Juego de Manos - Jugar de local

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - Jugar de local

La clave del éxito en un enfrentamiento es el control de las condiciones, quien compite bajo sus términos tiene las de ganar.

 

El Plan Ángel del exsecretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ha dado mucho de qué hablar desde su anuncio público. En el contexto de la contienda interna por la candidatura presidencial morenista, es el primer indicio de un plan de gobierno expuesto por uno de los aspirantes; no obstante, este ha sido recibido con aplausos y críticas. Una de las voces que se mostraron en contra fue la de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, quien lo tachó de un acto de deslealtad hacia el presidente López Obrador.

 

Como respuesta, Marcelo Ebrard aseguró que la Jefa de Gobierno no necesita de ayudantías para fijar posturas (haciendo alusión a la simpatía de la gobernadora con la corcholata Claudia Sheinbaum) y, en ese contexto, declaró su disposición a debatir con la aspirante a la candidatura del Frente, Xóchitl Gálvez.

 

Lo anterior sucedió a mediados de la semana pasada y, el viernes, la senadora panista respondió a través de sus redes sociales: “Estimado Marcelo Ebrard, vi tu invitación a un debate, pero no es tiempo. Yo estoy centrada en ser la responsable de la construcción del Frente Amplio por México. Suerte en tu proceso, veo los dados cargados”. Esta respuesta no fue del agrado del excanciller, quien insistió sin éxito en realizar el encuentro.

 

Sin afán de extender mucho en el párrafo anterior, dos son los puntos que llamaron la atención: la negativa de la senadora de sostener este debate y su denuncia a un proceso injusto del lado de la Cuarta Transformación. Pero, hipotéticamente ¿a quién beneficiaría este encuentro? Veamos.

 

El llamado fenómeno Xóchitl Gálvez, que hace referencia al acelerado crecimiento en las encuestas de la pre-precandidata panista. Este, al momento en que se escribe esta columna, continúa su curso al alza, muy por encima de sus contrincantes.

 

Desde un principio, Ebrard ha buscado impulsar la realización de debates entre aspirantes con la finalidad de contrastar posturas y proyectos (y, de paso, llevar a sus competidores a su cancha). El debate público y la oratoria son fortalezas del aspirante y, a su vez, son debilidades de algunos de sus adversarios. En ese sentido, encontrar un espacio en el que pueda lucir esta fuerza sin violar los acuerdos generados al interior del partido es una jugada inteligente. Llevar a cabo este ejercicio tiene la posibilidad de generar la percepción de definición de candidatos, una especie de adelanto de lo que podríamos ver el próximo año.

 

Un punto para considerarse: contrario a la situación de Marcelo, que se sitúa como un aparente segundo lugar perpetuo, con una distancia de alrededor de diez puntos porcentuales por debajo del primer lugar, Claudia Sheinbaum (de acuerdo con las encuestas disponibles); Xóchitl encabeza la contienda interna del Frente. En ese sentido, mientras que Ebrard debe apostar alto para cambiar su posición longeva, Gálvez —sin afán de nadar de muertita— puede ser más conservadora en su estrategia.

 

En el contexto actual, la panista tendría más que perder que el morenista si se llevara a cabo este encuentro, mientras que Ebrard se vería mayormente beneficiado en materia de percepción, dejando fuera a Jefa de Gobierno en un momento que pudiera ser observado como la antesala del proceso electoral del 2024.

 

Más allá de este ejercicio hipotético, hay un punto que debe ser tomado en cuenta por el excanciller, el reto para ganar esta primera contienda está en modificar la percepción del proceso. Ello, no solo en el sentido de crecer su imagen y simpatía, sino, además, en derribar la concepción de que Claudia Sheinbaum es la candidata preferida del presidente.

 

Finalmente, la ciudadanía ha demostrado una vez tras otra que respalda al proyecto del presidente de la República. Mientras se piense a la exjefa de gobierno como la elegida por el presidente para continuar con su proyecto, será complicado que el voto duro morenista se desvíe.

 

Eso sí, aunado al análisis que se puede hacer alrededor del proceso interno morenista desde el exterior, es también necesario observar la manera en que, desde el interior, se mueven las alianzas, los acuerdos y la política interna. La encuesta desde lo público es una cosa, pero la administración por dentro del partido, es otra. Como señaló el canciller, existe también el riesgo de chicanadas.

 

Nada es inamovible

 

Un dato, la semana pasada se publicó una encuesta en el diario El Financiero donde, por primera vez, se muestra un escenario (poco probable) en el que Morena pierde la contienda por la presidencia de la República, al poner al Adán Augusto López a competir contra Xóchitl Gálvez y, aunque parezca que hemos recorrido un tramo importante de este proceso electoral, recordemos que este ni ha empezado y lo que vemos hoy en día son “procesos internos”.

 

En otras palabras, si bien se habla de un escenario en que la corcholata morenista más débil se enfrenta a la corcholata opositora más fuerte; este es un resultado que, hasta hace poco, parecía imposible. Si la tendencia de crecimiento en la popularidad de la senadora panista continúa, en paralelo al estancamiento en la popularidad de la y los aspirantes cuatroteístas, el desenlace podría ser más cerrado de lo que se espera y, aunado a ello, la oposición podría ganar más espacios en el ejecutivo y legislativo. No hay nada definido.

 

Por cierto

 

¿Ya hiciste números? En menos de un año, habremos de elegir a el o la nueva presidenta de la República. Mientras tanto, hay algunos puntos importantes a tomar en consideración.

 

Del lado del Ejecutivo, se realizarán los cierres de la administración federal, estatal y municipal. Esto implica una entrega de cuentas, de asuntos pendientes y resultados alcanzados. En ese sentido, la actividad administrativa será menor en comparación con años anteriores, toda vez que parte importante de la atención y el capital humano estará enfocado en dejar las cosas en orden para evitar problemas a futuro.

 

Desde el legislativo, aunado al ya evidente movimiento de las y los parlamentarios para competir en sus respectivas entidades federativas, será complicado que, quienes queden, impulsen productos legislativos que generen controversia o una mala imagen para sus partidos. En este punto se apostará por un trabajo discreto para evitar perjudicar a las actividades políticas de sus partidos correspondientes.

 

De manera general, la fortaleza de las personas que hoy ocupan un cargo público disminuirá permanentemente hasta el momento de su relevo. Las imposiciones y acciones arbitrarias se sustituirán por negociaciones y alianzas. Esto aplica desde el punto alto al más bajo de los niveles de gobierno.

 

Por último,  se verán cada vez más acciones proselitistas. Todas y todos los que aspiren a un cargo de elección popular comenzarán a mover sus fichas y, en ese sentido, será cada vez mayor la saturación en medios de comunicación y redes sociales de propaganda política.

 

  

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