La vocación de servir
En opinión de Juan Salgado Brito
Definida como "la inclinación profesional orientada a satisfacer las necesidades ajenas", la vocación de servicio es también mantener una actitud de empatía hacía los demás y más aún cuando del servicio público se trata donde los empleados y funcionarios llamados servidores públicos están obligados a conductas, actitudes y comportamientos de humildad y respeto hacia los gobernados, frente a la ciudadanía en general; en estos casos no es solamente un tema de legalidad el fiel cumplimiento de sus obligaciones, sino de ética y de un deber de responsabilidad ante la sociedad que es quien paga por sus servicios.
Conseguir un trabajo, un empleo o un cargo, en el gobierno, sea Federal, Estatal o Municipal y también en cualquier organismo que preste servicio a los demás, implica un compromiso que siempre debe de ir acompañado de un deber de inteligencia, sentido social y sensibilidad humana; que logre generar entre la gente la percepción de que están siendo atendidos y servidos, que se les escucha y se les resuelven sus problemas. Ese es el reto a cumplir por los servidores públicos, esa es la premisa para generar confianza, respeto y credibilidad del pueblo en sus autoridades y en sus instituciones y esa es la clave también para tener gobiernos fuertes con mayores márgenes de posibilidades para dialogar y acordar con sus gobernados. No es mucho pedir a los servidores públicos conducirse con humildad y respeto, para bien de ellos, del Estado y de la sociedad.
La vocación de servir es una virtud y un atributo que bien merece abrirle paso a quien la tiene. Sin duda, entre los peores consejeros de los servidores públicos está la arrogancia y la soberbia, no hay peor mal que no entender lo que no se debe hacer, no ver ni oír a quien se debe escuchar; si además de tener vocación de servicio se tiene eficiencia y preparación seguramente que avanzaremos al perfeccionamiento de toda estructura política, económica y social.