Las cuotas de género en el acceso a una vida política igualitaria en el país
En opinión de Hertino Avilés
La incursión de las mujeres en la vida política surge a partir del siglo XX; ante la modernización capitalista, y la inclusión de la mujer en la vida laboral, trajo a la par que la mujer formara parte de los movimientos culturales, tales como obreros, estudiantiles y urbano sociales, por medio de los cuales se pudieron exponer las exigencias de las mujeres para con el Estado, y con las cuales se buscaba el respeto de sus derechos.
En últimos años, ante las reformas a la ley electoral y una nueva visión jurídica con perspectiva de género y Derechos Humanos se ha consolidado la figura de las cuotas de género como una medida que busca garantizar el acceso de las mujeres a la vida política del país, ello asignando un porcentaje reservado para el género femenino en los puestos de elección popular.
Esta situación ha ocasionado un punto de encuentro entre la población y actores políticos, entre los cuales existen oposiciones, puesto que a su criterio esta medida disminuye la capacidad de quienes ocupan un cargo, puesto que no se toma en cuenta las capacidades de quienes pretenden competir por un cargo de elección popular, si no en el hecho de pertenecer a cierto género.
Lo cierto es que esta es una medida compatible con la Constitución, los instrumentos internacionales y las resoluciones de los mecanismos internacionales de protección de Derechos Humanos, con la que se busca garantizar que un grupo de la población que ha sido históricamente discriminado y violentado pueda participar en actos que tienen repercusión en su vida cotidiana y permitir el acceso de estas a formar parte de las decisiones que constriñen al país.
En la actualidad la participación de las mujeres en la vida política es cada día más aceptada, y encontrar a una fémina en un cargo de elección popular es más común día con día, sin embargo aún existe una resistencia de parte de los grupos de poder, los cuales se integran y se han encontrado constituidos en su mayoría por hombres, quienes ante la negativa de perder sus privilegios y estatus se valen de diversas estrategias de hecho y de derecho para conservar así su situación, y con ella afectando el resultado de tal mecanismo.
Puesto que a la mujer se le consideraba como incapaz para poder emitir opiniones referentes a asuntos públicos, y mucho menos formar parte de la política.
Si bien, se han logrado que el género femenino pueda acceder más a los puestos de elección popular, trayendo como consecuencia que, en diversos países, las mujeres lleguen a ocupar cargos como Primera Ministras, Gobernadoras, Presidentas, o dentro de la administración pública como Magistradas o Ministras de la corte, no menos cierto es, que estos logros aún siguen siendo muy difíciles de obtener, ya que dichos cargos aún siguen siendo ocupados en su mayoría por hombres.
En este sentido, es de resaltar que para los informes del Instituto Nacional Electoral, Comisiones de Derechos Humanos y Mecanismos Internacionales de protección de Derechos Humanos demuestran la efectividad de las cuotas de género, no obstante, distamos de obtener una igualdad sustantiva y una plena participación activa de las mujeres en México, convirtiéndose las cuotas de género en un espejismo que en fachada sirve para coronarse como un país incluyente, y en la realidad continua excluyendo a las mujeres.