Caricatura Política - Gentío en el “Grito”

En opinión de Sergio Dorado

Caricatura Política - Gentío en el “Grito”

            No cabe duda que incluso ante las adversidades más severas del pueblo de México, como son las que también se viven en Morelos, la gente no pasa inadvertido el día 15 de septiembre. Esa fecha está grabada para siempre en la memoria de México, que ataviado de bandera, arriba con tiempo al zócalo de la comunidad municipal, estatal o federal para vitorear el “Grito” presidido por quien gobierna.

El folklore no falta en la vestimenta o el alimento, en la que predominan los colores que enmarcan al Águila y la Serpiente, y hay fiesta pirotécnica, elotes calientitos, tostadas de pata o tinga, tacos, pozole… y toda una rica abundancia en olores y sabores. Aunque ahora, para el infortunio alcohólico patriota, sólo con agüita de jamaica.

            México es un país de tradiciones inolvidables donde conviven dos épocas opuestas; por un lado, la voz popular de memoria ancestral, que es la que impera como mayoría en el país; y por el otro, la corbata y la alta empresa privada con tecnología de punta en un país que compite dentro de un mundo contemporáneo cada vez más voraz y ambicioso.

En Cuernavaca, Morelos, como estampa del marcado contraste, la tradicional Feria de Tlaltenango se instala sin falta cada septiembre en la avenida Emiliano Zapata, que es la calle principal de la ciudad de Cuernavaca, para venerar a una virgen local, lo que causa discrepancias de opinión en la sociedad guayabera.

            Hay, desde luego, los defensores de la historia antigua de México que no cejarán en su tradición religiosa, que defenderán a cañón y espada, y por usos y costumbres, su derecho a ubicarse frente a la iglesia de Tlaltenango para rezar, deambular y comprar pan o atole, o para curiosear hierbas curativas o milagrosas o platos o jarros de barro; mientras fuera del corazón de la feria, la ciudad se sume en un caos de tráfico fenomenal, donde la incivilidad, las mentadas de madre y lo cláxones de los vehículos se apoderan de una ciudad esquizofrénica fenomenal.

            Esto es justo lo que sucedió el domingo pasado en el zócalo de Cuernavaca respecto a la memoria ancestral, donde el recuerdo histórico del pueblo se convocó a sí mismo para acudir al zócalo a compartir, a las once de la noche en punto, el primer “Grito” de Cuauhtémoc Blanco Bravo, gobernador del estado de Morelos.

Algunos medios expresan que el gobernador logró convocar a miles de morelenses al zócalo de la ciudad, quienes fielmente siguieron las campanadas del Palacio de Gobierno de Morelos con un ¡Viva! emotivo tras cada héroe mencionado por Cuauhtémoc Blanco.

            Ojalá el gobernador no se deje llevar por el canto de las sirenas, porque no fue él quien logró convocar a tanta gente, como algunos medios lo afirman, sino la memoria popular histórica que, en esta fecha, reacciona igual con gobiernos priistas, panistas, o lo que usted guste, por más molesta que esté por la ineficacia de sus gobernantes.

Para confirmar el hecho, sólo vea usted algún video de gobiernos anteriores donde se advierte que por más inconformidad que haya en un momento histórico, la gente sale el 15 de septiembre a vitorear a sus héroes que le dieron la independencia de España, después de tres siglos de arbitrariedades. En realidad, los habitantes de Morelos no se sienten satisfechos con el gobierno, pero aun así, el patriotismo los sacó voluntariamente a la calle.

            El estado de Morelos debe abandonar ya su minoría de edad si lo que busca es empatía popular, con la que no ha gobernado el estado durante el primer año. Tiempo es de asumir ya la independencia política local, para así dar el salto a una mayoría de edad necesaria para gobernar un estado tan complejo como lo es la tierra de mi general Emiliano Zapata.

Para ello, lo primero es interpretar lo más objetivamente posible lo que sucede en Morelos y dejar a un lado la labia ramplona y hueca del jefe de la Oficina, infectado grave de invidencia e ignorancia local.

            Confiamos, sin embargo, en que Cuauhtémoc Blanco se dé franca cuenta de que su equipo de trabajo, salvo algunas exclusiones, sirve para dos cosas, porque la sociedad morelense, como sea, no está satisfecha del gobierno. Luego entonces, la gente no fue atraída por elimán del gobernador en turno, que no se engañe; hasta ahora Cuauhtémoc sigue en nado mortal inercial sin siquiera darse cuenta de la pobreza de su desempeño.

La gente fue al zócalo de Cuernavaca porque México tiene una memoria histórica indeleble; lo cual, desde luego, no obsta para que en el futuro, esta misma gente le eche en cara a Cuauhtémoc Blanco su ceguera e ineficacia con abucheo.

            A ver…