Observador político - Alcaldes de Morelos, en la mira…

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - Alcaldes de Morelos, en la mira…

Mientras la violencia se normaliza y las instituciones se vacían de legitimidad, en Morelos presenciamos el cinismo institucional convertido en rutina, por lo que en menos de cuatro meses de este año, al menos cuatro presidentes municipales han sido señalados por presuntos vínculos con grupos delictivos o en actos de corrupción. Y hasta el momento, no ha pasado absolutamente nada.

IMPUNIDAD Y CINSIMO. - Jesús Corona Damián (Cuautla), Agustín Toledano Amaro (Atlatlahucan), Israel Piña (Temixco) y César Dávila Díaz (Huitzilac) no sólo continúan en sus cargos como si nada ocurriera, sino qué además, —en un acto de descaro que sólo puede existir en un sistema acostumbrado a la impunidad— algunos incluso amenazan con buscar nuevas posiciones de poder para el proceso electoral del 2027, con riesgo de aparecer en las boletas.

En Huitzilac, el asesinato del secretario general del municipio, Alejandro Mancilla Cueto, ocurrió justo después de que “se extraviara” un video clave y el edil, ignorante o cómplice, asegura desconocer su paradero. ¿Tal parece es un guion de una película de terror? Por tanto, hubo un crimen, pruebas desaparecidas, autoridades sin respuestas y un aparato judicial que sólo observa y que dice, investigará el caso… y ya.

La supuesta “autonomía municipal” se ha convertido en carta blanca para gobernar sin rendición de cuentas, para tejer alianzas con el crimen organizado, y para ejercer el poder como si los cargos públicos fueran propiedades privadas.

Muchos callan, autoridades federales y estatales, lo mismo que los partidos políticos que postularon a estos personajes, porque en muchos casos todo indica, son cómplices o beneficiarios del mismo sistema podrido.

HUITZILAC, EL SILENCIO DEL PODER.- El asesinato del secretario general del Ayuntamiento de Huitzilac, Alejandro Mancilla Cueto, el 8 de abril, no sólo fue un crimen brutal, fue también un acto que desnudó, una vez más, la podredumbre institucional que corroe al municipio y al estado. Lo triste y preocupante, es que las cámaras de videovigilancia se “perdieron” por ser las imágenes clave del momento previo al crimen. ¿Pero y qué dice el alcalde César Dávila Díaz? Su respuesta fue que no sabía nada.

Ese es el guion ya conocido, el de la irresponsabilidad encubierta por el aparato burocrático, donde las autoridades locales se lavan las manos mientras los crímenes se acumulan. ¿Es inaudito que el edil desconozca que desaparecieron las grabaciones? ¿Y cómo pretende que la gente crea que “se está reforzando la seguridad” mientras la violencia se instala como norma?

“Después del niño ahogado quieren tapar el pozo”, y casi un centenar de elementos de la Guardia Nacional y Ejército empezaron a patrullar Huitzilac, sin embargo, lo que hace falta en este momento es voluntad, transparencia, y sobre todo, un modelo de seguridad que no esté basado en el control y el miedo, sino en la comunidad, en la justicia social y en la reconstrucción del tejido colectivo, pero sobre todo, que se castigue a quienes violentan la Ley para frenar los índices delictivos que se están desbordando en el país y Morelos no es la excepción.

Lo ocurrido en Huitzilac es un reflejo de un modelo que ha fracasado: cierto es que, si el alcalde no puede garantizar algo tan elemental como conservar pruebas de un crimen ocurrido en su propia sede de gobierno, ¿cómo va a proteger a la ciudadanía?

CORRUPCIÓN EN TEMIXCO O CHANTAJE INSTITUCIONAL.- En Temixco, no se cantan mal las rancheras y por ello, la podredumbre institucional ha dejado de ser una sospecha para convertirse en una evidencia que apesta desde los cimientos del gobierno municipal, luego del reciente escándalo protagonizado por Christian Contreras Luna -exfuncionario removido tras reprobar el examen de control y confianza- quien destapó la cloaca de irregularidades que involucran directamente al presidente municipal Israel Piña.

Si, como afirma Contreras Luna, el alcalde Piña ha pactado con el crimen organizado, atentado contra funcionarios municipales y sigue cobrando derecho de piso a comerciantes desde el kilómetro 84 hasta el puente Panocheras, entonces no estamos frente a un problema menor: hablamos de un posible narcomunicipio en miniatura, de una estructura de gobierno que ya no gobierna, sino que extorsiona, persigue y se lucra del miedo.

Por ello, es urgente y necesario que Israel Piña rinda cuentas ante la ley, pero también ante el pueblo que lo eligió y que hoy paga las consecuencias de su probable ambición, es decir, no basta con que Contreras Luna haga declaraciones a medios: si sus señalamientos son veraces, debe presentar denuncias formales con pruebas sólidas ante las Fiscalías General, Anticorrupción y General de la República, porque no hacerlo o tratarlo como moneda de cambio, sólo agravan su propia responsabilidad ética y jurídica.

SIMULACIÓN, ESCUDO DEL PODER EN CUAUTLA CON JESÚS CORONA.- En México la impunidad es la norma y no la excepción, por lo que los silencios incómodos dicen más que mil discursos y un ejemplo de ello es Jesús Corona Damián, alcalde de Cuautla, atrapado entre escándalos y quien se aferra al protagonismo mediático como única estrategia de supervivencia.

Y es que mientras guarda silencio sobre un video en el que se le ve con Agustín Toledano, edil de Atlatlahucan y otros servidores públicos, con un líder del Cártel de Sinaloa, aprovecha un hecho violento -el ataque a policías en un incidente vial- para posar ante los medios y hacerle el gracioso de que pondrá orden contra los malosos que violentan la Ley.

No es casual que en tiempos donde la justicia parece negociarse tras bambalinas, cualquier oportunidad es buena para intentar lavar la imagen, aunque sea a costa del dolor ajeno, y es que Jesús Corona Damián se ha negado a dar explicaciones claras sobre su vínculo con grupos delictivos, y en su lugar lanza declaraciones altisonantes diseñadas para distraer.

Hay que recordar que el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, confirmó recientemente de una investigación en curso, pero mientras no haya consecuencias tangibles, todo queda en el terreno de la simulación institucional. La justicia que no toca al poder no es justicia, solo es teatro.