La Terapia - Abrazando la soledad

Ana Victoria en Cultura

La Terapia - Abrazando la soledad

Qué maravilla es llegar en la noche a mi casa, después de un día de trabajo, aventar mis hermosos zapatos nuevos y poder descansar en una pijama que podría haber sido parte de los modelos que usó cenicienta en sus épocas de austeridad.

Después de años de vivir acompañada, el tener la libertad de hacer lo que yo quiera sin el remordimiento de perder un “tiempo de calidad” en pareja es genial.

Todos te hablan de lo terrible que es la soledad, como si tuviéramos la necesidad de correr y buscar inmediatamente a alguien que te solucione tus problemas, porque en poco tiempo ya no seremos tan guapas o tan jóvenes, ese reloj biológico que avanza y avanza, y si se fue el tren, pues te subes al Uber y lo alcanzas porque solas y solos parece que estamos incompletos.

Me han dicho que tenga por lo menos un hijo para no quedarme así, no importa con quién, pero que lo tenga, hay que asegurar la continuación de la especie, como si no fuéramos ya suficientes en este mundo, lo complicado es que no he dominado aún la técnica de concebir de manera espontánea. 

La semana pasada mi nutrióloga me dijo que no fuera al súper con hambre porque escogería cualquier cosa, aunque no me sirviera, inmediatamente pensé en una relación de pareja, sí, me proyecté, pero aún espero algo más de la vida,“amor” (por cursi que suene), y pensé que la mayoría de los consejos de la gente que me rodea, tienen más que ver con su vida, de sentirse incompletos, pero la experiencia de vida de ellos no es la mía.

La vida me sabe bien, despierto de lunes a sábado con un concierto de Franco de Vita en dos teléfonos y un Ipad repartidos estratégicamente en la casa, los cuales me obligan a levantarme enseguida para evitar ese majestuoso ruido, me arreglo y el espejo dice definitivamente que no soy nada fea, llego enseguida a tomar medio café con mi muy querido amigo de la oficina, y a empezar un remolino de trabajo que no me deja tiempo para pensar en más.

No, la soledad definitivamente no es terrible como la pintan, tiene sus toques de reflexión a veces, pero también tiene libertad y paz.

Creo que las personas ya venimos completas, nos acompañan en el camino familia, amigos, parejas, algunos se quedan solo unos instantes, otros toda la vida, pero a final de cuentas no podemos pretender que nadie cubra una parte, eso nos toca únicamente a nosotros.

En el camino he conocido a varias personas que a primera vista parecen estar solas, pero al asomarse un poco más me doy cuenta de lo equivocada que estoy, encuentro que son las y los dueños de su propio tiempo y lo invierten en cosas valiosas.

En esta vida tan acelerada, nada más importante que aprovechar el tiempo, no malgastarlo con aquellos que no te dejen un agradable sabor de boca. Definitivamente hoy abrazo la soledad por todas las bondades que me proporciona y espero que tú, que lees estas líneas, si te encuentras sorpresivamente en una etapa de soledad (que esta tan desprestigiada), sepas explotarla y sacarle provecho a tu favor.

ana.victoria.lula@gmail.com