El tercer ojo - El desafío social en tiempos del covid-19

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El tercer ojo - El desafío social en tiempos del covid-19

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) órgano perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su Informe Especial COVOD-19, N.º 3, fechado el día 12 de mayo último, cuyo título ocupo para esta colaboración, sin reparo alguno resalta las siguientes cuestiones:

  • La pandemia del COVID-19 tiene fuertes efectos en el ámbito de la salud y profundas implicaciones sobre el crecimiento económico y el desarrollo social. Llega a América Latina y el Caribe en un contexto de bajo crecimiento —como fue analizado en anteriores informes especiales sobre la materia (CEPAL, 2020a y 2020b)— y, sobre todo, de alta desigualdad y vulnerabilidad, en el que se observan tendencias crecientes en la pobreza y pobreza extrema, un debilitamiento de la cohesión social y manifestaciones de descontento popular.
  • Las medidas de cuarentena y distanciamiento físico, “generan pérdidas de empleo (en 2020 habría 11,6 millones de desocupados más que en 2019) y reducen los ingresos laborales de las personas y de los hogares. La pérdida de ingresos afecta sobre todo a los amplios estratos de población que se encuentran en situación de pobreza y vulnerabilidad, así́ como a las personas que trabajan en actividades más expuestas a despidos y reducciones salariales y, en general, en condiciones de precariedad laboral.
  • En la región, los mercados laborales suelen ser precarios: existe una alta proporción de empleos informales (un 53,1% en 2016, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2018)). En 2018 solo el 47,4% de los ocupados aportaba al sistema de pensiones y más de 20% de los ocupados vivía en la pobreza. Las mujeres, las jóvenes, los indígenas, los afrodescendientes y los migrantes están sobrerrepresentados entre los trabajadores informales”.

Más allá de eufemismos y de las consideraciones de inexorabilidad de las políticas de confinamiento y distanciamiento social, como pertinentes y “necesarias para frenar la propagación acelerada del coronavirus y salvar vidas”, no cabe duda de que la apreciación diagnóstica de los grandes retos que se presentarán dentro de este ámbito de la dinámica económica y social, “un día después” de trascendida esta etapa o coyuntura, que no la supresión del virus en cuestión y las consecuencias que pudiera acarrear para la población, es por demás atinado y oportuno.

Ya expresábamos en El Tercer Ojo del día 02 de mayo último que:

Una epidemia previsible que tomó por sorpresa a los países de nuestro planeta, encontró sistemas sanitarios privatizados y los públicos, más que adelgazados, desnutridos; se topó con economías débiles y sujetas a modelos del “Desarrollo del Subdesarrollo”; con una gran dependencia científico-técnica con respecto a las grandes industrias químico-farmacéuticas, las grandes industrias de la tecnología e insumos sanitarios y, sobremanera, con estructuras de investigación científica y desarrollo tecnológico en la inanición, como consecuencia de las prioridades que, desde el último cuarto del siglo XX impulsaron los diferentes Estados-Nación, bajo la égida y supervisión (léase relaciones de dominio-subordinación de los unos –muchos—con respecto a los otros –muy pocos) de los grandes poderes fácticos que deciden en conciliábulos el quehacer económico y político global”.

No puedo omitir, por ello, que esta “estrategia sanitaria” de confinamiento y distanciamiento social obedeció, más que al genuino interés y preocupación del estado de salud de los amplio sectores de la sociedad, a la necesidad de evitar, hasta donde ello fuese posible, abatir sistemas de salud pública sumamente débiles y limitados, como consecuencia de las políticas económicas neoliberales que impusieron dinámicas de “adelgazamiento” del Estado en la intervención del desarrollo de tales sistemas sanitarios y, por otro lado, la “sugerencia” de procesos de privatización de estos servicios de salud, además de demandar el “favorecimiento” de la intervención de las grande empresas aseguradoras para vender los servicios médicos y hospitalarios y “administrar” los sistemas de ahorro para el retiro de los trabajadores.

¿Se encuentran estrechamente relacionados estos dos asuntos, por un lado, el sistema de salud pública al borde de la inanición, así como la privatización a través de los mecanismos antes descritos, y el incremento del riesgo de morir debido a las enfermedades producidas por un virus nuevo?

Indudablemente que sí.

La correlación directamente proporcional entre una mayor debilidad del sistema de salud pública, así como la privatización del acceso a estos, y el incremento de la mortalidad y letalidad de la enfermedad provocada por el COVID-19 es incuestionable.

Por ende, esta decisión de política pública desvela estas cuestiones y, por otro lado, incrementa las consecuencias de orden económico, político y social que deberán afrontarse, una vez trascendida esta coyuntura de confinamiento y distanciamiento físico.

Entre otras reflexiones, análisis y datos, la CEPAL presenta cuatro primeras conclusiones a este respecto:

  • En todos los escenarios, la pobreza y la pobreza extrema aumentarían en todos los países.
  • En el escenario alto, los mayores aumentos de la pobreza extrema se darían en México, Nicaragua y el Ecuador.
  • También en el escenario alto, la pobreza en general aumentaría especialmente en la Argentina, México, el Ecuador y el Brasil.
  • Resalta la particular vulnerabilidad de las tres mayores economías de la región.

 

Y remata la CEPAL: “El impacto hasta aquí́ descrito considera únicamente las consecuencias de la pandemia en el mercado laboral y la pérdida de ingresos asociada. En caso de reducirse las remesas provenientes de familiares que migraron, se acentuará la situación de pobreza de quienes las reciben en sus países de origen. Esta reducción es probable ante el fuerte impacto del COVID-19 en la región y en países extrarregionales receptores de migrantes latinoamericanos y caribeños, como los Estados Unidos y España”.