Política y opinión pública
En opinión de Jaime Juárez López
La opinión pública es la suma de las opiniones personales de los ciudadanos que integran una sociedad. Así, la opinión pública es lo que dicen, piensan y hace actuar (o no) a grupos de personas en esta o aquella sociedad. Se vuelve más poderosa y eficaz cuando se convierte en “clamor público” que puede forzar y conducir a cambios profundos en la sociedad.
Sin embargo, tenemos un gran y grave problema que resolver, si queremos formar una opinión pública consciente y positiva en Morelos en la que la mayoría acusa falta de conocimiento suficiente para la formación de una conciencia madura e inteligente. Y no se trata de un tema de escolaridad o elitismo cultural. Hay en sectores representativos como el Congreso del Estado, posiciones emanadas muchas veces de criterios personalizados o de intereses grupales y no de la conciencia y el bien común.
Contra esto, hay ejemplos que bien podrían marcarnos una ruta hacia la transformación y que aún no han sido totalmente derrotados por la contracultura, como Suecia; donde los diputados no perciben un sueldo para legislar, viven de sus ingresos privados y se enorgullecen de trabajar para sus ciudadanos.
Allí, la opinión pública es fuerte y activa porque la mayoría de los suecos son cultos ya que dedican parte de su tiempo a los estudios y a la lectura.
¿Cómo podemos actuar en sociedad de manera positiva y constructiva, si la mayoría que integra la “Opinión Pública” se encuentra en atrasadas condiciones intelectuales, culturales, materiales, psíquicas y somáticas?, ¿Cómo podemos reclamar algo que no sabemos?
Por ejemplo: ¿Qué opinión pública podrá oponerse a la actual y creciente contaminación atmosférica con CO2, provocada por los millones de vehículos y chimeneas de poderosas industrias nacionales e internacionales?
Por todas estas razones y más, la sociedad mexicana y particularmente la morelense necesita una “Opinión Pública” fuerte, consciente, ilustrada y activa. Necesitamos urgentemente una opinión pública activa, capaz de movilizarse en el momento preciso con la velocidad proporcional a las amenazas.
Una auténtica “Opinión Pública” se debe basar en la madurez política, en la conciencia de cada ciudadano, a través de la cultura adquirida, la práctica del conocimiento constructivo, de la lectura útil y positiva. ¿Y quién quiere saber esto hoy?, ¿qué ciudadanos, con algunas excepciones, están interesados en otras cosas que no sean el placer inmediato del “aquí y ahora”, el sexismo, los vicios de diversa índole y el exhibicionismo estético y material?
Hoy en plena pasarela política, apresurada y desquiciante, recordemos que los políticos son elegidos y dependen de nuestro voto para sobrevivir; así como los necesitamos para mantener la gobernabilidad. Podemos y debemos frenar las ambiciones de los políticos nocivos, deshonestos y perversos. Se necesita una conciencia madura y activa para la práctica social de la supervivencia personal y colectiva.
Ante las promesas de siempre, con los mismos políticos, ¿por qué apoyar y votar por personajes con sospechas de vínculos criminales, corruptos e incompetentes?, ¿por qué no organizarse en asociaciones y grupos comunitarios para exigir que el poder público sirva a la gente y que la justicia castigue a quienes violan flagrantemente la Ley? Después de todo, ¿no están allí para servir a la comunidad?
De tanto ver la inmoralidad y amoralidad de los que debían ser ejemplos de integridad y carácter; nos estamos volviendo habitualmente tolerantes y comlices de la corrupción. No sólo aquí prevaleció el mal sobre el bien; es un fenómeno mundial malvado e inevitable. Si le preguntas a alguien qué haría sí encontrara algo valioso, como dinero en la calle; la mayoría responderán que se apropiarán de lo que no les pertenece.
Los intereses ocultos de algunos políticos ya no deben seguir degradando nuestra economía y nuestra dignidad. No debemos ni podemos seguir callados bajo el yugo de quienes hacen la vida de cada uno de nosotros más dolorosa, infeliz y más corta. Luchemos con la mente y con la inteligencia; son más fuertes que los músculos. Son también las mismas armas utilizadas por los detentadores del poder y la riqueza para dominar, explotar y sacrificar a los pueblos más pobres e incultos desde los inicios de la civilización. La mente inteligente y consciente supera cualquier obstáculo. El reto lo construimos juntos: gobernantes, políticos y demás autoridades que deben ser elegidos por voto consciente e inteligente, vigilados, exigidos y juzgados por sus actos. Informase y decidir.