Inclusión Educativa en la UAEM - La condición bilingüe de la Lengua Escrita (V): UAEM

En opinión de Eliseo Guajardo

Inclusión Educativa en la UAEM - La condición bilingüe de la Lengua Escrita (V): UAEM

La articulación natural de las palabras son las sílabas, en las que se puede descomponer oralmente una palabra. Y lo logran hacer los niños pequeños. Por ello, cuando los niños de 4, 5 y 6 años que escriben al dictado palabras, en los estudios psicogenéticos, y que pasan de hacer corresponder la emisión sonora de la palabra de las fronteras gráficas, a la de iniciar la correspondencia de partes orales con partes escritas, dichas partes pueden ser fácilmente una sílaba con una grafía. Sobrándoles grafías y realizando ajustes para hacer corresponder la parte oral con la escrita. Hasta que logran estabilizar un sistema silábico estricto de escritura. 

Utilizando tetrasílabas o trisílabas, la cuestión se acomoda muy bien. El conflicto viene con las palabras bisílabas o monosílabas. Porque escribir palabras con dos grafías, está en el límite de lo aceptado como palabra. Lo cómodo para los niños silábicos son tres grafías. Y con dos, aceptan la escritura forzadamente. Con una, para el caso de los monosílabos, ya es inaceptable para todos los niños. 

Este conflicto  lo comienzan a resolver mediante un análisis de articulación que va más allá de la sílaba. Para CASA, lo hacen como ca-s-a y escriben con tres grafías; para CAMA, ca-m-a. Y así sucesivamente. 

La separación consonante y vocal, resuelve el conflicto. Y pasan a escribir de forma silábico-alfabético. La escritura lleva al niño al descubrimiento del fonema. Para confirmar este hallazgo, Emilia Ferreiro y Sofía Vernon (de la UAQ), hace tiempo trabajaron con niños preescolares para identificar si era el factor oral o el escrito lo que llevaba a estos niños a la conciencia fonológica. 

Le presentaban al niño tarjetas con palabras escritas y tarjetas con dibujos de animales. En las de palabras escritas, le decían la palabra y el significado, y que con su dedo indicara cómo es que decía en cada parte. Ninguno de los sujetos era alfabético, eran silábicos o silábico-alfabéticos. Y en las tarjetas con dibujos acordaban el nombre de los animales, y le ponían un ejemplo: CAMELLO. Y partían en sílabas CA-ME-LLO y en partes más difíciles (alfabéticamente) C-A-M-E-LL-O. Y no le decían en partes más chiquitas, sino en más difícil. Registraban en cuál condición se obtenían más respuestas fonemáticas. Los niños lograban mayores recortes alfabéticas en las tarjetas escritas que en las de oralización nombres en las tarjetas de dibujos. ¿Se da primero la conciencia fonológica en la oralidad, en la escritura, o de forma paralela sin privilegiar una de otra? Todo indica en estas investigaciones que precede el análisis alfabético en la escritura de palabra. Existen ejercicios orales para fonetizar la articulación fonemática, pero todo parece indicar que estos ejercicios sólo sirven en los niños que, o ya son alfabéticos o están a punto de serlo, no antes. La fonetización en sí no los convierte en alfabéticos. La escritura puede servir como un modelo de análisis del habla (Olson, citado por E. Ferreiro). 

Ferreiro, con Celia Zamudio, hicieron un breve dictado en pequeño grupo con niños de 1º, pasado la mitad del ciclo escolar: una cuatrisílaba; tres trisílabas; dos bisílabas; y una, monosílaba. Eran niños alfabéticos con palabras de sílabas directas, tipo casa (Consonante-vocal: CA). Pero no eran alfabéticos con las sílaba inversa y compleja AC-CVC (ar-bol); trabada y directa, brazo (CCV-CV). Los niños se inician como alfabéticos, siendo silábico-alfabéticos, con las sílabas directas, primero. Luego, con el resto de las palabras con otros tipos de sílabas. Ya muy pasados los 6 años, más bien de 2º en adelante. 

Los niños de esta investigación, en palabras como FIRMA, escribían FIRIMA, como una estrategia de aproximación. La palabra CVC-CA (FIRMA), la transformaban a: CV-CV-CV (FIRIMA). El error, era de tipo gráfico y no oral. Ya que vienen de un dominio de palabras escritas de sílabas directas (CV) y la visualización gráfica de CV, los hace reiterar este tipo de sílabas al escribir. Lo que hace pensar, en estos últimos hallazgos, que la conciencia fonológica se gesta en el análisis intrasilábico de lo escrito y no de lo oral. 

La combinatoria de las grafías está a la base de la conciencia fonológica, siendo así esta combinatoria en el español la base común para los hablantes y los Sordos. Porque el español es un conocimiento que no se adquiere mediante habilidades sensoriales o motrices, sino a través de estrategias de adquisición y construcción metalingüística. Lo que nos hace estar optimistas con el acceso al español escrito en los Sordos. Quizás, los Sordos no pasen por el nivel silábico estricto, dado que no cuentan con el habla para la fonetización silábica de referencia. Quizás, pasen de la correspondencia de fronteras gráficas directamente al análisis de intrafonemas gráficos de la escritura de palabra. Pero habrá de comprobarlo en nuevas investigaciones psicogenéticas.  
Fin