Punto Kairo - El tiempo en educación

En opinión de Juan Salvador Nambo

Punto Kairo - El tiempo en educación

Un elemento clave para el desarrollo de los aprendizajes en las escuelas mexicanas es la implementación de proyectos, mismos que parten de la lógica de resolver problemas de manera colaborativa, integrando el emprendimiento, la metacognición y la gestión y co-creación del conocimiento, y en los que la organización y usos de los tiempos toman cada vez más relevancia.

El tiempo, en este caso, es una categoría que define el desarrollo de las actividades cotidianas escolares. La revolución industrial, el capitalismo, la urbanización de la sociedad, la globalización y la sociedad del conocimiento ha cambiado la costumbre del individuo y convertido el tiempo en el bien más preciado, lo que ha propiciado incluso la necesidad autoimpuesta de estar permanentemente ocupados (Barnes, 2014).

Aunado a lo anterior, como lo señala Quintanilla (2009) esta y otras políticas educativas se producen dentro de un entorno educativo con síntomas alarmantes de deterioro, inmovilismo y carencias de todo tipo: materiales, pedagógicas, afectivas y éticas. Y, a últimas fechas, dentro de la gestión de los riesgos, como la prevención de desastres o pandemias es el caso de la del H1N1 (González, Caballero y Chávez, 2011) o, recientemente, la del Covid-19 (Ramos, 2020).

En este sentido, la estructuración y distribución del tiempo escolar, como lo establece Sacristán (2008) es resultado de la confluencia de poderosas fuerzas de carácter histórico, social, económico, educativo y técnico más allá de ese esquema oficial y que ha permitido constituir una organización horaria estable y resistente a los cambios.

Pese a todo, hay poca comprensión en relación con el tiempo en educación y sus usos escolares. El tiempo en educación está constituida básicamente por cuatro dimensiones: 1. Dimensión físico-matemática: Referida al tiempo disponible, lo que dura. 2. Dimensión biopsíquica: Tiempo que sentimos, distinguimos y percibimos en nosotros. 3. Dimensión del discurrir de procesos que son personales y subjetivos: Especialmente el tiempo recordado, nuestra historia. 4. La dimensión social del tiempo: Aquel tiempo regulado por las Normas Sociales.

En este sentido, el tiempo en educación puede vincularse al desarrollo de proyectos, establecido de manera implícita en la política pública en la Nueva Escuela Mexicana. En la socioformación, los proyectos formativos se han replanteado siguiendo los retos de la sociedad del conocimiento, se basan en la integración progresiva de saberes de diferentes áreas, disciplinas y asignaturas y promueven la evaluación continua por medio evidencias de desempeño y de producto, las cuales se retroalimentan y mejoran para desarrollar el talento.

Desde los planes y programas de estudio se plantea el trabajo por proyectos como estrategia para organizar las clases, como espacio privilegiado para constatar los avances en el desarrollo de los aprendizajes o PDA (Procesos de Desarrollo del Aprendizaje), ya que favorece la integración y la aplicación de conocimientos, habilidades y actitudes, dándoles sentido social y personal.

En este sentido, todo proyecto deberá partir de las inquietudes y los intereses de los alumnos, que podrán optar por alguna de las preguntas sugeridas en las áreas de aprendizaje, tomar éstas como base y orientarlas, o bien plantear otras que permitan cumplir con los aprendizajes.

El uso del tiempo dedicado a la enseñanza es interminable y difícil de medir, más ahora en tiempos de pospandemia en el que se tiene que invertir tiempo para buscar estrategias didácticas a través de las TIC para poder cumplir con el tiempo institucional y del aula. Los hogares se convirtieron en espacios escolares destinados al aprendizaje, los profesores tienen sobrecarga de trabajo, en parte por la falta de administración de este invaluable recurso que es totalmente relativo y subjetivo, en parte por la demanda del Sistema Económico en el que vivimos.

No obstante, en el pasado ciclo escolar, que estuvo marcado por las elecciones en el gobierno estatal y federal y en el que el maestro morelense participó activamente, se han favorecido proyectos de impacto en las áreas de fomento a la lectura y la escritura, el desarrollo de las artes, la recreación y la atención al rezago escolar. Por lo tanto, es indispensable el apoyo para que dichos docentes aprendan a organizar y hacer uso del tiempo de manera eficaz y eficiente para el abordaje de sus actividades, antes de que sean víctimas del cansancio extremo (burnout), el menoscabo de sus derechos o de los propios niños o, lo que sería peor, de la desesperanza.

En el desarrollo de proyectos los alumnos deberán encontrar oportunidades para la reflexión, la toma de decisiones responsables, la valoración de actitudes y formas de pensar propias; asimismo, para el trabajo colaborativo, priorizar los esfuerzos con una actitud democrática y participativa que contribuya al mejoramiento individual y colectivo.

Cabe destacar que en la realización de proyectos debe evitarse la promoción de visiones empiristas, inductivas y simplificadas de la investigación, como las que se limitan a seguir un “método científico” único e inflexible que inicia, invariablemente, con la observación.