Punto Kairo - La ex hacienda de San Carlos Borromeo
En opinión de Juan Salvador Nambo
Recientemente, empresarios del ramo denominado turismo de romance urgieron la necesidad de impulsar el sector en el estado de Morelos, cuyo principal exponente son las bodas, las cuales son realizadas en distintos jardines diseñados para tal fin, algunos de ellos con un patrimonio histórico-cultural invaluable como las ex haciendas azucareras, muchas de ellas recuperadas por personas interesadas en preservar la historia de la entidad, luego de que las autoridades de los tres niveles de gobierno estuvieron a punto de desaparecerlas por descuido y corrupción, especialmente durante la segunda mitad del siglo pasado.
Alonso Martín Martínez, arquitecto a cargo de la restauración de la Hacienda de San Carlos Borromeo y quien actualmente cuenta el título de propiedad, afirmó que fue gracias a un golpe de suerte que pudo obtener la custodia de una de las ruinas más bellas e imponentes de lo que fue una de las fábricas azucareras propiedad de Francisco de la Torre y Mier (1866 –1918), político mexicano que sería recordado por estar emparentado con la familia del presidente Porfirio Díaz, así como por estar involucrado en el escándalo de “Los 41”.
Asimismo, fue en dicha ex hacienda donde Emiliano Zapata forjaría su oficio como caballerango, donde conoció a su esposa Josefa Espejo y donde se percató, según algunos cronistas, de los lujos y las diferencias sociales que predominaban en la época porfiriana, llegando incluso a denunciar que los caballos vivían mejor que los campesinos de Morelos. Cabe señalar, que la Hacienda de San Carlos Borromeo fue de las pocas que no tuvo ocupación por parte del ejército zapatista.
Sin embargo, luego de la lucha armada y de la reforma agraria establecida en el Plan de Ayala y posteriormente en la constitución mexicana de 1917, muchas de las Haciendas que se encontraban en la entidad, 112 en total, fueron entregados a los pueblos originarios y sus ruinas fueron motivo de saqueos y descuido por parte de las autoridades y de la propia población.
En este sentido, Alonso Martín destaca el hecho arbitrario de permitir la división de la Hacienda en los años 50 para diseñar la carretera a Cuautla, lo que ha propiciado que los arcos del acueducto que se encuentran como paso vehicular, esos mismos que marcan la entrada a San Carlos del municipio de Yautepec, estén al borde del derrumbe por los choques de vehículos pesados que pasan por el lugar.
La ex hacienda de San Carlos, localizada a un costado de la parroquia que lleva el mismo nombre, cuenta con el acueducto, la entrada al ingenio, la casa del administrador, la casa principal, el jardín, la fuente, las ruinas del ingenio, las ruinas del trapiche y el tiro de la Chimenea. “Las ruinas están clasificadas por el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia). Han sido años de restauración. Hay tabiques del siglo XVI que son grandes y su producción, el tipo de mezcla, es muy específica. Todo tiene su historia. Definitivamente, los muros hablan”, afirmó el arquitecto, dueño de la ex hacienda, y quien ha dedicado su vida a la restauración de este lugar, para lo cual se ha convertido en especialista.
En entrevista para el Regional del Sur, Alonso Martín recordó cómo en la década de los 90 Infonavit quiso derribar la Hacienda para continuar con el complejo habitacional que se realizaba en el lugar. Afortunadamente, no fue así y se logró recuperar dicho patrimonio, el cual forma parte de la denominada Ruta de Zapata. Por un lado, las haciendas son la evidencia de actividades que han tenido, y aún tienen, consecuencias históricas y, por otro lado, tienen un valor social que proporcionan identidad. Por supuesto, queda la interrogante si este patrimonio pudiera quedar mejor en manos del Estado o de particulares, ya el tiempo nos lo dirá. Por el momento, el trabajo realizado por el arquitecto Alonso es invaluable.
No hay que perder de vista también el esfuerzo de investigadores locales para recuperar la historia de estas haciendas, como lo hace la investigadora Gisela Von Wobeser, en su obra “San Carlos Borromeo. Endeudamiento de una hacienda colonial (1608-1729)”, quien además hace un importante análisis sobre la manera como fueron administradas. “La hacienda, la institución rural más importante y significativa durante los siglos XVII al XIX, ha comenzado a resurgir del anonimato en que, como objeto de estudio y análisis histórico, ha permanecido en los últimos años”, destaca en su obra.
Asimismo, señala que, a pesar de que los hacendados de San Carlos fueron laicos, el dominio directo de la hacienda, en aquella época, siempre estuvo en manos de la Iglesia (primero del presbítero Bartolomé de Cabrera y después del Juzgado de Capellanías) y esto significaba que en el momento en que los hacendados no cumplieran con las obligaciones que se derivaban del censo enfitéutico -principalmente el pago del canon- la Iglesia podía retirarles el dominio útil de la hacienda. El poder alrededor de estas Haciendas fue, desde sus inicios, motivo de conflictos de poder entre las más grandes esferas.