Juego de Manos - El 10 de abril

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - El 10 de abril

Luego de un largo camino a través de distintas instancias federales, nos encontramos a una semana de la Consulta de Revocación de Mandato, un ejercicio descrito por algunas personas como democrático e innovador en materia de empoderamiento de la ciudadanía y; por otras, como un gasto público excesivo sin un beneficio claro. El zoom-out nos da una imagen en blanco y negro, las escalas de grises son una aparente minoría.

Ahora bien, con la experiencia previa de los mecanismos de participación ciudadana en el país, podemos anticipar algunos escenarios. Por ejemplo, con el conocimiento de que las elecciones intermedias tienen siempre una participación menor a la de las elecciones presidenciales, podemos esperar un número considerablemente menor para este proceso de votación.

De igual manera, más allá del carácter democrático de la Consulta de Revocación de Mandato (o de ratificación presidencial, de acuerdo con la perspectiva desde la que se vea) este instrumento interesa al partido en el poder puesto que sirve como simulacro de lo que pudiera ocurrir en los próximos procesos electorales, concretamente en el del 2024.

Podemos hacer, con cierta comodidad, un pronóstico del desenlace de la jornada del próximo domingo, comenzando con que el presidente López Obrador no se va a ir. El número de votantes será relativamente bajo y estará conformado en su mayoría por quienes opinan que el mandatario debe seguir en el puesto. Esto, más que tratarse de una victoria electoral, será una medición de la capacidad de mover masas que la 4T.

A pesar de la aparente victoria que se avecina y la posición privilegiada en la que se encuentra el ala presidencial de la política mexicana, no se debe perder de vista el poder de cambio que tiene el tiempo, así como su capacidad de generar de manera aparentemente espontánea proyectos políticos volátiles, mientras que puede llevar a personajes e instituciones aparentemente sólidas a una caída libre. Es importante tener control sobre uno mismo, para no ser víctima de las seducciones de nuestro propio ego. Quien canta victoria antes de tiempo se sega a sí mismo de los obstáculos que existen al frente. Este primer diagnóstico será la línea de arranque del proceso del 2024, pero los cambios podrán llegar hasta el día de las elecciones.

 

 

Sálvese quien pueda

 

El Salvador enfrenta momentos complicados en materia de seguridad. En los últimos días, las pandillas que predominan en la escena delictiva del país han cometido decenas de asesinato. Como contexto, a partir de la conducta agresiva con la que se conducen estas personas, desde 2015 son catalogados como terroristas. De vuelta en el presente, se han implementado una serie de medidas punitivas específicamente para estos grupos delincuenciales, dentro de las que destaca el incremento de las penas de prisión para pandilleros, colaboradores y financistas, operativos de detención y, quizá lo más alarmante, la declaratoria de Estado de Excepción durante 30 días, facultad constitucional para suspender la garantía de ciertos derechos humanos bajo el argumento de una emergencia.

En Twitter, el mandatario nacional se ha conducido en congruencia con los mensajes que caracterizan su actuar en esta red social, con mucha actividad, mensajes informales acompañados de réplicas y discusiones con otros usuarios. Hasta aquí, todo bien. Lo llamativo llegó en esta semana que concluye, cuando el presidente emitió un video en el que se muestra a pandilleros en prisión semidesnudos, humillados y castigados. El mandatario remató este audiovisual con el siguiente mensaje: “Paren de matar ya o ellos la van a pagar también”.

Aunque el estado de excepción permita un mayor margen de acción alrededor de los derechos humanos, utilizar métodos de amenaza similares a los que utilizan los grupos del crimen organizado es una jugada arriesgada, dado que la reacción de la criminalidad puede ser inesperada y desacreditar el rol del Estado como defensor de la ciudadanía. Violencia no se combate con violencia.

 

Por cierto

 

Este espacio, como cada año, está dedicado a mi amigo Adrián. Un chef repostero talentosísimo, cinéfilo entusiasta, alegre bailarín y cantante. Porque es a través de él y a su familia, que son espacio seguro e impulso, que he aprendido el valor de la perseguir nuestros sueños, y que el azul está presente los 354 días posteriores al dos de abril. Ello, se los agradezco a diario. Les abrazo con afecto a la distancia.

La historia de Adrián es una en la que la fortuna ha estado presente. Desde una edad temprana fue diagnosticado con Síndrome de Asperger, lo que llevó a su familia a adaptar sus enseñanzas de acuerdo a sus necesidades. Durante su crianza, las diferencias que presentaba frente a las niñas y niños neurotípicos no fueron escondidas, sino reconocidas como parte del valor de su personalidad. Su familia pasó de ser espacio de convivencia a refugio y guía. Hoy, a sus 23 años, él cuenta con su propia marca de repostería, en la que el funge como propietario y chef. El negocio prospera y me alegra decir que Adrián es un hombre feliz. Enhorabuena.

Lamentablemente, la fortuna de recibir un diagnóstico oportuno, una familia que apoya y un desarrollo optimo, no es la realidad del grosso de la población que presenta alguna discapacidad intelectual. Los prejuicios en torno a la salud mental siguen presentes en nuestra sociedad, lo que vuelve más sencillo el cerrar los ojos frente a un posible trastorno, que llevar a cabo las medidas necesarias para su atención y desarrollo óptimo.

Asimismo, a pesar de los mensajes de solidaridad y la aparente inclusión en medios de comunicación, mensajes políticos y productos culturales, los prejuicios siguen tan vivos como siempre en nuestro país. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017, 1 de cada 4 personas en el país consideran que quienes cuentan con alguna discapacidad son de poca ayuda en el trabajo. Por otro lado, este instrumento da a conocer que más de la mitad de las personas con discapacidad encuestadas (58%, para ser exactos), opina que sus derechos se respetan poco o nada. Ojo, que, aunque este grupo población podría mirarse como minoritario (al conformarse por el 4.9% de la población, según el último Censo de Población y Vivienda) no debemos ignorar que estamos hablando de más de 6 millones de personas que se incluyen en este sector.

La discapacidad no es determinante de la identidad de una persona. Hay que derribar los muros que levantamos frente a quienes, anteriormente, se nos enseñó que estaban definidos por tener “capacidades diferentes”. La realidad es mucho más amplia y el mundo está pintado de muchos colores

 

Que las diferencias no nos separen:

diegopachecowil@gmail.com