Observador político - Los desplazados de Morena
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
El triunfo de Ulises Bravo Molina primero cómo delegado y después como presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena, puso en evidencia el paupérrimo trabajo realizado desde hace ocho años por Rabindranath Salazar Solorio. El único que ha logrado cargos y espacios importantes para él, su familia y su grupo. Hoy, fueron desplazados con aquellas figuras como senadores, alcaldes, diputados federales y locales al demostrar que “su liderazgo es de papel”.
EL DECLIVE DE RABÍN.- Con el correr de los días poco a poco se va viendo los daños colaterales tras el golpe casi mortal que sufrió el grupo de los Rabines, quien supo en todo momento lo que se avecinaba y jamás hicieron nada. La derrota alcanzada en gran medida se debió a su soberbia pero también por déspotas y engreídos.
Todos ellos al igual que los ganadores movieron conciencias, pagaron –quizá menos dinero- por los votos y el acarreo de la gente pero al final todos –salvo honrosas excepciones- incurrieron en las mismas prácticas desleales e ilegales. Fue por lo tanto, una elección entre iguales.
Lo cierto, es que el partido que fundó Andrés Manuel López Obrador puso en evidencia a quienes desde hace casi una década se creían dueños de ese instituto político y son los mismos que se han beneficiado de la cascada de votos que les provocó el famoso “Peje” para gozar de cargos de representación en las Cámaras Baja y Alta del Congreso de la Unión, así como en el estado.
Es sabido y conocido que desde sus orígenes y hasta la fecha el contador Rabindranath Salazar ha sido de los que más se ha beneficiado con los cargos que le han conferido, como ejemplo hay que recordar que tras haber concluido su periodo como senador del PRD y perder la candidatura a la gubernatura de Morelos –que ya tenía en la bolsa-, fue llamado por AMLO para dirigir el Banco de Bienestar que sustituyó a Bansefi en el que estaba dispersando al menos 292 mil millones de pesos anuales de los programas sociales que impulsa el gobierno de la 4T.
Posteriormente, López Obrador nombró a Diana Álvarez Maury como titular del Banco del Bienestar en sustitución de Rabindranath Salazar a quien cambió a la subsecretaria de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación. Y recientemente, le obligaron a dejar esa oficina para ser actualmente el responsable de la coordinación general de Política y Gobierno de la Presidencia de la República.
En ese tiempo -más de cuatro años- y con excepción del foro sobre Protección a los Periodistas y la Libertad de Expresión que organizó la Secretaría de Gobernación, Rabín Salazar en ningún momento se ha reunido con la prensa, no ha convocado a reunión ni ha intentado tener un contacto con los periodistas de Morelos. Pero no solo con este sector, sino con todos por lo que algunos consideran al contador como un fantasma debido a su ausencia casi permanentemente y desde hace varios años del estado. Quizá sus reuniones esporádicas sean solo con su grupo perdedor que también ha sido el único beneficiado con cargos y espacios de representación popular.
Quizá para muchos no sea la mejor opción pero la llegada de Ulises Bravo a la dirigencia de Morena –si no dice nada el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación- deja de lado ocho años de simulación de Quintín Barrera, Miguel Lucia Espejo, Gerardo Albarrán Cruz y ahora Raúl Ojeda Zubieta quienes fueron una farsa ya que los logros y avances significativos no fueron por el trabajo realizado sino derivado de que Morelos ha sido obradoristas desde hace 18 años en los que el Peje ha ganado todas las elecciones en las que ha participado.
Y es que, mientras Rabindranath Salazar estaba cerca del círculo del “señor López”, su hermano Redames (qepd) el verdadero y auténtico operador político de ese grupo estaba en el Senado de la República y otro de sus hermanos, Debendrenath sigue cobrando como regidor del Ayuntamiento de Cuernavaca –y antes fue funcionario con el Antonio Villalobos, El Lobo; y otros de sus parientes están incrustados en el Ayuntamientos como el de Jiutepec.
Por lo tanto, el grupo hegemónico de Morena en Morelos fue literalmente barrido en gran medida porque desoyó lo que todos ya sabían: la inminente llegada de Ulises quien llegó bravo. Basta con recordar cuando los puso sobre aviso. Primero, les anunció el día qué se convirtió en delgado y congresista que iría por la dirigencia estatal y tal parece, se cruzaron de brazos.
Después, en medio de rumores e hipótesis les avisó con números cómo quedaría conformado el Consejo Estatal y tal vez fue soberbio, ya que incluso subió una foto donde mostró sus cartas, respaldo y fuerza qué había logrado con sus afines y en la que les informó otra vez públicamente con quienes iba en vísperas de la elección de la dirigencia del partido guinda. ¡Y otra vez, no hicieron nada!
EN RIESGO CANDIDATURA DEL 24.- Lo realizado en tan solo unos meses al interior y exterior de Morena insisto, evidenció el pésimo trabajo realizado por el equipo de Rabindranath Salazar quien extraño al verdadero líder en que se convirtió Radames desde su fundación hace ocho años. Rada, era quien visito todo el estado, el que logró acuerdos con diversos líderes sociales y del partido; él era quien tomaba las decisiones ante la ausencia constante y permanente del contador. Todos se le cuadraban, pero además lo respetaban y admiraban, al menos su círculo cercano porque vieron los resultados que se frustraron ante su ausencia definitiva por el mandito covid.
Lo cierto, es que el declive de este grupo que mantuvo el control político, económico y social de Morena en Morelos ha sido desplazado y lo peor, es que si no se ponen las pilas y verdaderamente trabajan en al menos un año y medio, podrían otra vez quedarse en el camino por segunda ocasión al menos en la candidatura a la gubernatura en el 2024.
Esta circunstancia debe ponerlos a reflexionar y saber que está en riesgo la gubernatura del 24 en virtud de que hoy en día, ya saben quiénes están con el contador al igual que “los traidores”, por lo que ahora todo hace indicar que tendrán que trabajar si es que aspiran a ello. La actividad virtual y fantasmagórica debe quedar en el pasado y reactivarse el pie tierra, toda vez que su cercanía con AMLO no le ha servido para nada en Morelos al no ganar nada y esa circunstancia no es garantía de triunfo en los procesos internos.
Más claro, aún y cuando todo mundo sabe que la encuesta será el método que utilizarán para definir a el candidato a la gubernatura de Morena en dos años, eso no representa que sea el más popular, el mejor preparado o capacitado, quien tenga el curriculum vite más extenso para desempeñar el cargo en virtud de que sabemos que esos procedimientos son altamente manipulables y al final, designan al que se les antoje desde el centro del país.
De ahí que signifique un riesgo enorme seguir manteniéndose con los brazos cruzados, viendo pasar sus mejores tiempos y convirtiéndose en sparring político.
No hay que dejar de lado a los “olvidados” de Morena. Sí, a todos aquellos liderazgos de papel que también fueron evidenciados entre ellos la senadora Lucia Meza Guzmán, los diputados federales: Alejandra Pani Barragán y Juanita Guerra –que lograron la reelección-; Christopher Bargagli Sandoval, Jorge Alberto Barrera Toledo y Brenda Espinoza López quiénes no demostraron absolutamente nada en los procesos internos y los que contribuyeron a la derrota de Rabín a través de la figura de José Guadalupe Ambrocio Gachuz, quien dio la cara por ese reducido grupúsculo morenista.
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