no contar de inmediato con documentos que avalen la posesión. Las absurdas leyes que existen actualmente heredades del pasado son torpes e inhumanas y no resuelven nada del fenómeno. La reforma al 27 constitucional ha servido para que los ejidos se conviertan en viviendas informales, reproduciendo un fenómeno que no tiene fin.
A las colonias populares irregulares se les regula si tienen documentos que hayan cumplido con la formalidad de que los ejidos hayan separado la parcela del núcleo ejidal. A los que no pues no. Y a estos que no pueden poseer su propiedad ya saben que es cuestión de tiempo para que todo se resuelva generando una lógica de nuevos asentamientos informales a los que acuden los miles y millones de pobres creados por el neoliberalismo.
En tanto, pues se genera un ambiente para que todo tipo de agentes sin escrúpulos se aprovechen de la situación. Y no existe norma que atine a dar con bola porque las teorías y normas responden a lógicas de las teorías del progreso y el desarrollo occidentales. Para algunos autores la teoría urbana va por un lado y la realidad por otro. Yo creo que la teoría va por occidente y la realidad urbana va por el mismo lugar nada más que no se tocan salvo accidentalmente porque intrínsecamente son lo mismo: apuntan a soluciones de otras realidades.
El otro problema son las penalidades que viven los habitantes de estos lugares, que no siempre son pobres, por supuesto, pues aquí también opera la lógica de las pequeñas o grandes inversiones en una mercancía como el suelo que tiene la cualidad de reproducir su valor y no desvalorizarse como cuando uno compra un auto. Como sea no dejan de experimentar la angustia y el riesgo de vivir en áreas poco aptas para la vida urbana.
La naturaleza tiene su lógica y resulta caro a las administraciones municipales atender un fenómeno que produce riesgos cíclicos. Yo me pregunto, si el titular de SEDATU que dice que el bosque no nos permitía ver el árbol; no será que con acciones orientadas a lo micro (nada desdeñables, por supuesto), no estará perdiendo de vista el bosque, dicho sea literal y metafóricamente hablando.